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Díaz-Canel a los emigrados cubanos: “Todos los que quieran construir serán bienvenidos”

Por Yaima Puig Meneses y Alina Perera Robbio.

Luego de exclamar junto a amigos ¡Cuba sí, bloqueo noǃ, en la esquina neoyorkina de Lexington y 38, el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, compartió en la sede de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas, palabras por la unidad y el amor a la Patria.

Este viernes la tarde iba cayendo sobre una esquina que ardía: en Lexington y 38, a solo metros de la sede de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas, una multitud que ama a Cuba y a su Revolución daba muchos Sí a la mayor de las Antillas, y también muchos No al bloqueo que le ha negado al bravo país hasta los colores de la vida.

“¡Cuba sí, bloqueo noǃ”, clamaban mujeres y hombres allí reunidos, alzando carteles llamativos para apoyar a una nación tan lejana de esa esquina norteña, y sin embargo tan amada y respetada por muchos.

Lo que no esperaban tantos amigos –la noticia más emotiva de todos estos días en la ciudad que no duerme–, era que el presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, fuera a saludarles personalmente, y que alzara la voz junto con ellos para decir “¡Cuba sí, bloqueo noǃ, ¡Cuba sí, bloqueo noǃ…”. En ese momento de la tarde, la esquina de Lexington y 38 era un vórtice de reafirmación y de abrazos de humanidad.

Hermanos, llamó el dignatario a todos los que lo recibieron en la calle. Y a ellos dijo: “Muchas gracias por la solidaridad, muchas gracias por el apoyo, y muchas gracias por estar aquí con nosotros”. Del nutrido grupo, una mujer dio “Gracias a Cuba por ser un ejemplo de lo que una sociedad humanista, con valores revolucionarios, debe de ser”. Dio gracias a Cuba “por ser esperanza alrededor del mundo y globalizarla, por darnos la oportunidad de ver lo que es posible y lo que es necesario”.

Lo que siguió después no fue menos conmovedor: En uno de los recintos de la sede de la Misión Permanente, a donde habían ido llegando numerosos amigos de Cuba, el presidente Díaz-Canel subió al podio y comenzó expresando:

“Buenas noches queridos compatriotas: Este venidero mes de noviembre marcará 200 años de la llegada a esta ciudad de Félix Varela, sacerdote, maestro, escritor, filósofo, político, y sobre todo patriota cubano. El destacado sabio y maestro José de la Luz y Caballero dijo sobre el Padre y cito: ‘Mientras se piense en la isla de Cuba, se pensará en quien nos enseñó primero en pensar’. Fin de la cita”.
El dignatario enunció que Varela “fue de los cubanos que desde inicios del siglo XIX comenzaron a asentarse en esta ciudad, que se convirtió con relativa velocidad y durante mucho tiempo en el destino principal de los emigrados cubanos en los Estados Unidos. Con posterioridad, se fueron creando comunidades en otras ciudades, pero fue aquí donde comenzó con fuerza la historia de la emigración cubana en esta nación”.

En su formidable investigación sobre ese asentamiento de cubanos en la ciudad de Nueva York –añadió el Jefe de Estado–“cuando aún éramos una colonia bajo el dominio español, nuestro compatriota Lisandro Pérez describe tanto los éxitos como las vicisitudes de diversos grupos y familias emigradas”.

“Expone las duras realidades del emigrado. Narra la diversidad de posiciones políticas respecto a la condición colonial de Cuba. Destaca las divergencias entre quienes creían que la solución política de nuestro país estaba en la anexión a los Estados Unidos y aquellos, como Félix Varela, que nunca titubearon en la determinación de defender el ideal de una Cuba plenamente libre, independiente y soberana”.

En el texto que fue compartiendo con los amigos, el presidente Díaz-Canel Bermúdez subrayó el modo en que Lisandro también ha descrito la fecunda presencia de José Martí, sus aportes como emigrado a la cultura cubana y al acervo patrimonial latinoamericano: “Reseña –apuntó el mandatario– la tenaz actividad del Apóstol en la organización y concepción de la nueva gesta libertadora a iniciarse en 1895. Resalta el hecho de que, durante su estancia en los Estados Unidos, Martí viajó incansablemente a diversas regiones de este país como parte del esfuerzo revolucionario. Se reunió en distintas ciudades y asentamientos con emigrados, y otras personas y grupos dispuestos a respaldar la causa de la independencia”.

