Más de seis décadas de un plan siniestro
Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
El 17 de marzo de 1960, el presidente de Estados Unidos, aprobó un vasto Programa de Acción Encubierta contra Cuba. El documento se dividía en cuatro partes: La creación de una responsable y unificada oposición fuera de la Isla; el desarrollo de medios de comunicación masiva para el pueblo cubano, como parte de una fuerte ofensiva propagandística; la creación y desarrollo de una organización secreta de inteligencia y acción que sería sensible a las órdenes e instrucciones de la oposición en el exterior y el desarrollo de una fuerza paramilitar fuera de Cuba para una futura acción guerrillera, esta propuesta devino en la derrotada fuerza invasora.
El objetivo más importante de todos, no aparecía en el texto público, se refería a la eliminación física de los principales dirigentes de la Revolución cubana, en particular de su líder histórico Fidel Castro Ruz. Ya el 9 de marzo de 1960, el coronel J. C. King, había propuesto en una reunión del Grupo WH-4 de la CIA, eliminar de una sola vez a los nominados por esa agencia como los dirigentes más destacados de la joven Revolución: Fidel, Raúl y el Che Guevara.
A partir de entonces el Director de la CIA Allen W. Dulles, comenzó a organizar la subversión en todas sus variantes, con prioridad el frente económico y el ideológico a la vez Le decisión tomada era derrocar a la Revolución y para ella se utilizaron todos los medios y métodos empleados por las agencias encargadas de hacer cumplir las decisiones ejecutivas, así ha sucedido por más de seis décadas.
El Plan de Influencia Subversiva y Reclutamiento en sectores priorizados de la sociedad cubana, elaborado en abril de 1959 por la Embajada norteamericana en La Habana y la estación CIA que allí funcionaba, establecía entre otros aspectos: Los funcionarios en La Habana, con la finalidad de influir, deberían tratar de colocar literatura y libros sobre el comunismo en las manos de los funcionarios claves de los ministerios, quienes de otra forma pudieran estar preocupados solo superficialmente con la amenaza comunista y extender los esfuerzos de la sede en las provincias del país mediante el establecimiento de un salón de lectura en Santa Clara y mejorando los locales de lectura en Santiago de Cuba. En ambos casos, trabajar para el establecimiento de centros de ese tipo en cada ciudad.
Entre los aspectos más peligrosos que contenía el mencionada Programa de Acción Encubierta contra Cuba de marzo de 1960 se destaca: Para que la oposición pueda ser escuchada y la base del apoyo popular a Fidel Castro debilitada, es necesario desarrollar los medios de información hacia el pueblo cubano, con el fin de iniciar una poderosa ofensiva propagandística en nombre de la oposición declarada (…) como voz principal de la oposición, se propone establecer una estación de radio que sería ubicada en la isla Swan.
Después, de las 32 tareas de la fracasada Operación Mangosta, había cuatro dedicadas a la llamada guerra psicológica, es decir erosionar las bases que sostienen a la Revolución. Mangosta fue la operación terrorista internacional más importante llevada a cabo, a cargo de la administración de John F. Kennedy.
El 30 de noviembre de 1961 por orden presidencial se creaba dentro del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el Grupo Especial Ampliado (SAG), bajo las órdenes del Fiscal General entonces Robert Kennedy, que debería en lo adelante dirigir la guerra subversiva. De tal manera, el presidente delegaba en su hermano lo que consideraba una de las tareas más importantes de su administración, jerarquizando la encomienda por primera vez en la historia de las relaciones, a prioridad nacional en materia de política de seguridad.
Según los documentos desclasificados, la operación debía traer como consecuencia la sublevación del pueblo cubano (…) la sublevación necesita de un movimiento de acción fuertemente motivado desde el punto de vista político en Cuba para que así se genere la rebelión, se oriente hacia el logro del objetivo y se saque provecho en el momento preciso. Las acciones políticas estarán asistidas por la guerra económica, con el objetivo de provocar que el régimen comunista fracase en la tarea de satisfacer las necesidades económicas de Cuba, serán también apoyadas por operaciones psicológicas, que harán que el resentimiento de las personas sea cada día mayor y estarán socorridas por los grupos militares que se encargarán de darle al movimiento popular un arma de acción para el sabotaje y la resistencia armada en apoyo a los objetivos políticos.
El documento incluía un calendario de actividades que comenzaba en el mes de marzo y concluía en octubre de 1962. Mangosta fue la operación terrorista que pretendió poner en marcha el programa de guerra encubierta más amplio que hasta ese momento había emprendido Estados Unidos, para derrocar a un gobierno extranjero. Fue una acción de toda la administración, en la que la CIA y otros organismos de inteligencia y agencias gubernamentales coordinaron las acciones para el logro de los objetivos propuestos.
El experimentado general Edward Geary Lansdale, quien fungió como Jefe del Estado Mayor de Mangosta expresó en uno de los documentos confidenciales elaborados en aquel entonces, la intención del derrocamiento de la Revolución cubana, como evidencia de que el asunto cubano estaba desde sus inicios en la agenda de política exterior de Estados Unidos.
En 1961 se crea la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que fue parte de una guerra a muerte contra lo que llamaban el peligro comunista. Con sus planes de ayuda para el desarrollo, en realidad camuflaban una guerra cultural y un proceso de penetración ideológica en la región.
No existe una política especial dirigida a promover la Subversión Política Ideológica, SPI contra Cuba. El país es objetivo de las operaciones encubiertas y abiertas de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos, especialmente la CIA, desde el mismo triunfo de la Revolución.
Las operaciones encubiertas constituyen una actividad inherente a las misiones de la CIA, se diseñan especialistas en economía, política, actividades paramilitares, sabotajes, por separado y con posterioridad son ejecutadas por las estructuras geográficas involucrando oficiales de caso, oficiales de fachada profunda, su agentes y colaboradores. Para esto se utilizan los medios y métodos así como las facilidades técnicas y logísticas.
El gobierno de Estados Unidos, que toma decisiones y diseña políticas de Estado, establece que hay que derrocar a la Revolución y para eso por un lado el Departamento de Estado y sus agencias diseñan y ejecutan medidas diplomáticas que entiende conveniente y por el otro la CIA organiza sus acciones encubiertas incluyendo la actividad de espionaje. Los militares también desarrollan sus acciones de acuerdo a su especialidad y el resto de las agencias de la comunidad de inteligencia todas cumplen su rol.
En este fracasado esfuerzo desestabilizador los contribuyentes estadounidenses han perdido cientos de miles de millones de sus impuestos, que podrían haber resuelto ingentes problemas internos que los afectan en temas de salud, educación, bienestar social, trabajo y seguridad ciudadana. El carácter rapaz de las sucesivas administraciones que han intentado en vano alcanzar su objetivo, ha impedido construir una relación armónica, que nunca será normal.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.