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Cuba: Honrar el legado de Allende, repudiar el fascismo y mantener la Memoria

Por Graciela Ramírez Cruz / Fotos y Video: Víctor Villalba Gutiérrez / Corresponsalía Resumen Latinoamericano-Cuba.

La Habana, 11 de Septiembre de 2023.- La jornada por los 50 años del Golpe de Estado a Chile comenzó por la mañana con la colocación de una Tarja en la Plaza Sancho en la muy transitada calle Obispo.

La misma fue sufragada por empresarios chilenos en Cuba, la comunidad de chilenos residentes y la Embajada de Chile en Cuba.

Patricia Esquenazi, embajadora de Chile junto a Perla Rosales, Directora General de la Oficina del Historiador de la Ciudad develaron la placa:

El pueblo chileno expresa su más sincero agradecimiento al pueblo cubano por su solidaridad y apoyo incondicional Septiembre (1973-2023) 50 años del Golpe de Estado en Chile.

La embajadora agradeció al gobierno cubano y a su pueblo por su incondicional apoyo a los chilenos y chilenas exiliados, por la solidaridad, el apoyo y el cariño.

Denunció el golpe fascista de Pinochet y sus aliados en Washington para derrocar al presidente constitucional Salvador Allende, y recordó a los miles de torturados, ejecutados, desaparecidos y prisioneros políticos chilenos.

Junto a directivos y trabajadores de la Oficina del Historiador, asistieron Fernando González Llort, Héroe de la República de Cuba y presidente del ICAP, Eugenio Martínez director general de América Latina y el Caribe del MINREX, miembros del cuerpo diplomático acreditado y residentes chilenos.

Flores para Salvador Allende

A las 10:52, hora de La Habana en cadena con el pueblo en Chile guardamos 1 minuto de silencio. La foto fue tomada al finalizar el acto. Allende presente! Ahora y Siempre! Cuba!
Acto en calle G entre 21 y 23 junto al monumento que rinde homenaje a Salvador Allende. En la foto la embajadora de Chile se dirige al público presente.
Embajadora de Chile acompañada por miembros de la comunidad de chilenos residentes en La Habana.

Dos ofrendas florales en nombre de la Embajada de Chile y los residentes chilenos en Cuba fueron depositadas en el monumento a Salvador Allende en la Avenida de los Presidentes de La Habana.

Con mucha emoción se escuchó la última alocución al pueblo chileno del Presidente Salvador Allende mientras el Palacio de La Moneda era bombardeado y defendía con su vida el proyecto emancipador de la Unidad Popular.

Canto Popular por Chile

La Sala Che Guevara de Casa de las Américas rebozó de jóvenes, estudiantes y un público de varias generaciones para cantarle a Chile, a Salvador Allende, a Víctor Jara, Violeta Parra y todos lo que hicieron del canto popular la gran canción latinoamericana.

Auspiciados por la Agrupación de Ejecutados Políticos de Chile (AFEP) la Red de Sitios de Memoria, la Ruta del Canto Popular de Chile, junto al Centro Memorial Martin Luther King (CMMLK) y Casa de las Américas se dieron cita los trovadores chilenos Cecilia Concha-Laborde, Tato Ayres, y los músicos cubanos Heidi Igualada, Eduardo Sosa, Ariel Díaz entre otros.

Jaime Gómez Triana, vicepresidente de Casa de las Américas, Katiuska Blanco biógrafa de Fidel, Joel Suárez del CMMLK, Raúl Suárez Director Fundador del CMMLK, Llanisca Lugo Diputada de la Asamblea Nacional, representantes del MST de Brasil, Hedelberto López Blanch escritor y periodista, y una gran cantidad de activistas se dieron cita en Casa de las Américas para afirmar Allende Vive, No al Fascismo, y como dijo el historiador y periodista argentino Mario Della Roca al concluir Viva Chile carajo!

Estimados compañeros y compañeras. 

Orlando Bahamondes, es Pedro en la clandestinidad, Sergio en las calles de Cuba, Caballito para todos quienes lo quieren y quisieron.

 Desde hace más de setenta años, un día cualquiera salió caminando desde los parajes más fríos que existen allá…, en lo mas último de Nuestra América…, donde siempre hay escarcha. Tal vez ese, su inhóspito terruño,  le obligó a forjar una sonrisa eterna, un rictus de hombre bueno, una ternura apacible para todos quienes le rodeaban. Quizás escogió todo ese ser, por no encontrar otra manera de vivir durante toda su niñez y juventud, donde aún son muy pocos, y por meses permanecen en encierros obligados.

