Intervención de Mariela Castro en el II Encuentro Internacional de Europa por Cuba
Buenos días,
Ante todo quiero agradecer la invitación que recibí del compañero José Antonio Toledo y del equipo encargado de la organización del II Encuentro Internacional del Canal Europa por Cuba, que se está celebrando en estos días en la ciudad de Bilbao, en el país Vasco.
Quiero destacar el impacto simbólico de realizar esta reunión en el marco de varias importantes celebraciones históricas, el Aniversario 171 del nacimiento del apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, por la vigencia de su pensamiento, y por lo que significa en la continuidad histórica del proyecto emancipador, iniciado en 1868; y que después de sesenta años de la ocupación neocolonial estadounidense, se lograra la plena soberanía de Cuba con la victoria revolucionaria de 1959, liderada por Fidel.
A pesar de tantas dificultades, satisface nuestras esperanzas el poder comprobar, que a los 65 años de esa epopeya, se haya fortalecido el carácter liberador, popular, anticolonial, tercermundista, socialista y antimperialista de nuestro proyecto revolucionario, que pondera el respeto a la dignidad plena del hombre como uno de sus pilares fundamentales; que se propone conquistar toda la justicia, la igualdad ante la ley, la equidad social, la solidaridad y la unidad en la lucha para enfrentar los desafíos del proceso de transición socialista.
La historia ha demostrado que todos los procesos revolucionarios que se enfrenten al poder de las oligarquías nacionales y a los intereses del conglomerado imperialista, han sido objeto de las más crueles y sofisticadas estrategias de agresión. Todo proyecto social liberador debe estudiar los aprendizajes de la primera revolución socialista de la historia, liderada por Vladímir Ilich Uliánov, Lenin. En el centenario de su fallecimiento, sigue siendo un referente indispensable para la organización de la lucha revolucionaria contra el capitalismo, incluyendo los procesos de decolonización y descolonización de los pueblos. Debe quedarnos claro que no se pueden abandonar nunca los principios éticos, guía de las estrategias y tácticas de la experimentación socialista. Incluso frente a los tremendos obstáculos y contradicciones que, en cada contexto histórico concreto, se imponen como desafíos.
Lenin, al igual que Fidel y tantos otros líderes revolucionarios, en todos los continentes, hicieron aportes muy valiosos que debemos estudiar con profundidad y aplicar de manera creativa y rigurosa. Hay que fortalecer los espacios de diálogo popular y la construcción de consensos, en los singulares proyectos nacionales de transformación revolucionaria, encaminados a la creación de mecanismos de democracia verdadera.
Cuba enfrenta colosales campañas de agresión económica, financiera, comercial, ideológica, cultural y comunicacional. Los enemigos de la Revolución cubana, creen, una vez más, que es el momento de emprender una ofensiva final para lograr nuestra destrucción. La política genocida de Trump y el continuismo de Biden, combinado con las consecuencias de la crisis económica mundial post pandemia, han creado un escenario económico muy difícil. La arrogancia del imperio y sus acólitos, pretenden desconocer las historias de resistencia de los pueblos oprimidos y amenazados. Frente a los traidores y los cobardes, se erige una historia con el coraje de mujeres y hombres dispuestos a entregarlo todo. “Quién a su patria defender ansía. Ni en sangre ni en obstáculos repara…” decía José Martí en el poema épico “Abdala”. “Patria o muerte, venceremos”, no es sólo una consigna, es una convicción que corre por las venas, que moviliza y une a varias generaciones de nuestro pueblo, cuando de defender a la Revolución se trata.
Hoy la unidad de las fuerzas revolucionarias, sigue siendo columna vertebral de nuestra resistencia. La unidad es el arma más efectiva contra las agresiones del imperialismo. La solidaridad internacional de las fuerzas revolucionarias, en el actual contexto donde el imperialismo hegemónico desde la II guerra mundial ve amenazado su orden injusto, es parte esencial de esa unidad que nos debemos en nuestra lucha por un mundo mejor. Solo esa unidad global de las fuerzas revolucionarias podrá frenar el avance del fascismo, el sionismo, la xenofobia, el racismo y la recolonización de nuestros pueblos.
Hoy la defensa de todos los proyectos emancipatorios y antiimperialistas son una prioridad. Y esa unidad y movilización mundial ,como pocas veces, se ha puesto de manifiesto en los últimos meses para denunciar y combatir el genocidio que contra Palestina cometen los sionistas, con el respaldo absoluto de EEUU, y la complicidad de la Unión Europea y el Reino Unido.
La resistencia palestina demuestra las debilidades del imperialismo y el sionismo, están dando lecciones al mundo y han logrado despertar la conciencia de los pueblos. Como nunca antes, lograron la unidad de las fuerzas insurgentes en una estrategia que abarca todos los frentes de lucha, incluyendo el comunicacional, pero con un costo humano extraordinario de sacrificio que duele en lo más profundo. Es el precio que han pagado todos los pueblos del mundo por defender su independencia y el derecho a la libre determinación. La causa de Palestina es la de toda la humanidad. Si salvamos a Palestina, habrá futuro para el mundo.
El pueblo de Cuba, firme y solidario, abraza agradecido la solidaridad que recibe de otros pueblos, por la lucha incesante contra el arbitrario e ilegal bloqueo impuesto de manera unilateral por el gobierno de los EEUU, durante más de seis décadas, por los sostenidos esfuerzos para que quiten a Cuba de la infame lista de países patrocinadores del terrorismo, cuyo documento ha sido elaborado nada más y nada menos que por los EEUU, el país más terrorista y agresivo de la historia; por combatir la guerra mediática de la prensa hegemónica al servicio del imperialismo, plagada de mentiras insolentes para adormecer la conciencia de los pueblos, y anular el pensamiento crítico.
Celebro la reedición en La Habana de la Operación Verdad, para articular los esfuerzos del periodismo y la comunicación en clave emancipadora, y defender las verdades que intentan secuestrar y tergiversar.
También, celebro la iniciativa de Sudáfrica de acusar ante la Corte Internacional de Justicia a Israel por genocidio. Una iniciativa, apoyada por Cuba y otros Estados.
Quiero resaltar la admiración que siento por las diferentes fuerzas del eje de resistencia que están enfrentando las agresiones imperialistas, consagrando sus vidas por la causa palestina y en apoyo a su heroica resistencia. No los voy a nombrar a todos, pero no puedo dejar de resaltar el honroso papel de los hutíes yemenitas.
En este momento, pido que no olvidemos a Julian Assange y que no se debiliten los esfuerzos necesarios hasta lograr su plena libertad. En esta misma línea de enfrentar la guerra comunicacional y luchar por la verdad, quiero recordarles que nuestro querido compañero José Manzaneda enfrentará próximamente un juicio, acusado por una de las organizaciones más activas de la contrarrevolución. No permitamos que se penalice injustamente a otro de nuestros valientes compatriotas. Exhorto a todas las compañeras y compañeros que participan en esta reunión a expresar su compromiso con Assange, Manzaneda, junto a otras y otros periodistas, artistas, activistas, políticos e intelectuales que sufren procesos similares.
Por la unidad antimperialista y antifascista de los pueblos
Por el Socialismo
Por la paz mundial
Patria o muerte ¡Venceremos!
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