Un apunte más que oportuno sobre Martí
No se registra en ese prolífico andar del Maestro –afirmó el Presidente cubano- gestiones en Washington para involucrar al gobierno de los Estados Unidos en la importante tarea de liberar a Cuba del yugo colonial: “Martí comprendió con genial claridad que los problemas del país se resolvían entre los cubanos. Así conspiró, motivó, convenció, reclutó, influyó y recaudó recursos entre miles de cubanos de Nueva York, Tampa, Cayo Hueso y otras localidades. También se ganó así el respaldo de varios latinoamericanos, estadounidenses y ciudadanos de otros países, pero nunca procuró la participación de los gobernantes en Washington”.

“Llegó a escribir con sólida argumentación sus alertas sobre los peligros de poner el destino de Cuba en manos de la potencia naciente y ambiciosa. No es por gusto que le llamamos Apóstol de la Patria”.

Compartir ideas con los que aman y fundan

“Nuestra delegación visita Nueva York para participar en el Segmento de Alto Nivel de la Asamblea General de Naciones Unidas, como ocurrió cuando estuvimos en esta ciudad hace cinco años”, expresó el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba a sus interlocutores, a quienes además explicó:

“En esta ocasión, además de hablar a nombre de Cuba, nos corresponde representar las posiciones del Grupo de los 77 y China, cuya presidencia ostenta nuestro país desde inicio del año. Se trata de una agrupación integrada por 134 naciones que conforman la mayoría de los Estados Miembros de la Organización de Naciones unidas. Junto a China, habitan en sus territorios 6 300 millones de personas, equivalentes a casi el 80 por ciento de la población mundial”.
Es una responsabilidad de gran envergadura –enfatizó el dignatario– “que conlleva mucho esfuerzo en unir voluntades y construir consenso. Descansa en la trayectoria, el prestigio y el reconocimiento generalizado a la política exterior constructiva, solidaria y de cooperación que desarrolla nuestro país”.

“En este contexto y como es práctica cada vez que visitamos un país, constituye un deber y resulta un placer reunirnos nuevamente con un grupo de nuestros connacionales, y compartir ideas con los que aman y fundan, los que, como ustedes, preservan sus sentimientos de respeto, compromiso y amor hacia la Patria y hacia la tierra que los vio nacer, y la desean libre, soberana, independiente y próspera, como también lo soñó Martí”.

Palabras sobre la Cuba de hoy
Conocen ustedes muy bien que nuestro país transita por una situación económica muy tensa, motivada por un conjunto de factores. Entre ellos están las secuelas a nivel nacional y a nivel global del impacto de la covid-19, la crisis económica internacional y el efecto de la guerra en Europa, todo lo cual era impredecible y rebasa nuestra capacidad de influencia”.

Fue así como el jefe de Estado dio inicio a una explicación detallada sobre la actual realidad del país caribeño; y seguidamente argumentó: “Existen, además, problemas internos de nuestra economía, de la estructura socioeconómica del país, y de trasformaciones necesarias que deben acometerse aun en el contexto de las actuales dificultades. Sobre esos problemas trabajamos sin descanso”.

“Pero también conocen ustedes el impacto extraordinario y deliberado de la política estadounidense dirigida a estrangular nuestra economía. No hay otra manera de calificar esa conducta cruel. El poderío económico de los Estados Unidos y la posibilidad de amenazar, presionar y perjudicar a cualquier país, le otorga a ese gobierno una capacidad singular para ejercer el bloqueo económico, obstaculizar los intereses comerciales y financieros de Cuba en cualquier latitud, y provoca grandes limitaciones al desempeño de nuestra economía”.
Ninguna nación–recordó el dignatario–ha debido enfrentar nunca un desafío tan desigual y prolongado para manejar e intentar desarrollar su economía, y para salvaguardar el bienestar de su población: “Ninguna ha estado sometida a una política hostil tan amplia, multifacética y persistente como la que aplica el gobierno estadounidense contra los cubanos”.

Por lo anterior, resaltó Díaz-Canel, “tenemos el deber de denunciar este crimen cuando asistimos a las Naciones Unidas. Por eso contamos con el respaldo casi unánime de la comunidad internacional, y el apoyo y solidaridad de muchos pueblos del mundo, sobre todo de gente humilde, trabajadora y con un sentido de justicia”.