Estos cincuenta años que se agolpan hoy, sorprendieron a Caballito en Temuco, en momentos en que aún era un Pony. Tierra de mapuches quienes jamás notarían sus ojos verdes y su piel rozada. Hoy lo llora con dolor uno de sus más genuinos hermanos, el Indio Paine, como él le solía llamar. Con Painecura y con todos ellos luchó por los sueños…, por las esperanzas que un día había lanzado Salvador Allende, en su peregrinar electoral por las tierras del sur. Caballito le creyó y se puso una camisa amaranto de las Jota… y tal cual un juramento, una promesa a los santos…, nunca más abandonaría esas esperanzas lanzadas por aquel Salvador terrenal venido de la capital.

No duró mucho después de la hecatombe del 11 de septiembre de 1973. Quizás, como muchos, jamás imaginó que había otros chilenos capaces de provocar tanto dolor a otros iguales…, y por demasiado tiempo. El asunto de los milicos no era de corto aliento como muchos decían. Se jugaba “al duro” y por el sólo hecho de seguir a aquel Salvador…, por el color de su camisa, y por andar haciendo trabajos voluntarios…, fue a parar a la cárcel en noviembre de 1973.  Y sí, lo torturaron.  Y como a una mayoría, por razones que nunca supo, fue saltando de uno a otro campo de concentración, hasta llegar a Tres Álamos. ´De allí, por presiones internacionales, junto a otro grupo de presos, fue expulsado a Panamá en septiembre de 1975. 

Pero no se quedó en esa nación. Tenían grandes perspectivas de vida en el país canalero. Prefirió, junto a un pequeño grupo de otros orates, irse a Cuba en noviembre de ese mismo año 75, no a sus playas, iría a los cuarteles a preparase en la vida militar… cuando Chile entero permanecía aún aplastado y sangrando. Caballito se vistió de verde olivo y pasaría todas las peripecias de un estudiante y luego oficial de las Fuerzas Armadas de Cuba hasta 1979. No pocas veces anduvo por algún tejado buscando a soldados desertores, o brillando en maniobras militares con su compañía de infantería.  El teniente Orlando Bahamondes aguantó estoico esos años donde corría por los campos cubanos simulando combates cuando en Chile desaparecían a sus dirigentes y un oficial con cinco años de preparación no tenía ninguna cabida en su terruño.

“Y llegó el Comandante y mando a parar”. En un abrir y cerrar de ojos Caballito junto a sus pares, en abril de 1979 forma parte de una brigada internacionalista creada por Fidel. A Nicaragua se fueron a cumplir el sagrado deber internacionalista de un revolucionario. Allí no podía faltar Caballito. Y combatió contra la guardia somocista en el Frente Sur, y triunfó el 19 de julio de ese mismo año, y al siguiente día entró triunfante a Managua …. Poco le duró la paz en la capital, para luego seguir al norte a la frontera con Honduras donde trabajó en la construcción del nuevo Ejército Sandinista, y en los aprontes para la defensa de la revolución triunfante.

Caballito, como otros, no se quedaron a disfrutar del triunfo. Con ahínco se dedicaron a buscar soluciones para irse a Chile. Felizmente su partido iba buscando esos caminos justamente a partir de 1980. Dos años costó que le permitieran a Caballito y a estos oficiales que vieran la posibilidad cierta de ingresar a Chile a luchar contra la dictadura. Se la jugaron. A mediados de 1982, junto a un selecto y pequeño grupo, Caballito se va a La Habana a prepararse en la lucha clandestina. Pero no era asunto de fácil solución. Pudieron irse a Chile recién en mayo de 1983. Él junto a Pellegrin que sería el Jefe de la organización, fueron los primeros oficiales, que unido a luchadores del propio país, fundarían el FPMR en diciembre de 1983. Todo bajo la cobija del PCCh.

