Sentir Bolivariano: Hacia la V República (2da Parte)
Por Adán Chávez Frías.
I
En momentos en los que acabamos de conmemorar 28 años de la salida del Comandante Hugo Chávez de la Cárcel de la Dignidad, damos continuidad al esfuerzo que a lo largo de los últimos años hemos venido realizando por sistematizar la génesis de nuestra construcción socialista; un ejercicio que nos situó durante la última entrega de este seriado en el proceso electoral presidencial del año 1998, al cual concurrimos con un movimiento cívico-militar que ya disponía de un profundo arraigo popular y, al mismo tiempo, con un liderazgo -el del Comandante Eterno- que gozaba de gran aceptación entre las venezolanas y los venezolanos, según lo revelaba un estudio de opinión realizado por las fuerzas revolucionarias.
Teniendo en cuenta dichas fortalezas, y habiéndosele dado vida al Movimiento Quinta República (MVR), iniciamos una intensa precampaña, pensada y diseñada en detalle por el propio líder histórico de la Revolución Bolivariana. Nunca olvidaré la insistencia de Hugo en hacerlo todo siguiendo aquella máxima del emperador romano Marco Aurelio: “El secreto de toda victoria está en la organización de lo imposible”.
Una de las líneas fundamentales del plan propuesto, estaba orientada a procurar una amplia política de alianzas, lo cual resultaba necesario según insistía el Comandante Chávez para, además de construir un nuevo bloque histórico, evitar cualquier intento de desconocer unos resultados electorales que se preveía le favorecerían. Por aquellos años, debatíamos que para lograr dicho propósito resultaba clave obtener un contundente triunfo en los comicios y alcanzar un importante respaldo tanto en la calle como en los cuarteles, lo que solo era posible sumando voluntades, mostrando amplitud y dejando de lado cualquier conducta sectaria; sin que ello implicara renunciar a los principios.
II
Aquel llamado realizado a las fuerzas populares y progresistas por el Comandante Eterno comenzó a tener sus frutos, sumándose a la propuesta bolivariana algunos partidos de izquierda. El primero en hacerlo fue el Partido Comunista de Venezuela (PCV); organización que anunció renunciaba al apoyo que le daba al gobierno del entonces Presidente Rafael Caldera y que respaldaría la candidatura del líder revolucionario. Luego lo hicieron el Movimiento al Socialismo (MAS), la Causa R y el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP).
Hugo comenzó a hablar de la Alianza Patriótica, como espacio estratégico de articulación de las fuerzas políticas que respaldaban el proyecto bolivariano; aunque luego nos dimos cuenta que la mayoría de los dirigentes de dichos partidos estaban pensando más en lo táctico: acceder a cargos en el gobierno, ocupar “espacios”, obtener cuotas de poder.
En septiembre de 1997, inscribimos al MVR como la estructura jurídico-política que nos permitía participar en las elecciones presidenciales convocadas para el año siguiente; desarrollándose a partir de ese momento con mayor fuerza que antes, una verdadera batalla campal entre las fuerzas de la Patria y la antipatria: la oligarquía venezolana intentando desprestigiar al candidato del Pueblo y nosotras y nosotros, con Chávez a la cabeza, “nadando y buscando en el río del Pueblo”, como lo expresa el entrañable compañero Germán Sánchez Otero en el primer tomo de la biografía del Comandante Eterno que viene realizando desde hace unos años, titulado Hugo Chávez y la Resurrección de un Pueblo.
El mensaje del líder bolivariano caló en lo más profundo de nuestra gente, urgida de cambios profundos. Es así como ya para mayo de 1998, la mayoría de las encuestas más serias aplicadas en el país daban a Hugo como el candidato con mayor aceptación, con 28%; un indicador que fue incrementándose mes tras mes, en cada uno de los estudios de opinión realizados.
III
Ante un panorama como el antes referido, los representantes del sistema político imperante encendieron sus alarmas, arreciando la campaña sucia que contra el Comandante Chávez venían desarrollando, a través de todos los medios posibles. Sin embargo, y a pesar de ello, ya nada ni nadie podría detener el Huracán Bolivariano.
