La verdad universal junto al Código de las familias cubanas
Por Wilkie Delgado Correa.
“La familia unida por la semejanza de las almas es más sólida, y me es más querida que la familia unida por las comunidades de la sangre”.
José Martí
Desde hace tiempo la población cubana ha estado interesada, atenta y en continuo análisis y debate de los propósitos y contenidos del nuevo código de las familias que como proyecto es un mandato de la Constitución de la República de Cuba y que estableció, además, el instrumento excepcional del referendo para otorgar la aprobación definitiva mediante el voto popular, cuya fecha fue determinada por la Asamblea Nacional para el 25 de septiembre de 2022.
Algunos pueden creer que el aspecto de las familias en Cuba, como en cualquier país del mundo, es un asunto coyuntural del momento y algo que introduce determinados cambios que son objetables desde el punto de vista tradicional o del código anterior vigente. Es una manera errónea de pensar y concebir que la familia como ente social se ha mantenido estática desde el surgimiento de los seres humanos, ¿cuántos miles de año hace?, y como si no hubiera estado signada por los cambios sociales que en las etapas cruciales de la humanidad han establecido nuevas estructuras y han originado nuevas ideas, leyes, códigos, constituciones y, en definitiva, el surgimiento de las organizaciones modernas de los estados y de las organizaciones mundiales como las Naciones Unidas, generadoras a la vez de principios, obligaciones, declaraciones, pactos de derechos diversos y carta regionales y universales. Solo teniendo en cuenta lo anterior, se puede entender que las familias son agrupaciones fundamentales de todas las sociedades, y como estas requieren transformarse y jugar un papel esencial según el desarrollo político, cultural, económico, social, legal, sociológico, psicológico, y otras variadas realidades.
Como siempre y como en todas la épocas existen fuerzas políticas y sociales retrógradas que por determinadas conveniencias de status y creencias y otros múltiples factores, que arremeten contra todo cambio, sea este u otro cualquier asunto. Son los reaccionarios que están presentes desde que el mundo existe y desde que el hombre surgió producto de la evolución de las especies. Todavía existen algunos que creen que es una verdad incontrovertible para los seres humanos, que su historia comenzó hace 2022 años, o sea, a partir del año 1 de nuestra llamada era.
Hoy y en el cercano ayer se ha dirigido toda la metralla respecto a las familias para aseverar la mentira de que solamente hay un modelo de familia. Pero en contra del mensaje reaccionario las familias no sólo están lejos de ser inmutables, sino que, como el resto de los fenómenos sociales, incluida la moral humana, evoluciona con el propio cambio de la sociedad y sus fuerzas sociales humanas. . Pero en contra de lo que los reaccionarios predican (y nunca mejor dicho), la familia no sólo está lejos de ser inmutable, sino que, como el resto de los fenómenos sociales, incluida la moral humana, evoluciona con el propio cambio de la sociedad, sea en Cuba o en cualquier país.
Por ejemplo; Federico Engels, estimulado por el libro escrito en 1880-81, titulado La sociedad primitiva de Lewis H. Morgan, un investigador norteamericano progresista, profundizó ampliamente sobre este asunto en su libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Comose afirma por los editores, este libro constituye un análisis científico de las etapas tempranas del desarrollo social de la humanidad, desde las comunidades primitivas a la formación de la sociedad de clases basada en la propiedad privada de los medios de producción. En él se exponen además, las características generales de la sociedad de clases desvelando a su vez las particularidades de la evolución de la familia en las diferentes formaciones socioeconómicas. Asimismo, también pone al desnudo el origen y la naturaleza clasista del Estado.
Aún los religiosos más apegados a sus creencias de la creación del hombre, o sea, de los seres humanos, debían pensar y tener en cuenta lo que se afirma en la Biblia: “En el último día de la creación, Dios dijo, “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis1:26). Y así, de esta manera Él terminó Su trabajo con un “toque personal”. Dios formó al hombre del polvo y le dio vida de Su mismo aliento (Génesis 2:7). De acuerdo a esto, el hombre es el único, entre toda la creación de Dios, que tiene una parte material (cuerpo) y una inmaterial (alma / espíritu). Así actuó el Todopoderoso para formar al primer hombre y sus descendientes. Ahora saque cada cual su propia conclusión y sus propias reflexiones, ante la existencia de personas de todos los tipos que finalmente organizados en sociedad forman núcleos diversos según sus naturalezas y preferencias de vida, pero todos sujetos a determinadas normas que en determinadas etapas legislan las sociedades en que habitan, se desarrollan y conviven.
Para mayor abundamiento en torno al tema de las familias, vale la pena citar a José Martí con sus reflexiones.
En misiva del 11 de agosto de 1877 a Manuel Mercado, escribía:
“La familia unida por la semejanza de las almas es más sólida, y me es más querida que la familia unida por las comunidades de la sangre”.
