Internacionales

En Miami sigue el cucarachero y la violencia en espiral

Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

La ciudad de Miami, la llamada capital de la emigración cubana en los últimos tiempos, sigue con un nivel de violencia que asusta. Este indicador no es el único, la presencia recurrente y permanente de roedores, cucarachas, insectos de todo tipo en particular las moscas, pululan en restaurantes, hoteles, centros comerciales e instituciones públicas y privadas, en los barrios marginales esta situación se agrava.

El Alcalde, los Comisionados y sus acólitos están más entretenidos en hacer dinero rápido como con el multimillonario negocio de la bitcoin manía, que alucina en los últimos meses.

En los últimos días de febrero pasado, la policía del Condado Miami-Dade investigaba  un robo que terminó en una balacera que ocasionó un hombre herido de bala en una farmacia de Miami. El ilícito tuvo lugar en la tienda, ubicada cerca de la calle 118 y Biscayne Boulevard, donde un hombre, sin mediar palabra, con una pistola, se  acercó a una persona que salía de la tienda, le disparó dos veces y le robó sus efectos personales. Mientras la víctima está hospitalizada en condición estable, el criminal sigue prófugo.

Otros temas agobiantes son el aumento de los alquileres, los eternos embotellamientos de los viales y la variedad de delitos que se cometen, desde el mencionado caso del atraco a mano armada, pasando por el tráfico ilegal  de especies exóticas como las  tortugas y las serpientes venenosas y conocer de hechos insólitos como la absolución de un hombre que mató a otro por una discusión por rositas de maíz en un cine. También hechos lamentables como la muerte de un niño de cuatro años, ahogado en un canal de la ciudad, mientras la pandemia sigue haciendo estragos y provocando la muerte de los miamenses.

La presencia de cucarachas en Miami, es como una enfermedad crónica, que hay que convivir con ella, cuando no se ven búscalas porque ahí están. En enero de 2022, el Nuevo Herald, comentaba el resultado de las inspecciones más recientes a instalaciones donde la población frecuenta en busca de alimentos, placer, esparcimiento e inversión del tiempo libre, tan escaso en Miami.

Se supone que sus enormes recursos disponibles garanticen estándares mínimos de salud e higiene para todos, para ello los contribuyentes erogan sus impuestos, sin embargo la triste realidad es otra en una ciudad que se precia inmerecidamente de ser vitrina del país.

El razonamiento empleado por el espacio socializador del periódico es loable: “No incluimos todas las infracciones, solo las que más se mueven. Algunas infracciones se corrigen después de que el inspector las señala. Pero, hay que preguntarse, ¿por qué existen las infracciones en primer lugar? ¿Y cuánto tiempo habrían permanecido si no fuera por la inspección? Y, para rematar sentencia: “Informamos sin pasión ni prejuicios, pero con una pizca de humor”. Aunque la ingeniosidad de la crítica no mitiga el malestar ni el asco que genera el solo poder pensar que se ha podido estar expuesto a tales mugres.

Para no dar crédito al restaurante inspeccionado solo daremos el resultado. En un restaurante afamado de la ciudad de Hialeah, en una inspección de rutina de las que no se profundiza, se detectaron nueve infracciones, tres de alta prioridad. Una cucaracha se arrastraba por el piso del comedor, otra paseaba por el local mientras otras tres colgaban debajo del fregadero de la cocina, donde uno de los empleados pasó directamente a lavar los platos y desinfectarlos pero sin enjuagarlos. También uno de los cocineros rompió las cáscaras de huevo y luego tocó utensilios limpios, lo cual en el hogar pudiera ser pasable, pero en restaurantes puede ser peligro y hasta mortal.

En otro establecimiento de Lauderdale Lakes, en un procedimiento similar se identificaron nueve infracciones, seis de alta prioridad. El local es reincidente, en agosto de 2021, había exhibido cucarachas muertas y salchichas para desayunar en mal estado. En un gesto muy profesional un empleado soplo previamente los guantes antes de manipular los alimentos, mientras el chef atento a la infracción, colocó con las manos desnudas una porción de queso en una caja para llevar. A las cucarachas no les importó, incluida una en un recipiente de especias, ni a las seis muertas. Tampoco tenían agua caliente.

En un tercer inmueble en Boyton Beach, un recorrido habitual detectó 12 infracciones, siete de alta prioridad. Aquí, ocho cucarachas vivas, tres de las cuales acechaban dos cubos de plátanos sin pelar y dos estaban en tapas sin limpiar en un estante de la cocina. Al parecer, el frío afectó a algunas cucarachas, ya que más de 20 de ellas estaban muertas debajo el aire acondicionado, junto a un congelador vertical, y otras 20 o más bajo la línea de refrigeración de la cocina.

