Internacionales

Contra el neoliberalismo, calles «calientes» en Europa

Por Geraldina Colotti.

Ataque a las leyes laborales y a las pensiones. Dos objetivos que unen las estrategias de los gobiernos neoliberales y las instituciones internacionales que los guían, a nivel global: desde América Latina (lo vimos en Brasil tras el fin de los gobiernos de Lula y Rousseff) hasta Europa. Mientras tanto, a medida que aumenta la pobreza y el hambre, crece estratosféricamente la brecha entre la ganancia de unos pocos, en cuyas manos se concentra la riqueza mundial.

Según el último informe de Oxfam, dado a conocer cerca del 53º Foro Económico Mundial en Davos, Suiza -que reunió a las élites político-financieras del mundo globalizado-, por primera vez en 25 años las desigualdades, el hambre y la pobreza extrema han aumentado simultáneamente. Por otro lado, en el bienio 2020-2021, el 1% más rico del planeta se apropió de casi 2/3 de la nueva riqueza producida, y las 95 multinacionales más importantes en el campo de la energía y los agronegocios han visto sus ganancias crecer más del doble en comparación con el promedio del período 2018-2020.

Pero, para los gobiernos neoliberales que han permitido estos márgenes de ganancia a los capitalistas, siempre faltan recursos para el “gasto” social. Al contrario, a la voracidad de las grandes empresas hay que sumar madera nueva, y queda el imperativo de privatizar.

En países como Italia, donde se destruyó el amplio espectro de derechos ganados durante el ciclo de lucha de los años 70, la financiación pública de la sanidad se ha reducido, por ejemplo, en un 50 % en los últimos diez años: en nombre de la supuesta eficiencia del sector privado, que mostró dramáticamente su estafa durante la pandemia de covid-19, haciendo que el país salte a la cima de los rankings por número de muertos, principalmente ancianos confinados en residencias para los pobres.

La salvaje desregulación de las leyes laborales, la ampliación de la edad de jubilación y el aumento de las formas de trabajo precarias y no aseguradas arrojan datos alarmantes: el año pasado hubo al menos 1089 muertes laborales, y este año hubo 7 víctimas en solo tres días . En diciembre pasado, hubo 697.773 denuncias por lesiones en el lugar de trabajo, un 25,7% más que los 555.236 de 2021. Y con el gobierno de extrema derecha, que protege descaradamente a los ricos y a los especuladores a expensas de los sectores populares, y con los aumentos del gasto militar frente a los crecientes precios de los alimentos e de los servicios, el abismo sigue ampliándose.

En Francia, sin embargo, la reforma de las pensiones que le gustaría imponer al gobierno de Macron está provocando fuertes protestas. En los últimos días, casi tres millones de personas han salido a la calle contra una reforma que, basada en un nuevo sistema de cotización, aumentaría aún más la edad de jubilación, penalizando sobre todo a las mujeres, que ya perciben salarios más bajos. Un límite, sin embargo, por debajo del ya alcanzado por la reforma de las pensiones en Italia.

Mientras tanto, mientras se desarrolla la lucha entre tiburones por el conflicto en Ucrania, liderada por la OTAN y el complejo militar-industrial, la derecha europea se reorganiza y trata de exportar su modelo de Europa a América Latina. De cara a las elecciones generales en España, en este 2023, los tres partidos de derecha, el Partido Popular (Pp), el ultraderechista Vox y Ciudadanos (Cs), han organizado una gran manifestación al grito de: «Por España, por la Democracia y la Constitución». Acusan al Gobierno de ser «ilegítimo» y de haber traicionado a «la patria» al dialogar con las fuerzas políticas independentistas catalanas y vascas.

En Venezuela estos derechistas incluso se convierten en campeones de los trabajadores, encabezados por las organizaciones patronales, que piden… aumentos salariales al gobierno. Mientras tanto, la ultraderecha venezolana realiza una gira por Europa para “denunciar” un problema que ha provocado con la imposición de medidas coercitivas unilaterales, que ahora exige a sus amos gringos que se mantengan indefinidamente.

Una operación de camuflaje que, sin embargo, se desenmascara con la declaración de Conindustria que, tras “pedir un aumento salarial”, ataca la inamovibilidad laboral  porque, dice, “impide tener gente competente y dar cabida a los jóvenes”.

El análisis marxista nos enseña a mirar detrás de la ficción de la democracia burguesa, detrás de la visión abstracta y falsa de sus enunciados. Interpreta las relaciones entre clases y el consiguiente conflicto social en clave materialista, y adopta una visión dialéctica de la transformación social y de la crítica al capitalismo. Sobre esta base, se elaboran conceptos necesarios para un proyecto de transformación, declinados en una perspectiva teórico-política y partiendo de un contexto específico.

Sin embargo, es fundamental transmitir el análisis y los conceptos de manera empática y eficaz a las clases populares, quienes son las encargadas de realizar la transformación general: en una relación constante y dialéctica entre la base y la dirección revolucionaria. En esta clave podemos leer las seis grandes líneas de trabajo, ilustradas por el presidente Maduro para este 2023.

Una de ellas se refiere al fortalecimiento de una nueva geopolítica regional, de una nueva integración que haga posible concretar el sueño de una Patria Grande, que el pueblo -dijo- ha estado esperando durante siglos. Un sueño que animó la acción transformadora del Comandante Hugo Chávez cuando, siendo un joven teniente, organizó la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992, en medio del neoliberalismo salvaje, tras la caída de la Unión Soviética.

La extraordinaria capacidad del Comandante para «abrazar al pueblo» y transmitir las pautas combinando historia, poesía y política queda bien resumida en algunas de sus memorias contenidas en el libro Cuentos del arañero. Queremos recordar aquí dos en particular: la primera se titula “Pata en el suelo”. Cuenta cómo, durante el gobierno de Jaime Lusinchi, los campesinos pobres debieron sucumbir al poder desmedido de los terratenientes, en la trama mafiosa que protegía los intereses de la oligarquía.

 En el segundo, titulado “¡Agarra tu neoliberalismo!”, recuerda cuando un amigo suyo de la infancia vino a pedirle ayuda después de que los bancos, donde se había visto obligado a endeudarse, le quitaron todo. Llorando junto a su amigo por la imposibilidad de ayudarlo, el comandante miró su fusil “lleno de impotencia”. Un arma que pronto decidirá poner al servicio del pueblo organizando la rebelión cívico-militar del 4 de febrero.

Ese fue el primer detonante de la revolución bolivariana, de la que aún sobresalen sus palabras cuando, describiendo la ruina de aquel amigo al que el banco le quitó la casa, el tractor, y que acabó en la calle, dijo: “¡ Agarra tu neoliberalismo, pues”. ¡Si no, levántate y pelea!

Tomado de Resumen Latinoamericano Argentina.

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