Seis años permaneció “Pedro” en la lucha clandestina. Hizo de todo, obligado en tan complejos asuntos que tiene este tipo de lucha…, sin par, al lado de lo vivido en Nicaragua donde perpetuamente tenía un fusil en su mano. Siempre fue jefe de logística del FPMR. Mucho más rigor era necesario en este tipo de lucha al responder por todos los aseguramientos materiales. Cientos de historias nos estaría contando de aquellas peripecias de trasiego de armas y medios de combate por las narices de los pacos y la CNI.

A inicios de 1985, por su capacidad de organización y seguridad en sus acciones, por su estilo de trabajo, por el manejo de sus subordinados, por su notable estabilidad personal en el trabajo clandestino, entre otras aptitudes, sería designado como Jefe de la Operación de Carrizal. La operación logística internacional de traslado y guarda de armamento más grande que existió en la lucha contra todas las dictaduras de sud América.  Una odisea político-militar y humana donde Caballito, independiente a la caída del armamento en 1986, demostró todas sus cualidades de hombre decidido, capaz y seguro en la lucha contra la dictadura.

En 1988, cuando la solución negociada a la existencia de la dictadura era un hecho. Caballito sale del país y se radica aquí en Cuba. Uniéndose al poco tiempo con su familia.

Aunque luego cumpliría algunas otras tareas en el exterior, es aquí en Cuba, donde Orlando, Caballito, Pedro… y Sergio…, encontrarían todos juntos una paz relativa,  aquí en el Caribe de Nuestra América, en las tierras donde siempre hay sol. 

Hasta siempre Caballito.

Chile en Carteles: Memoria y Resistencia. Exposición en la Casa de las Américas

50 Años, 11 de septiembre de 1973 – 11 de septiembre de 2023

La Sala de Conciertos de la Basílica San Francisco de Asís, Ojalá, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y la Embajada de Chile en Cuba, auspiciaron el Concierto extraordinario que contó con la participación del Coro Nacional de Cuba dirigido por la Maestra Digna Guerra, la flautista Niurka González, la pianista Malva Rodríguez; la Orquesta de Cámara de La Habana dirigida por la Maestra Daiana García y la participación especial de Silvio Rodríguez.

Con la presencia del Presidente cubano Miguel Díaz-Canel y su esposa Lis Cuesta, el Canciller Bruno Rodríguez, el ministro de Cultura Alpidio Alonso, miembros de la Cancillería y el Gobierno, el cuerpo diplomático y residentes chilenos.

Compartimos las palabras de Magda Resik, vicepresidenta de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) que al finalizar el Concierto escribió en la Red Social Facebook:

Silvio Rodríguez, ese Poeta Mayor, volvió a emocionarnos con su canto y su decir de un lirismo conmovedor.

En la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís leyó un texto memorable, casi al finalizar el concierto homenaje a Salvador Allende, asesinado en 1973. Son tan bellas!!! que siento el inmenso deber de compartirlas, sabiendo cuánto las valorarán.

Y como era de esperar, no olvidó en su cumpleaños 81, al “prócer cubano”, al “amigo del alma” Eusebio Leal Spengler:

“Algunas canciones, como muchas otras cosas de la vida, se hacen, o se aprenden a hacer, muy a pesar de lo que se desea. Y esto pasa con más razón en canciones que evocan pesares colectivos. Quiero decir que, en este caso, hubiera preferido no tener motivos para escribirla, y creo que en cierto sentido no fui yo quien la hizo, porque me fue extraída por una dura realidad que ocurría ante los ojos de todo el mundo.

Aquella mañana de hace hoy 50 años, como cada día, me asomé, a ver si la Avenida 23 seguía a los pies del apartamento en que vivía. Entonces mi vecina, Cuca, desde el balcón de al lado, me dijo: “Pon la radio, que parece que se está acabando el mundo en Chile”.

Y sí: por la radio se escuchaba a Salvador Allende despedirse, en medio de explosiones. Decía que más temprano que tarde se abrirían las grandes alamedas para que pasara un pueblo libre. Un locutor informaba que el presidente resistía el asalto a la casa de gobierno con un pequeño grupo de colaboradores.

Imaginar a la persona correcta y gentil que era Salvador Allende en semejante situación requería de cierto esfuerzo. Porque Allende era un hombre de paz, un hombre con ideales, pero de paz, y era difícil concebir que en aquellos mismos instantes estaba vendiendo cara su existencia, asumiendo de la forma más dura las consecuencias de su ideal democrático y constitucionalista, y todo por haberse propuesto mejorar la vida de su pueblo.