Y lo que representan las familias como expresión de la patria, lo reflejó en Patria el 21 de febrero de 1894, el el artículo “Justo pésame”:
“Son las familias como las raíces de los pueblos, y quien funda una, y da a la patria hijos útiles, tiene al caer en el último sueño de la tierra, derecho a que se recuerde su nombre con respeto y cariño”.
La vida individual del ser humano en toda su dimensión y su representación, de un confín a otro del mundo, con realidades naturales y sociales tan diversas, está marcada por la naturaleza y la sociedad que le circunda, que le sustenta, que le libera o esclaviza. Es su medio natural para nacer, crecer, desarrollarse, vencer o ser derrotado, morir o no en vida y, finalmente, morir dejando un rastro perdurable o, simplemente, morir esfumado como un fantasma que jamás tuvo una existencia real. La trascendencia y la intrascendencia de una vida, he ahí una cuestión existencial de carácter fundamental. Instantaneidad o perdurabilidad de una vida se asocian a este hecho cardinal, que depende fundamentalmente de la cosecha aportada y legada por cada ser humano a sus coetáneos y a las generaciones futuras. Quien sólo siembre para sí o viva holgazana e improductivamente, será como una semilla podrida encerrada en una tumba vacía. Pero quien siembre para sí y para los demás, será semilla eterna sembrada en el corazón de los hombres y, por eso mismo, escapada para siempre de una tumba. Esa semilla crecerá y será árbol, de mil formas distintas, en las vidas de un número menor o mayor de otros hombres, quienes serán sus portadores y sustentadores firmes y leales en cualquier rincón del mundo.
Martí tenía veintisiete años cuando en 1880 escribía a su amigo Miguel F. Viondi:
“Tengo pensado escribir, para cuando me vaya sintiendo escaso de la vida, un libro que así ha de llamarse: El Concepto de la Vida.- Examinaré en él esa vida falsa que las convenciones humanas ponen frente de nuestra verdadera naturaleza, torciéndola y afeándola, – y ese cortejo de ansias y pasiones, vientos del alma. Digo esto porque me preparaba ya a escribirlo.”
Y como Martí pensaba y quería el respeto a los derechos y deberes iguales de los cubanos dentro y fuera del hogar, vale la pena recordar estas ideas:
“O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre,- o la república no vale una lágrima de nuestra mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos, y no para sueños.”
“El que ha andado la vida y visto reyes, sabe que no hay palacio como la casa de familia donde se despeña la pompa impura, y resplandecen los ojos, como para que se vea crecer el universo, cuando se habla de libertad y de virtud.”
Pero quienes todavía a estas horas piensen que el asunto del código sobre las familias es asunto de ahora del Gobierno Revolucionario Cubano y pongan oídos a sus detractores, les invito a viajar más de 3 siglos antes del nacimiento de Cristo.
El personaje es Aristóteles que nació en Estagira el año 384 a.n.e., o sea antes de Cristo, y era hijo de Nicómaco y Festias. Quedó huérfano muy joven, siendo adoptado por Próxenos de Atarneo y su mujer, los que conservaron la herencia paterna y orientaron sus primeros estudios. En fin, Ud puede profundizar en su vida, pero sepa que fue un escritor prolífico de la antigüedad y falleció a los 62 años.
So obra Política contiene ocho Partes o Libros. En el Capítulo 1 señala:
“Vemos que toda ciudad es una comunidad y que toda comunidad está constituida en vista de algún bien, porque los hombres siempre actúan mirando a los que les parece bueno…·
En el Capitulo 2 señala: “La justicia, en cambio, es cosa de la ciudad, ya que la justicia legal es el principio del orden de la comunidad civil, y consiste en el descernimiento de lo que es justo”.
En el capítulo 3 trata la familia como elemento de la ciudad, en que aborda los elementos distintivos de la sociedad de la época.
En el Capítulo 12-13 aborda las relaciones familiares y las diversas virtudes.
Para entender los vastos elementos sociales que aborda Aristóteles en todos los libros según las experiencias vividas por los pueblos referenciados, lo mejor sería leerlo completamente. En especial el libro VI que trata sobre la organización y seguridad de las democracias y oligarquías. El libro VII que aborda la felicidad y el régimen ideal. El libro VIII que trata la educación de los jóvenes. En fin, casi la mayoría de los asuntos que hoy contiene el actual Código de la familias con sus enfoques coherentes con las experiencias sociales y legales cubanas y mundiales, aparecen en la susodicha obra de Aristóteles con el enfoque propio de su época remota, aunque existan asuntos particulares que son similares a los actuales. Un ejemplo significativo es que recomienda que la edad aceptable para el matrimonio de la mujer sea de 18 años.
En conclusión, el Código de las familias que debe ser aprobado en el referendo el próximo 25 de septiembre ofrece enfoques doctrinarios y éticos y de otros tipos que sustentan las posibilidades de relaciones y condiciones más equitativas y justas de todos los ciudadanos y abre las vías de una felicidad alcanzable a través de normas solidarias en lo humano y lo legal.
Tomado de Rebelión.