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¿Cuba existe?

Por Pedro Monzón*

La respuesta a esta pregunta, que debería ser obvia, tiene un carácter relativo. Me refiero a las diferencias que medios de comunicación fundamentales  y ciertas redes sociales establecen entre las “realidades” virtuales y las objetivas. Según el comportamiento de buena parte de estos medios, Cuba, a veces existe; otras veces, no. 

Todo depende de la filiación de la fuente. Para los medios que siguen  guiones habitualmente generados en EEUU, país que utiliza infinidad de recursos para tratar de justificar el bloqueo comercial, económico y financiero ejercido contra nuestro país por más de 60 años, Cuba existe sólo en cuanto es un ejemplo de todo lo malo, de la ausencia de democracia y de derechos humanos. La oposición sostenida de la inmensa mayoría del mundo a semejante atropello convierte estas justificaciones en argumentos que EEUU considera imprescindibles para intentar revertir el rechazo.

Por ello llueven “fake news”,  construidas sin ningún recato, que se repiten al infinito y acusan a Cuba de reprimir al pueblo y limitar su derecho a la libre expresión. Sobre estas falsas bases se ha llegado a proferir amenazas de invasión y se aplican, de manera creciente, medidas asfixiantes,  que  incrementan las aplicadas durante el mandato de Trump para profundizar el bloqueo. Sin embargo, ataques como este están completamente ausentes cuando se trata de gobiernos aliados, donde ciertamente se cometen  múltiples injusticias. La parcialidad es deliberada.

Para proyectar esa imagen tétrica, Cuba sí existe. Sin embargo, no sucede lo mismo cuando el objetivo es reflejar reconocidos méritos en muchos terrenos. En estos casos, Cuba no existe.

No es noticia el hecho de que Cuba tiene uno de los más altos niveles de educación del planeta; ni que todos los niños asisten diariamente a la escuela, incluyendo a los discapacitados. Tampoco es noticia que en Cuba los servicios médicos son gratuitos y se extienden al mundo solidariamente; no hay moradores de rua, las drogas no son un problema, es un país muy estable y seguro, y toda discriminación legal y estructural terminó con la Revolución en 1959. Aunque hay dificultades para obtener la comida debido, fundamentalmente, al bloqueo, nadie deja de comer y ni un solo cubano muere de hambre. Según la  UNICEF en Cuba no hay desnutrición infantil!.

El desarrollo científico del país es muy alto. Se han producido cientos de medicamentos, muchos únicos y, en este momento, aplicamos tres vacunas cubanas contra la COVID 19 (las primeras en América Latina) a casi toda la población, lo que ha asegurado  el control de la pandemia. Cuba fue el primer país en inocular sus vacunas a niños entre 2 y 18 años. Todo esto ha permitido reanudar muchas actividades nacionales, incluidas las clases presenciales, suspendidas por la pandemia, y que Cuba se abra al turismo. Estas son muestras de derechos  humanos tangibles, pero para los grandes medios esa Cuba, asombrosamente, no existe.

Por suerte,  muchos países y pueblos del mundo sí reconocen a  esta Cuba y la disfrutan como visitantes y turistas. Y, lo más importante: la inmensa mayoría del pueblo la respalda manifiestamente.

* Embajador de Cuba en Sao Paulo.

Tomado de Folha de S.Paulo / Foto de portada: Xinhua / Joaquín Hernández.

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