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China se posiciona como líder en competición tecnológica mundial y EEUU “se preocupa”

Por Claudia Fonseca Sosa

Un reciente estudio del Instituto de Política Estratégica de Australia (ASPI, por sus siglas en inglés), financiado por el Departamento de Estado de Estados Unidos, concluye que los países occidentales están perdiendo la competición tecnológica global, mientras China goza de “un asombroso liderazgo” en la mayoría de las investigaciones científicas críticas y emergentes.

El análisis asegura que China lidera en 37 de las 44 tecnologías claves examinadas, las cuales incluyen ámbitos como la defensa, el espacio, la robótica, la biotecnología, la inteligencia artificial (IA) e investigaciones cuánticas.

En varias de esas áreas del conocimiento, los diez mejores institutos de investigación se encuentran de China y, en su conjunto, estos generan nueve veces más trabajos de gran impacto que el país que le sigue en cada categoría, que -en la mayoría de los casos- es EE.UU., agrega el reporte publicado este 24 de febrero.

Mientras tanto, EE.UU. “se lleva la plata” en la mayoría de las 44 tecnologías, capitaneando en la computación de alto rendimiento, la computación cuántica y las vacunas.

Los autores del estudio advierten que existe “una gran brecha” entre los dos países líderes y el resto de naciones.

El ASPI coloca al Reino Unido y la India en el siguiente escalón, donde también aparecen regularmente Alemania, Corea del Sur, Australia, Italia y, con menos frecuencia, Japón.

Washington preocupado

Recientemente el diario The Wall Street Journal, citando a fuentes al tanto del tema e informes sobre la propuesta de regulación del Departamento del Tesoro y del Departamento de Comercio de EE.UU., publicó que Washington planea prohibir las inversiones estadounidenses en los sectores de alta tecnología de economías rivales.

Las restricciones probablemente se centren en inversiones privadas y de capital riesgo relacionadas con la producción de semiconductores, inteligencia artificial y computación cuántica. Las fuentes citadas por The Wall Street Journal advierten que dichas medidas estarían dirigidas sobre todo contra China.

Un informe del Departamento del Tesoro afirma que el programa tendrá como objetivo “impedir el uso de capital y conocimientos estadounidenses para fines que amenacen la seguridad nacional, sin imponer una carga excesiva a los inversores y empresas estadounidenses”.

Según el medio, las nuevas normas serán un paso más en el esfuerzo de la Administración Biden para limitar la capacidad de Pekín en el desarrollo de tecnologías.

La decisión de Joe Biden se suma a otros medidas que buscan agudizar las restricciones comerciales contra Pekín, estrangulando en la práctica cualquier flujo exportador de chips, maquinaria para fabricarlos o talento “made in USA”. Y, con ello, ganar tiempo.

En octubre pasado, el Departamento de Comercio de EE.UU. impuso restricciones al suministro de productos de supercomputación y semiconductores a 31 empresas chinas.

En diciembre de 2022, Pekín presentó una demanda contra el país norteamericano ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por intentar bloquear su sector de alta tecnología.

La guerra de los chips (semiconductores)

El sector de los chips está trenzado a escala global, con lazos que trascienden fronteras y se extienden de Oriente a Occidente.

En esa maraña, Pekín aún depende de un importante flujo de importaciones de EE.UU., Corea del Sur, Japón y Taiwán. Lo cual, claro está, es una desventaja evidente para China en caso de conflicto.

Para solucionarlo, el país asiático lleva años impulsando una industria de chips propia y capaz de rivalizar con la de Estados Unidos o sus aliados en Asia Oriental. Y con ciertos resultados.

Meses atrás trascendía que Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC), el mayor fabricante de semicomponentes chinos, había logrado fabricar chips de 7 nm. Más allá de su impacto tecnológico, la noticia mostraba que pese a los esfuerzos de Washington para socavar su músculo, China había logrado encontrar la manera de desarrollar componentes avanzados.

Los semiconductores son especialmente destinados a inteligencia artificial o procesadores para superordenadores.

La mayoría de analistas coinciden en que las intenciones de EE.UU. a las que hace referencia The Wall Street Journal no aspiran tanto blindar su sector nacional como, simplemente, tirar de la palanca de freno de una industria tecnológica china en pleno desarrollo y que camina hacia la autosuficiencia.

Bill Gates escéptico

Mientras, el magnate fundador de la empresa Microsoft, Bill Gates, comentó al diario The Financial Times que la política estadounidense hace que los chinos gasten tiempo y mucho dinero para poder fabricar sus propios chips (semiconductores), pero que son capaces de hacerlo con bastante rapidez.

“EE.UU. nunca podrá impedir que China tenga buenos chips”, dijo Bill Gates.

“La idea de que podríamos venderles chips, la estamos destrozando. Ya sabes, estamos diciendo: hagan sus propios motores a reacción, su propio software, sus propios chips. Creo que eso es una vergüenza y no entiendo la lógica, dado que están a escala para ponerse al día con bastante rapidez y no veo cómo eso es un beneficio gigantesco”, destacó Gates.

Así, por ejemplo, SMIC, que está bajo sanciones de EE.UU. desde el 2020, publicó en febrero los resultados de sus operaciones del 2022, que mostraron un incremento de 33.6% en los ingresos de la compañía con respecto al año anterior.

Para Gates las relaciones entre EE.UU. y China son las “más importantes del mundo” y le gustaría que estuvieran en un mejor nivel que el actual. “Me gustaría que Estados Unidos y China se llevaran mejor”, declaró.

“Estoy decepcionado y preocupado por la manera en que ha evolucionado esa relación en los últimos años”, concluyó.

La política de contención a China

Las disputas por la supremacía tecnológica es un componente determinante en la relaciones entre China y EE.UU. Analistas coinciden en que la estrategia a seguir por la actual Administración estadounidense se resume en la tríada “invertir, alinear, competir”, teniendo en cuenta que Washington sabe que se ha quedado rezagadoen aspectos importantes del desarrollo industrial y tecnológico respecto a China, condición que, según ha comentado el secretario de Estado Antony Blinken, es tarea de primer orden revertir.

Las provocaciones constantes de EE.UU. hacia China responden a su estrategia de “contención”ante el vertiginoso desarrollo socioeconómico y militar chino, así como a la influencia del gigante asiático en el mundo. Lo que intenta hacer EE.UU. es frenar a Pekín… o ganar tiempo. Se trata de tecnología, de economía, de política, y -por encima de todo-, de estrategia nacional.

Blinken ha calificado a China como “el desafío más serio a largo plazo para el orden internacional”, asegurando que es “el único país que tiene tanto la intención como el poder para remodelar el orden internacional”, con una agenda de política interior y exterior “preocupante” para los intereses de Washington.

Tomado de Cubadebate/ Foto de portada: Getty Images

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