Cuba en un Mundial: ¿Qué es la vida sin un sueño?
Cuba es uno de los países con historia y presencia en copas del mundo, aun cuando se trató de solo una.
Envueltos en cada gol del Mundial de Catar, con sus sorpresas, que ya tienen fuera a la Alemania que creíamos invencible; a la Bélgica, tercera de la pasada versión; a una Dinamarca que decepcionó a quienes la daban, incluso hasta las semifinales, pero también a una Australia que no creyó en grandes y se instaló en la segunda fase de la lid, veíamos la entrevista de hace cuatro años de Héctor Villar con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. En ella, él habló de Cuba.
Sí, le dijo al cronista de la TV cubana que la Mayor de las Antillas es una nación icono del deporte y que esperaba que el fútbol tuviera su oportunidad. En abril de 2017 el directivo estuvo en La Habana y le trajo de regaló una camiseta al General de Ejército Raúl Castro Ruz. Entonces, expresó: «Me dijeron que es un apasionado del deporte, sobre todo del fútbol y el beisbol. Le hemos enviado una camiseta con el número 9, que es el de los goleadores».
Cuba es uno de los países con historia y presencia en copas del mundo, aun cuando se trató de solo una. Ocurrió en 1938, en los terrenos de Francia, que acogieron la tercera edición de uno de los certámenes deportivos más mediáticos.
En aquella ocasión, muchos de los seleccionados sudamericanos no acompañaron la convocatoria gala, por no estar de acuerdo con una sede en el Viejo Continente, lo que hizo que de los 15 elencos que disputaron el trofeo, 12 fueran europeos. Del continente americano, únicamente Brasil y Cuba se dieron cita allí.
Sin ninguna etiqueta de favorito, el once cubano fue noticia. La primera de ella pasó porque su participación significó la primera de una nación caribeña en la Copa del Mundo, y no hubo ninguna más hasta 1974, cuando Haití asistió la cita celebrada en Alemania.
En la ciudad de Tolouse, el 5 de junio, tuvo el debut la escuadra antillana frente a Rumania, que anotó el primer gol del partido al minuto 35 a la cuenta de Silviu Binde, lo cual parecía un guion esperado por la mayor prestancia del seleccionado europeo, Lo que si no estaba en ningún libreto era que, nueve minutos después, Héctor Socorro empatará el encuentro, y que José Magriñá adelantará a su equipo, dejando a sus adversarios en ascuas hasta que Iuliu Baratky igualará el marcador a falta de tres para el pitazo de sentencia.
En tiempo extra, Héctor Socorro volvió a marcar, pero en dos minutos Stefan Dobay logró el 3-3, y la pizarra no se movió más. Entonces, la decisión demandaba de un partido extra entre los empatados, jugado el 9 de junio. Dobay volvió a poner en aprietos a Cuba, pero al grito de ¡Socorro!, Héctor hizo el empate y casi sin ahogarse la exclamación de ese gol, pasado solo seis minutos, llegó el de la victoria, con Tomás Fernández.
Instalados en octavos el reto fue mayor ante un oponente como Suecia, que el 12 de julio de ese año, le endosó ocho goles a la Mayor de las Antillas, lo cual clasifica entre las cinco goleadas más trascendentales de la historia de los mundiales.
Hoy, Cuba se ha tomado en serio su aspiración de regresar al mediático escenario y, a partir de la política de la participación de los deportistas que juegan en otras lides, comienza a tejer un proyecto de cara a esa exigente cota. ¿Qué es un sueño? Sí, pero ¿qué es la vida sin un sueño?
Tomado de Granma/ Foto de portada: Archivo Granma.