“Por eso tenemos la fortuna de contar con el espíritu patriótico y el ánimo comprometido de cubanos y descendientes de cubanos que residen en muchos países. Por eso tenemos el deber de reconocer, agradecer y homenajear, especialmente, a los miles de compatriotas que aquí, en los Estados Unidos, no solo respaldan, sino que luchan, cada cual a su modo, para que se ponga fin al bloqueo económico”.

Gratitud
Los llamados en los últimos meses y el movimiento que los ha respaldado para que se ponga fin a la arbitraria e injusta designación de Cuba como Estado supuestamente patrocinador del terrorismo, es una muestra del esfuerzo que estamos homenajeando, dijo el jefe de Estado a los amigos reunidos en el recinto de la sede de la Misión Permanente de Cuba en Naciones Unidas.

“Nos enorgullece enormemente y nos llena de emoción constatar que, frente al odio y las agresiones, amigos y compatriotas a lo largo y ancho de la geografía mundial colman avenidas y plazas, los últimos domingos de cada mes, protagonizando jornadas de amor y solidaridad, y demostrando al mundo que Cuba no está sola”.

De alentadores calificó el presidente cubano los disímiles mensajes de condolencias, ofrecimientos de ayuda y donaciones enviados “por ustedes, residentes en el exterior durante la COVID-19, y posteriormente cuando sufrimos los tristes accidentes en el Hotel Saratoga, la Base de Supertanqueros de Matanzas y el azote del huracán Ian en el occidente del país”.

Por tales gestos Díaz-Canel trajo a colación una idea de José Martí, esa según la cual “la patria es dicha, dolor y cielo de todos”. Y eso es precisamente, resaltó el mandatario, lo que han hecho nuestros compatriotas con su ayuda: estar al lado de la Patria en momentos realmente complejos.

Desde nuestro último encuentro en esta propia sala, hemos adoptado varias decisiones y medidas dirigidas a continuar estrechando los vínculos con los cubanos residentes en el exterior, a pesar de las difíciles condiciones económicas del país y de la hostilidad incrementada por parte del gobierno de los Estados Unidos, enunció el Jefe de Estado; y enfatizó:

Son ellas demostración del empeño en no dejarnos desviar del rumbo hacia una relación cada vez más natural, cercana y constructiva con aquellos que nacieron en Cuba y han decidido asentarse en otros países, con los descendientes de los emigrados y con quienes sencillamente y por razones diversas viven indistintamente dentro y fuera del país.
El dignatario afirmó que hay todo un grupo de acciones aprobadas en estos tiempos, “todas han sido porque los hemos escuchado, y para tratar de satisfacer también las demandas que ustedes nos han hecho”.

Una conferencia para seguir uniendo
Los días 18 y 19 del próximo mes de noviembre -expresó el mandatario- “estaremos celebrando en La Habana la IV Conferencia “La Nación y la Emigración”, como parte del fortalecimiento continuo e irreversible de los vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exterior; resultado del diálogo amplio y franco iniciado en noviembre de 1978, promovido e impulsado por el Líder Histórico de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz”.

“En vísperas del 45 aniversario del Díálogo del 78, encuentro que marcó un punto de inflexión en las relaciones de Cuba con los cubanos en el exterior, permítanme rendir merecido homenaje a aquellos iniciadores, en especial a los mártires Carlos Muñiz Varela y Eulalio Negrín. Asimismo, resulta justo recordar entre nosotros a Lourdes Casals, Luis Miranda, Walfrido Moreno, Reinaldo Cué, y otros tantos que dedicaron sus vidas a esta noble y patriótica causa”.

La Conferencia se propone continuar -resaltó el Jefe de Estado- el camino emprendido con el Diálogo del 78 y las tres anteriores Conferencias La Nación y la Emigración, realizadas en abril de 1994, noviembre de 1995, y mayo de 2004.