Justo un año antes de aquel día terrible, habíamos estado en Chile varios trovadores jóvenes, gracias a la invitación de Gladys Marín, amiga de mi hermana Chabela Parra, quien le comentó a la dirigente chilena que nosotros éramos más bien rojitos y no rosados, como nos pintaba cierta prensa de nuestro país. Y, ya en Chile, una de las cosas que más nos conmovía de aquella realidad bullente de 1972, era la fiereza con que era criticado el presidente socialista, no sólo por la derecha sino también, y mucho, por la izquierda.

Tanto era así que entonces, un año antes del golpe, Noel, Pablo y yo nos preguntábamos, caminando y viviendo Santiago, cómo era posible que la Unidad Popular se mantuviera. Pero aquel presidente, todas las veces que lo vimos y escuchamos, no cedía ni un milímetro y cada vez más decidido abrazaba su compromiso con los pobres de su tierra.

Tuve la oportunidad, puedo decir el honor, de haber estado cerca de Salvador Allende en tres momentos. El primero en La Moneda, donde nos estrechó la mano a cada uno de los invitados al Congreso de la Jota. La segunda vez fue en la Alameda, en un acto en que pasaron los mineros con una tela enorme que decía: “Chicho, danos las armas”. La última vez que vimos al presidente Allende fue en su discurso en el Estadio Nacional, en la clausura de aquel congreso.

El estadio, que un año después sería convertido en una prisión inmensa, estaba engalanado con grandes imágenes de próceres de la independencia de Nuestra América. Algunos de nosotros notamos la falta del Che, que había sido asesinado no hacía mucho, y cuando llegué al hotel compuse América, te hablo de Ernesto.

Yo sólo espero que nunca se olvide quienes alentaron y apoyaron aquel golpe sangriento. Sus propios testimonios han quedado para la posteridad. Ojalá nunca más, ni en Chile ni en ningún otro lugar.

Toda esta memoria y muchas otras cosas, algunas tristes, otras esperanzadas, están presentes hoy aquí. En mi caso es una canción rabiosa que también cumple medio siglo. Recuerdo que la incluí en mi primer trabajo discográfico en solitario, que apareció al año siguiente del golpe. Recuerdo que fue una de las dos canciones que la censura heredada del Franquismo no quiso autorizar en España.

Hoy agradezco la hermosa orquestación de Aldo López Gavilán y la excelente interpretación de estos jóvenes frutos de nuestras Escuelas de Arte, conducidos por la Maestra Daiana. Agradezco también la presencia de mi querida amiga Digna Guerra y el Coro Nacional Cuba, siempre magistrales y generosos.

Gracias, pues, a todas y a todos los artistas, técnicos y trabajadores que inmediatamente acudieron a esta conmemoración con tan hermoso espíritu de entrega, el que merecen la memoria de Salvador Allende, sus compañeros y el pueblo de Chile.

Hoy, para colmo, es el cumpleaños 81 de un prócer cubano, mi amigo del alma Eusebio Leal Spengler, a quien dedico especialmente este momento.

Adelante, Maestra…

Allí amé a una mujer terrible,
llorando por el humo siempre eterno
de aquella ciudad acorralada
por símbolos de invierno.

Allí aprendí a quitar con piel el frío
y a echar luego mi cuerpo a la llovizna,
en manos de la niebla dura y blanca,
en calles del enigma.

Eso no está muerto:
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

Allí, entre los cerros, tuve amigos
que entre bombas de humo eran hermanos.
Allí yo tuve más de cuatro cosas
que siempre he deseado.

Allí nuestra canción se hizo pequeña
entre la multitud desesperada:
un poderoso canto de la tierra
era quien más cantaba.

Eso no está muerto:
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

Hasta allí me siguió, como una sombra,
el rostro del que ya no se veía.
Y en el oído me susurró la muerte
que ya aparecería.

Allí yo tuve un odio, una vergüenza,
niños mendigos de la madrugada.
Y el deseo de cambiar cada cuerda
por un saco de balas.

Eso no está muerto:
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

Coro Nacional de Cuba dirigido por la Maestra Digna Guerra.
Orquesta de Cámara de La Habana dirigida por la Maestra Daiana García, en la que destacó la Primera violinista Tania Haase.
Niurka González (Flauta), Malva Rodríguez (Piano).

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