Lula avanza en la concreción de su propuesta de paz para Ucrania
Por Gustavo A. Maranges
El pasado 24 de febrero se cumplió un año de iniciada la guerra entre Rusia y Ucrania, pero pocos han sido los avances hacia una solución del conflicto en ese período. Sin embargo, este poco alegre aniversario llega con un rayo de esperanza desde el lugar más inesperado: Latinoamérica. Independientemente de la materialización de la propuesta de paz de Brasil, el mero de hecho de su existencia demuestra, una vez más, el compromiso de la izquierda latinoamericana con el progreso y la paz mundial.
Según el canciller brasileño Mauro Vieira, aún no existe una propuesta formal, pero se trabaja sin descanso en las consultas previas para llegar a una solución colectiva. Hasta el momento, el gobierno de Lula ha tanteado al menos 21 países en busca de apoyo a la iniciativa y los resultados han sido alentadores. De ahí, lo más interesante hasta el momento sean las reacciones de los principales actores del conflicto, algunos de los cuales ya se han pronunciado, y los esfuerzos brasileños por conseguir la paz.
El primer paso hacia el liderazgo latinoamericano fue la negativa de Colombia, México, Argentina, Chile y Brasil a enviar cualquier tipo de suministro militar a Ucrania. Estados Unidos y la Unión Europea ejercieron gran presión sobre los países de la región para que cooperaran, pero ante la negativa, no tuvieron otra opción que aceptar el fracaso de la estrategia para compartir su pesada responsabilidad en este conflicto y arrastrar la región a su juego geopolítico contra Rusia.
Este acto colectivo de sensatez y soberanía significó un importante respaldo para que Lula pudiese avanzar más allá. El mandatario sudamericano es conocido por sus habilidades como negociador ya que durante su primer mandato sirvió como mediador entre Estados Unidos e Irán. Además, ha sido muy transparente con respecto al conflicto. En una ocasión, durante una entrevista a Time Magazine declaró que “tanto Zelenskiy como Estados Unidos y la Unión Europea eran culpables de la guerra,” y posteriormente dijo que consideraba “la invasión rusa como un grave error que tenía que ser corregido”. Todos estos hechos han dado la credibilidad suficiente a Brasil para ser un mediador válido ante ambas partes, algo que hasta el momento parecía imposible.
Caminos tronchados hacia la solución del conflicto
El conflicto y la retórica alrededor del mismo han escalado tanto que ninguna de las partes involucradas, directa o indirectamente, puede asumir tal rol. La única posibilidad de este tipo se dio a inicios de la guerra, pero se esfumó luego de que la OTAN prometiese un respaldo absoluto a Ucrania y esta se retirase de las negociaciones. Desde entonces, ninguna de las dos partes ha tenido la voluntad real de dialogar para terminar la guerra, algo que Lula dejó muy claro al Canciller alemán Olaf Scholz cuando le dijo “No puede haber un conflicto, cuando una de las partes no está interesada en luchar.”
De esta forma, la OTAN, con Estados Unidos a la cabeza, continúa enviando todo tipo de suministros militares para armar a Ucrania, ya que esto le resulta extremadamente útil en su estrategia para debilitar a Rusia. Por tanto, esta parte nunca ha estado interesada en mantener o restaurar la paz, de ser así, el conflicto jamás hubiese estallado. Por el otro lado, Rusia continúa aferrada a su derecho a atacar a Ucrania para eliminar un gobierno que transformó al país vecino en una amenaza para su seguridad nacional.
En tanto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y su Secretaría General han demostrado con triste esmero su incapacidad para cumplir su misión de velar por la paz mundial. Además de las deficiencias en el funcionamiento y la falta de democracia interna, la organización ha asumido la retórica de la OTAN y se empleado más a fondo en culpar a Rusia que en buscar una salida al conflicto.
Otra propuesta fallida
China también declaró hace poco que tenía una propuesta de 12 puntos para la paz en Ucrania. Sin embargo, las cancillerías Occidentales han bombardeado la iniciativa China por no incluir una retirada de las tropas rusas como condición previa a las negociaciones. Además, el país asiático enfrenta una campaña de difamación internacional desde occidente, donde se le acusa de suministrar armamento a Rusia.
China ha negado tales afirmaciones y ninguno de los acusantes tiene pruebas al respecto, lo cual deja claro el verdadero objetivo de estas acciones: impedir una mediación liderada por China. En cuanto a las acusaciones, se trata de las declaraciones más hipócritas de la Unión Europea, la OTAN y Estados Unidos quienes solo denotan su escaso interés en poner fin a un conflicto que ha desplazado a 13 millones de personas, ocho de ellos fuera de las fronteras de su país.
En este contexto, la propuesta de Brasil aparenta ser la única solución en el terreno y hasta el momento, ha logrado avanzar a pesar de la ambigüedad con que han respondido varios de los actores principales.
Desde Moscú, el Vice ministro de Asuntos Exteriores declaró que la propuesta de Lula sería analizada, lo cual deja entrever una disposición al diálogo. En tanto, desde Estados Unidos las respuestas han sido confusas. El presidente Joe Biden se mostró dispuesto a pesar de que insistió en la retórica tradicional de condena a Rusia. Sin embargo, otros altos funcionarios de la Casa Blanca y el Departamento de Estado han sido mucho más críticos y continúan enfrascados su operación para continuar financiando la guerra.
En Europa la propuesta fue bien recibida tanto por el Canciller Alemán Scholz como por el presidente Francés Emmanuel Macron, quien además declaró que viajará a China próximamente y este será uno de los puntos de la agenda.
Lula también viajará a China ya que considera indispensable el rol del país asiático en la mediación. Una posible solución sería la creación de un “Club de Paz” formado por países que no estén directamente involucrados en el conflicto y que puedan servir como interlocutores ante las partes en conflicto. Según los funcionarios brasileños, algunos de los posibles miembros pudieran ser Indonesia, Sudáfrica, Turquía, India, Argentina, Colombia y China.
Otro paso de avance para Brasil fue la aprobación de una resolución en la Asamblea General de la ONU el día 23. Por primera vez, se habla de un cese de las hostilidades, y a diferencia de sus antecesoras, se centra en la necesidad de una solución y no en la condena a Rusia.
La complejidad del asunto impide una solución inmediata, pero gracias a los esfuerzos de Brasil se han hecho pequeños pero significativos avances en el camino de un restablecimiento del diálogo. Aún faltan algunos meses antes de que cualquier propuesta concreta pueda surgir, pero sin dudas, este es el camino correcto.
Foto de portada: Getty Images