“Durante las jornadas de debates -antes, durante y posterior a la celebración del encuentro en La Habana-, aspiramos a estimular los vínculos con las nuevas generaciones de cubanos residentes en el exterior, a través del fortalecimiento de los nexos culturales e históricos con su país o el de sus padres”, afirmó el presidente de la República de Cuba.
La tarea es lograr, dijo, “un país aun mejor, que proteja y refuerce la justicia social, sin intromisión foránea; que cuente con el concurso de todos los cubanos dispuestos a aportar, con independencia de dónde vivan; que todos se sientan parte; que contribuyan a enaltecer el orgullo nacional y a rechazar el esfuerzo por denigrar, vulgarizar y distorsionar la cultura y las tradiciones de nuestro país”.

Se trata también, destacó, del empeño por “robustecer el amor patrio y el sentimiento misterioso que nos despierta escuchar la palabra cubano, “esa dulce palabra” al decir de Martí; o cuando un atleta nacional eleva con sus lauros los colores de nuestra bandera; cuando un artista provoca el reconocimiento del público a su talento prodigioso y se revela que es cubano; cuando se da a conocer el descubrimiento o el resultado investigativo de un científico de nuestra nación, sin importar dónde esté; cuando un cubano o un conjunto de ellos ayuda a salvar una o varias vidas en un lugar remoto o como resultado de un alto perfil profesional”.

La palabra cubano, dijo Díaz-Canel al auditorio- “ya se extiende fuera de nuestras fronteras y ustedes son una expresión de eso”.

“No quiero y no debo referirme aquí a esos que aún no han asimilado ese valor de sentirse cubano, los que por algún motivo lo han perdido, o los que lo han empeñado a favor de quienes desean destruirnos o sueñan con convertirnos en la estrella 51 de la bandera estadounidense. No es esta la ocasión para esos temas”.

Nuestro mensaje es de unidad, de patriotismo y de apertura a todo el que desee contribuir. Escuchamos a todos, con respeto, aun si tenemos discrepancias de diverso tipo.
Hacia el final de sus palabras, el Jefe de Estado expresó: “Compatriotas: Nuestro país está en constante transformación, siempre por defender y mejorar la sociedad de justicia, en la que se han sacrificado varias generaciones de cubanos. Cuesta mucho trabajo lograrlo en el contexto de las grandes presiones económicas y la incesante hostilidad de nuestro vecino poderoso. Pero no nos detenemos. En ocasiones nos adentramos en terrenos inexplorados y nos sentimos en la necesidad de realizar ajustes, reagrupar la inteligencia colectiva y corregir lo que resulte propicio”.

“Cuba tiene el derecho a construir y defender su propio destino, a luchar por el bien justo y equitativo de nuestro pueblo, a disfrutar de forma sostenible y solidaria de la riqueza nacional, y a darle la oportunidad a cada ciudadano para su pleno desarrollo como parte de la comunidad. Ese ha sido el sello distintivo de nuestra lucha. Ese es nuestro compromiso y en defenderlo aspiramos a contar con todos nuestros compatriotas, donde quiera que vivan”.

“Al intervenir en la Sesión Constitutiva de la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el pasado mes de abril, expresé la siguiente idea, que me tomo la libertad de repetir: “(…) no podemos ser parte de la politización de la emigración cubana, con la que trafica el enemigo. Debemos defender una relación con los emigrados cubanos que les deje claro que admiramos sus triunfos y que su Patria los respeta, la mira orgullosa y la espera de regreso, aspirando simplemente a que respeten y defiendan el suelo que los vio nacer y los formó con amor.” (fin de la cita)».

“Sepan que los que estamos en Cuba, resistiendo, creando y construyendo, contamos con ustedes”.

“Todos los que quieran construir serán bienvenidos. Cumplamos juntos y unidos el anhelo martiano de una República con todos y para el bien de todos.

“En nombre de nuestro pueblo, que tiene el mérito principal de nuestra obra, les reitero nuestra voluntad y compromiso de continuar fortaleciendo los vínculos raigales de nuestros connacionales en el exterior con su país de origen.

“¡Viva Cuba Libre, Independiente y Soberanaǃ”, así cerró el dignatario su discurso de unidad y de amor por Cuba.

El presidente volvió a ser enfático en la gratitud, esa misma gratitud con la cual el pianista cubano Nachito Herrera habló de la Cuba en la cual nació y en la cual se formó. También con su música, hecha de talento y sensibilidad muy fina, todos pudieron vivir una jornada donde nada pudo subir más alto que la Patria.

Tomado de Cubadebate.

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