El líder histórico de la Revolución Bolivariana recorrió el país varias veces durante la campaña, enarbolando la bandera de la constituyente, como principal instrumento y pilar fundamental para la construcción de la nueva República; al tiempo que, denunciaba el estado de descomposición moral en que se encontraba Venezuela y transmitía al Pueblo la esperanza de que tal situación sería revertida, emprendiéndose las grandes transformaciones que la nación requería, a través de la Agenda Alternativa Bolivariana.
A la par de ello, se profundiza en la organización del MVR como una maquinaria electoral poderosa, con un sólido anclaje en las bases populares; y se continúa trabajando en la unidad de los partidos progresistas, a través de la Alianza Patriótica.
Al referirse a la concepción e importancia de la constituyente, el Comandante Chávez insistía en que se trataba de un proceso real, que encarnaba el poder del Pueblo frente a lo ya constituido, que era algo permanente e interminable y que, para el momento que estábamos viviendo, había que desarrollarlo en cinco fases.
La primera de estas fases, representaba según expresara el Comandante Eterno “la potencia dormida del Pueblo (que) comienza a transformarse en poder con la explosión del 27 de febrero de 1989”, detonante de las rebeliones militares del 4F y el 27N de 1992. Ese poder anda por ahí suelto, acostumbraba a decir Hugo, insistiendo en que había que encauzarlo hacia una segunda fase, propósito que animaba la participación en el proceso electoral de 1998, en tanto ella se iniciaría cuando ganáramos la Presidencia de la República.
La tercera fase en la que Chávez prefiguraba el desarrollo del proceso constituyente, estaría -siguiendo el mandato popular- bajo su responsabilidad e iniciaría, como él mismo lo explicaba, una vez que asumiera la Presidencia. En ese momento, firmaría -tal y como de hecho ocurrió- un decreto convocando a referendo, a fin de que las venezolanas y los venezolanos decidiesen si querían o no una Asamblea Constituyente, la cual sería electa con la misión fundamental de redactar, con la participación de la gente, una nueva Constitución que nos permitiría sentar las bases de la V República. Obteniéndose los resultados esperados en el referendo, la cuarta fase iniciaría con la elección de las mujeres y los hombres que integrarían la Asamblea Nacional Constituyente (ANC); y culminaría con la aprobación del texto constitucional antes mencionado.
Finalmente, la quinta fase es planteada por nuestro Comandante Eterno como “…la más larga y compleja,…la construcción de nuestro proyecto de país, la edificación de la Patria nueva, hacia la V República…El poderío del Pueblo es el que garantiza su avance…Ese poder organizado es interminable…”.
Esta visión está plasmada en el programa de gobierno presentado por el líder bolivariano entre los meses de septiembre y octubre de 1998 en diferentes escenarios del país, bajo el nombre La Propuesta de Hugo Chávez para Transformar a Venezuela; siendo una de sus intervenciones que más impacto mediático generó, la realizada en el hotel Caracas Hilton, ante empresarias y empresarios nacionales e internacionales, intelectuales y representantes del cuerpo diplomático acreditado en la nación.
Se trata de un documento de cerca de 50 páginas, en cuya presentación el líder histórico de la Revolución Bolivariana escribió: “Así como en el orden mundial comenzó hace ya varios lustros una verdadera mutación histórica, también en Venezuela estamos ahora mismo viviendo -y de qué manera- un auténtico proceso de transición…Esto significa que el paso de la situación actual a otra, es inevitable…El desarrollo de los acontecimientos ha sobrepasado un horizonte de no retorno…”.
Sin duda, el Comandante Eterno exponía un auténtico Proyecto Nacional, construido “…sobre la base del más amplio consenso posible…”, y formulado para un proceso de transición que tendrá en cuenta en lo adelante “los cinco polos para una nueva República”: el político, el social, el económico, el territorial y el internacional.
Tomado de Embajada de Venezuela en Cuba.