Un apetitoso estofado de cerdo cocinado cinco horas antes de ser servido, se colocó en recipientes profundos y se apiló uno encima de otro. Así es exactamente como no se logra enfriar los alimentos cocinados a una temperatura de almacenamiento segura. Para redondear, afirma el diario,  no había forma de secarse las manos, ni toallas de papel ni nada, en el lavamanos de la cocina. Al día siguiente, todavía once cucarachas vivas corrían por el restaurante, cuatro de ellas en las juntas del congelador y dos en el suelo de un pasillo.

En Pembroke Pines, una inspección arrojó, cinco infracciones, una de alta prioridad. Al inspector lo recibieron 10 moscas revoloteando por la oficina,  cuatro moscas se posaron en las cebollas rojas de la estación de preparación, cerca de la máquina de hielo, una mosca fue vista volando sobre la salsa marinara. Se contaron 25 moscas en otros lugares, 20 de ellas jugando en las cajas del almacén de productos secos.

El gerente de turno enojado dijo que no tenían ningún procedimiento escrito para dedicar tiempo a la seguridad de los alimentos, cuando se le preguntó el origen de trapos sucios debajo y encima de la tabla de cortar,  ambos lugares imperdonables.

En un concurrido local especializado en mariscos en Boca Ratón, quejas de visitantes motivaron una inspección que mostró 15 infracciones, tres de alta prioridad y una sugerencia: no pedir bebidas sin hielo si no puede ver dónde lo almacenan. En el caso denunciado, en la máquina de hielo picado había una cucaracha muerta, además en la máquina de hielo picado y en la de cubitos, se detectó una acumulación de una sustancia sustancia negra/verde parecida al moho en su interior. No pregunte más.

Además de la cucaracha en el hielo, otras 10 de sus compañeras estaban muertas en un mueble de cocina debajo del fregadero para lavarse las manos. En cuanto a las moscas, las 20 que había en los estantes de cristal sucios de la zona de lavado de platos, las cinco que había en las servilletas de tela que envolvían las jarras y las cinco que había en la pared del puesto de pan fueron superadas por las cinco que había en el interior de una bolsa de pan. El agua del lavamanos de los empleados no estaba lo suficientemente caliente.

Si el siguiente relato hubiese sido tomado de un sitio en un país con precarios niveles de desarrollo económico y social  no se podría justificar, pero que haya sido extraído de una urbe frecuentada por millones de turistas, que añoran una vez en su vida visitarla, como un musulmán a la Meca, raya con un pasaje a lo desconocido o de un programa de créalo o no lo crea. Es una repulsión monumental, se originó en Fort Lauderdale, en una inspección de rutina, con 14 infracciones, cuatro de alta prioridad.

Cada semana el diario, fuente de esta redacción, elije “Qué es peor” y en el escrutinio varios casos concurren con sus realidades, entonces se debate. ¿Seis cucarachas vivas, empeorado por tres cucarachas en una olla almacenada debajo la mesa de preparación de la cocina? ¿O 12 excrementos de roedores, empeorado por cinco dentro de una vieja olla en la cocina?

El caso que nos ocupa exhibía: “En el interior del horno/microondas tiene acumulación de sustancia negra/grasa/restos de comida”. Los utensilios de cocina limpios estaban guardados en un recipiente sucio. La luz de un baño de clientes no funcionaba, pero el inspector pudo ver que el baño no estaba limpio era oscuro y sucio.

Para finalizar dos casos, uno en Hollywood y otro en Pompano Beach, en el primero había todo tipo de problemas alrededor de la amasadora y detrás nueve excrementos de roedores. Otros 10 estaban en el estante inferior de la mesa de preparación junto a la amasadora, donde había cubos de harina, azúcar, leche y caramelo. Las partes exteriores de la amasadora estaban “sucias con restos de comida”. Lo mismo ocurría con el estante situado bajo la mesa de preparación.

En el otro, entre 25 y 30 cucarachas vivas festejaban en la pared y el revestimiento suelto de otra pared a la izquierda de la máquina de hielo de la cocina. Una cucaracha viva colgaba en los contenedores de almacenamiento en seco en un pequeño congelador de la cocina. El inspector contó 12 cucarachas muertas.

Estas son verdades, que no figuran en la ciudad de Miami, que publicitan las redes sociales.

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: Local10 News.

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