La CIA torturaba cubanos en Argentina
Entre los 30 mil desaparecidos de la dictadura cívico-militar argentina hubo dos diplomáticos cubanos. Sus secuestros y desapariciones fueron en el marco del Plan Cóndor. En 2012 y 2013, sus cuerpos fueron encontrados a orillas del Río de la Plata.
Jesús Cejas Arias, miembro del cuerpo diplomático de Cuba, había llegado a Buenos Aires junto a su compatriota Crescencio Nicomedes Galañena Hernández, el 18 de agosto de 1975, para desempeñar funciones en la embajada de Cuba en Buenos Aires
La tarde del 9 de agosto de 1976 hizo mucho frío en Buenos Aires. Jesús y Crescencio se abrigaron antes de dejar la Embajada. Tenían que ir a cumplir funciones de seguridad a la residencia donde vivía Aragonés. Salieron caminando rumbo a la parada de colectivos. Iban por Virrey del Pino. Cuando llegaron al cruce con la calle Arribeños, un escuadrón de 40 militares se abalanzó sobre ellos. Bloquearon sus pasos con varios Ford Falcon. “Los dos muchachos se defendieron con audacia y valentía, pero no pudieron contra tantos hombres. No los querían muertos, los querían vivos. Los secuestraron y los llevaron a Orletti, donde los torturaron salvajemente
Vinieron a torturarlos, especialmente, un agente de la CIA que pertenecía a la DINA de Pinochet, Michael Townley y otro agente de la CIA de origen cubano-americano, Guillermo Novo Sampol.
Esto está en los testimonios del chileno Juan Manuel Contreras Sepúlveda de la DINA y fueron corroborados ante la jueza María Servini de Cubría, que los tiene registrados. Se hizo una gran investigación para dar con el paradero de estos dos chicos ya que hay muy pocos testimonios de sobrevivientes de automotores Orletti.
Cuatro días después del secuestro, el diario La Opinión publicó: “La embajada cubana en Buenos Aires está trabajando en estrecho contacto con el gobierno argentino en la búsqueda de dos miembros de la representación, acerca de quienes se presume que habrían sido secuestrados”. El 16 de agosto, la agencia Associated Press recibió un sobre que contenía las credenciales de ambos desaparecidos. Adentro había un texto que decía: “Nosotros (Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena), ambos cubanos, nos dirigimos a usted para por este medio comunicar que hemos desertado de la embajada para gozar de la libertad del mundo occidental”. Cancillería certificó la autenticidad de las credenciales, informó al día siguiente el mismo diario.
Por el secuestro y la desaparición de ambos la justicia argentina condenó al general retirado Rodolfo Cabanillas, que se desempeñó como jefe de la División de la SIDE “Operaciones Tácticas 18”, que correspondía a Orletti. También a los represores Raúl Guglielminetti, Eduardo Alfredo Ruffo y Honorio Carlos Martínez Ruíz. No se pudo juzgar a Novo Sampol, ni a Townley. Ellos terminaron con las torturas y se fueron del país.
El 11 de junio de 2012 un grupo de chicos jugaba en Virreyes, frente al aeródromo de San Fernando, a orillas del Río de la Plata. Cazaban pájaros y cuises cuando vieron un barril metálico. Estaba oxidado y de ahí salían unos huesos. Llamaron a la policía, que encontró otros dos barriles metálicos idénticos. En los tres había cemento y restos óseos. En uno de esos tres barriles estaban los restos de Crescencio. Menos de un año después, muy cerca de ahí aparecieron en similares condiciones los de Jesús.
Identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), fueron repatriados a Cuba, donde los recibieron sus compatriotas, los lloraron y los despidieron con honores de Estado.
Fuente: CAPAC – con información de APU e InfoJus