Crisis eléctrica en Cuba: la cara oculta
Por José Manzaneda
El Departamento del Tesoro de EEUU persigue y sanciona a las navieras que llevan combustible a las centrales termoeléctricas de Cuba.
Persigue y sanciona a todo banco internacional que ose realizar transferencias de instituciones cubanas u otorgar créditos para el pago de suministros. Las sanciones de EEUU acabaron, en cinco años, con el 90 % de la producción petrolera de Venezuela, antaño principal suministrador de combustible a Cuba.
Además, la Casa Blanca ha conseguido impactar todas y cada una de las fuentes de ingreso de divisas de Cuba: el envío de remesas de la emigración cubana estuvo prohibido durante más tres años; el turismo europeo a Cuba ha caído por penalizaciones de visado, mientras el estadounidense sigue cerrado a cal y canto; y la aplicación integral de la Ley Helms-Burton ha cortado de raíz el flujo de inversión extranjera a Cuba.
Añadamos a todo esto el encarecimiento de todas las importaciones cubanas por el tradicional embargo comercial de EEUU; las penalizaciones y presiones a empresas y países que comercien con la Isla; o la imposibilidad de que Cuba acceda a créditos para el desarrollo, para modernizar, por ejemplo, su sistema eléctrico, debido al voto preferente de EEUU en el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo.
La crisis eléctrica que sufre Cuba es consecuencia de la suma de estos elementos. Pero no encontrarán ni una sola mención a ellos en la prensa corporativa internacional. Una parte de esta prensa, nos describe la situación cubana tal como es, sin duda. Una realidad dramática, límite, insostenible. Pero, ¿y de las causas, de la política criminal que ha conducido a esta situación? Ni una sílaba.
Otra parte de los medios toma partido… para avalar el crimen. Es el caso del diario “El País”, cuya especialista en el tema Cuba es Carla Gloria Colomé quien, antes, trabajó a sueldo del Gobierno de EEUU en el medio El Estornudo. Nos habla con suficiencia de “décadas de falta de inversión”, de un “sistema eléctrico obsoleto” que “depende todavía de los combustibles fósiles”, como si esto fuera una decisión burocrática o caprichosa de La Habana. Todo, para tapar la guerra económica impuesta por el Gobierno que pagó su salario durante años.
Otro medio español, El Confidencial, menciona ciertas razones de la crisis. Una, el petróleo venezolano. “Caracas ya no es capaz de enviar a La Habana ni el 50%” de lo que enviaba, nos dice. Pero, ¿por qué no explica que ya no lo puede hacer porque el bloqueo de EEUU acabó con el 90 % de su producción y de sus ingresos? Dos, el turismo. “El régimen cubano ha perdido gran parte de su liquidez financiera debido a la decadencia del turismo, una de sus principales fuentes de ingresos”. Pero, ¿por qué calla sobre una de las razones fundamentales, la penalización de EEUU a los turistas europeos que visitan la Isla?
Silenciar la guerra económica que sufre Cuba es la única forma de justificarla, y así endosar sus consecuencias a “65 años de gestión comunista” o a la “centralización económica” (curiosamente, cuando esta es menor que nunca en la historia, tras un proceso de apertura al sector privado).
Y, en todo esto, hay medios que ya dejan caer la siguiente línea de ataque: la supuesta represión. La advertencia del presidente Miguel Díaz-Canel de que no va a permitir “hechos vandálicos”, aprovechando el apagón, de ocurrir en otro país, sería narrada como la actuación normal de un Estado en defensa de las propiedades públicas o privadas. Pero si es en Cuba la cosa cambia: se nos dice que “El régimen (…) amenazó con aumentar la represión en contra de quienes protesten” o que “el Gobierno advierte que no tolerará protestas” .
El pueblo cubano sufre una guerra despiadada, con el aval de los medios internacionales. Una guerra que jamás había alcanzado semejante intensidad. Por eso, es necesario activar, más que nunca, la solidaridad del mundo entero. Para parar los pies a los criminales… y a sus órganos de propaganda.
Fuente: Cubainformación
Foto: Adalberto Roque / AFP
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