Un futuro dictador en la Casa Blanca ¿Acaso es una novedad?
Por Raúl Antonio Capote */ Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
No pocas personas en EE.UU. han mostrado su preocupación, acerca de los desplantes autoritarios del candidato republicano, Donald Trump, la mayoría de los votantes considera que, de volver a la Casa Blanca, el expresidente actuará como un dictador.
Una encuesta realizada por, CAPS-Harris de Harvard, señaló que el 56% de los estadounidenses está completamente de acuerdo con esa posibilidad.
Más allá de la campaña de demonización que lleva adelante el Partido Demócrata, con el fin de cerrarle el paso a Trump, o al menos dificultar su camino a la Casa Blanca, sobran razones para preocuparse.
En el primer mitin de su campaña presidencial de 2024, el expresidente declaró: “Yo soy su castigo”. Más tarde, amenazó con utilizar el Departamento de Justicia para perseguir a sus adversarios políticos, empezando por el presidente Joe Biden y su familia, según refiere NYT.
Además, declaró en una entrevista con Univisión que, si alguien lo desafiaba por motivos políticos, podría hacer que esa persona fuera acusada formalmente.
Durante el cuarto debate presidencial republicano, el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie criticó al exmandatario a quien llamó “un dictador, un matón, que se ha lanzado contra todo el mundo” y señaló que sus contrincantes parecen tener miedo a criticarlo.
“Tal vez sea porque tienen aspiraciones para el futuro; tal vez esas aspiraciones futuras sean ahora o tal vez dentro de cuatro años. Pero el punto del asunto es que es necesario decir la verdad”, señaló Christie.
El mismo excéntrico político expresó que sería dictador “por un día”, cuando cerraría la frontera con México. “Quiero cerrar la frontera y quiero perforar, perforar, perforar”, dijo en una entrevista en Fox News.
Sin embargo, si una declaración pública demuestra con claridad la catadura del aspirante a ocupar el Despacho Oval, es su afirmación de que los inmigrantes de América Latina, África y Asia “están envenenando la sangre” de Estados Unidos.
El insultó racista cruzó todas las líneas, las palabras, coinciden los principales medios de ese país, parecen sacadas de “Mein Kampf”, el libro escrito por Adolfo Hitler.
“Están envenenando la sangre de nuestro país. Eso es lo que han hecho”, dijo Trump, durante el mitin campaña el 16 de diciembre en New Hampshire.
“No solo en Sudamérica. No solo en los tres o cuatro países en los que pensamos. Están llegando a nuestro país de todas partes del mundo: de África, de Asia, de todo el mundo”, puntualizó.
Se trata de palabras usadas por los supremacistas blancos, por la ultraderecha racista, “Hemos visto este tipo de retórica tóxica inspirar violencia en el mundo”, dijo La Liga Antidifamación (ADL).
Es un coqueteo abierto con lo peor de la sociedad estadounidense, un mensaje a sus bases retrógradas, a los neofascistas que le apoyan de siempre, a sus fanáticos, los mismos que acudieron en masa a tomar el Capitolio.
No menos alarmante son sus planes contra la migración, expulsar a millones de migrantes que entraron ilegalmente en Estados Unidos, a una escala nunca antes vista, deportarlos incluso décadas después de haberse establecido en ese país, según reseña NYT
La amenaza de usar la fuerza militar estadounidense, para atacar a los cárteles de drogas en México, sin consentimiento de esa nación, es una clara violación del derecho internacional, de incalculables consecuencias.
¿Tendrá EE.UU., un dictador en la Casa Blanca?, todo parece indicar que sí, las encuestas favorecen a Trump, según los cálculos, el magnate derrotaría a Biden por cinco puntos de diferencia en una eventual elección presidencial.
Ahora, la pregunta que debemos hacernos es la siguiente ¿Pero es acaso una novedad?, más allá de los llamados “parámetros de la democracia estadounidense”, la respuesta es clara.
(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.
Foto de portada: San Diego Union Tribune.