Internacionales

El origen de la política oficial (II)

Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Se emplearon los resortes psicológicos y sociológicos más avanzados de la época, para influir sobre las multitudes, para ser aplicados a la sociedad cubana, que vivía cambios radicales por primera vez, lo cual demostraba que la Revolución estaban echando raíces y no se trataba de cambiarlo todo para que siguiera igual. Así se concibió por los gestores: “La principal herramienta a ser utilizada para este propósito es una instalación de transmisión gris, que consiste en transmitir mensajes preparados con información que tiene parte cierta y parte falsa o manipulación de la información verdadera. Esto se haría en la onda larga y corta, probablemente ubicada en la Isla del Cisne. La meta para su terminación es dos meses. Esta será suplementada con transmisiones desde instalaciones comerciales de los Estados Unidos, pagadas por grupos cubanos, así como por la distribución clandestina dentro de Cuba de material escrito con contenido igualmente toxico y falseado”.

De manera acelerada se instalaron campamentos en la Isla Swan en aguas hondureñas, con todo el equipamiento requerido y personal escogido para subvertir desde esa base a Cuba, contaminando el éter con indicaciones y ordenes, además de diversas diatribas y difamaciones. Se empleo también para organizar y orientar a las bandas de alzados que se diseminaban por todo el territorio nacional hasta julio de 1965, cuando su desarticulado ese método agresivo por la respuesta de la defensa cubana. Este engendro muto después a Radio América, hasta 1968, cuando su transmisor de frecuencia AM fue instalado en Vietnam del Sur, como apoyo a la guerra de Estados Unidos en ese país.

Como parte del vasto programa encubierto, en paralelo, se organizaba la contrarrevolución interna, para generalizar la subversión, combinada con la creada en el exterior tendría una contrapartida doméstica en el país. Este diseño también generó contradicciones y pugnas por disputarse el favor y los fondos de la CIA.

Así fue presentado el programa a la firma presidencial: “Ya se trabaja en la creación de una organización encubierta de acción e inteligencia dentro de Cuba, la cual responderá a las órdenes e indicaciones de la oposición en el “exilio”. Tal red debe tener comunicación efectiva y ser dirigida selectivamente para minimizar el riesgo de penetración. Una organización efectiva puede probablemente ser creada dentro de 60 días. Su papel será ofrecer inteligencia dura, coordinar las infiltraciones/ exfiltraciones ilegales de individuos, ayudar en la distribución interna de propaganda ilegal, y planificar y organizar la deserción de personas y grupos importantes según se le indique”. Eran más deseos y sueños, que realidades, el proceso era lento, sorteando decenas de obstáculos de todo tipo, en el papel parecía demasiado bueno para ser real, era una compulsión colectiva, que lindaba en pequeñas y nobles mentiras. Era menos de lo que aparentaba y se vendía a la pluma del ejecutivo.

Los preparativos para la invasión, estaba en ciernes, se buscaban las locaciones fuera de Estados Unidos, se reclutó a los entrenadores dentro del vencido ejército de la dictadura de Fulgencio Batista, opción desestimada meses después por el rechazo de los mercenarios. Se buscaron paramilitares de la CIA, dedicados a cualquier misión, en cualquier confín, se aseguraba: “Ya se han hecho preparativos para el desarrollo de una adecuada fuerza paramilitar fuera de Cuba, junto con mecanismos para el necesario apoyo logístico a operaciones militares encubiertas en la Isla. Inicialmente se reclutará a un grupo de dirigentes después de ser cuidadosamente investigados   y se les entrenará para que sean instructores paramilitares. En una segunda fase, un número de cuadros paramilitares será entrenado en ubicaciones seguras fuera de los Estados Unidos, para que estén listos para el despliegue inmediato a Cuba para organizar, entrenar y dirigir las fuerzas de la resistencia reclutadas allí antes y después del establecimiento de uno o más centros activos de resistencia. La creación de esta capacidad requerirá un mínimo de seis meses y probablemente cerca de ocho. Mientras tanto, una capacidad aérea limitada para reabastecimiento e infiltración/ exfiltración ya existe bajo el control de la CIA y puede ser incrementada fácilmente si y cuando la situación lo requiera. Se espera dentro de dos meses igualar esto con una pequeña capacidad de reabastecimiento aéreo bajo cobertura profunda como si fuera una operación comercial en otro país”.

Eran proyecciones a mediano plazo, que intentaban cerrar cualquier fisura en el análisis previo a la firma, había respuesta para todas las preguntas, faltaba el cómo se haría. Uno de los temas más argüido era cómo domesticar a la caterva de ansiosos dirigentes de los “exiliados”, que pugnaban por beneficios y protagonismo, sin pudor exigían méritos no ganados y una cuota elevada de posiciones en una Cuba post Castro. No había antídoto y los estadounidenses apenas podían controlarlos, al final optaron por sacarlos de Estados Unidos, los confinaron en México en espera del desenlace deseado. “Es importante evitar rivalidad que cree divisiones y distracción por los altos cargos de la oposición entre sus destacados dirigentes. Por ello, se hará todo lo posible por tener un presidente electo que sea eminente, no ambicioso y no tenga rival políticamente. El surgimiento de un sucesor a Castro debería seguir a una cuidadosa evaluación de las diferentes personalidades activas en la oposición para identificar el que pueda atraer, controlar y dirigir las diversas fuerzas. A medida que la posibilidad de un derrocamiento de Castro se haga más inminente, debe seleccionarse un dirigente experimentado, con apoyo de los Estados Unidos y lograrse su proyección”. No existía tal, entonces ni después, había que fabricarlo con esas exigencias quiméricas. Continuará…

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

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