¿Un futuro incierto para Tele y Radio Martí? (III)
Por José Luis Méndez Méndez / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
La incertidumbre mina la poca moral de la plantilla de esos engendros subversivos, la mayoría no siguen la política de sucesivas administraciones hacia Cuba, es un trabajo que les da de vivir y eso es lo que preocupa: “Todavía estamos en las etapas de planificación de cómo implementaríamos un recorte de esta magnitud si el presupuesto final reflejara estos niveles propuestos”, comentó en los inicios de la primera época de Donald Trump el director de comunicaciones del citado BBG. “Nuestro objetivo, como siempre, es atenuar el impacto”, sentenció.
Trabajadores de las estaciones Martí que prefirieron mantener el anonimato dijeron estar sorprendidos por la noticia, sobre todo porque Trump ha endurecido la política hacia Cuba, tal y como se vaticina ahora en el 2025.
Ver para creer, es la expresión más comentada: “Nadie pensó que iba a ser Donald Trump el enterrador de Radio y TV Martí”, comentó un empleado. Varios dijeron que la propuesta de recortes venía de una junta directiva nombrada por la administración anterior, es decir la del demócrata Barack Obama, hacedor de una política, que intentó derrocar a la Revolución cubana por medios y métodos “novedosos”.
El gobierno de Obama sopesó varias alternativas para reestructurar o privatizar las estaciones, entre ellas, su fusión con la Voz de América y un plan para convertir a sus empleados en contratistas. “Han sido muchos intentos de la misma junta directiva que puso Obama”, recalcó un empleado.
Un sisma impactó en los empleados, entonces André Mendes, director interino de la OCB tras la renuncia de Malule González, convocó a una reunión para enfrentar la contingencia, con los menores daños del recorte en la inflada plantilla.
En Miami, algunos emigrados dedicados a vivir del emporio contrarrevolucionario se sintieron amenazados y reaccionaron molestos: “Estos directivos de Obama, similar a los de Biden, temiendo que Radio y TV Martí caiga en manos de un nuevo director que no tenga miedo de ofender al castrismo, o que se modernice, han propuesto tomar, de las estaciones, 10 millones de dólares”, comentó Marcell Felipe, quien preside la fundación Inspire America con sede en la meca de la reacción anticubana.
Pero aquellos que velan por el caudal de los contribuyentes, que toma caminos tortuosos, difíciles de seguir y se convierten en invisibles como los del destape actual de la seguridad social en el Imperio, que benévola paga religiosamente pensiones y asistencia a ciudadanos, que solo existen en las anquilosadas listas de los servidores federales.
Para esos servidores públicos los recortes, no todos están en contra de las medidas. Durante años, las estaciones han generado controversia por el excesivo gasto que han supuesto para los contribuyentes y sobre todo dudas sobre su efectividad de lo que se espera. Las estaciones tienen como objetivo “promover la libertad y la democracia mediante una programación informativa y de noticias objetivas” dirigida a los cubanos en la Isla, según indica la OCB en su sitio digital. Pero la señal de la televisión es poco vista dentro del país y la de la radio ha sido bloqueada a intervalos por el gobierno de la Isla, aunque la estrategia de la OCB ha cambiado para centrarse en hacer llegar sus contenidos a través de DVDs y memorias flash, que se distribuyen en el interior del archipiélago, pero con dudosos resultados.
Se ha demostrado, sin lugar a dudas, que “TV Martí es un desperdicio de dólares de los contribuyentes”, según opinó Geoff Thale, vicepresidente de la Washington Office on Latin America (WOLA). No tiene sentido erogar fondos en esta equivocada dirección: “Llega a pocas personas en Cuba y ha estado plagado de batallas internas. Los reportajes de Radio Martí a menudo no cumplen con los estándares periodísticos, y es difícil imaginar la justificación para gastar el dinero de los contribuyentes en una estación dirigida específicamente a Cuba cuando ya tenemos un servicio en español de la Voz de América que llega al hemisferio”, comentó un miembro del equipo.
Las misiones de Radio y TV Martí, así como los programas de la USAID también han sido un foco de conflicto entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos. El gobierno cubano considera que son iniciativas “subversivas” que tienen como objetivo el cambio de régimen. Los programas de la USAID también han estado bajo escrutinio por el manejo de la información sobre los programas relacionados con Cuba así como el uso de los fondos.
El caso más grave fue la detención del subcontratista de la USAID Alan Gross, quien estuvo cinco años prisionero en Cuba por intentar llevar tecnología prohibida en la Isla para conectarse a internet. Esa aparente gestión desestabilizadora lo llevó a las rejas, de manera legítima.
En su primer mandato Trump solicitó en total $39,300 millones para el Departamento de Estado y la USAID, lo que se estimó entonces como un recorte del 27 por ciento en comparación al fiscal 2017, cuando esa cifra alcanzó los $55,600 millones. La llegada de Trump, en el 2025, ha disparado alarmas sobre otros recortes. El aparente adecentador Elon Musk, puede colocar en su lugar este derroche de los contribuyentes estadounidenses.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.
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