Devaluación de los emigrados cubanos en Estados Unidos
Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
A los cubanos de ambas orillas del Estrecho, les duele el proceso acelerado de devaluación humillante a que someten a los emigrados de la Isla desde el 20 de enero de 2025, cuando llegó por segunda vez a la Casa Blanca, el republicano Donald J. Trump, hijo también de inmigrantes, como la mayoría de los millones de estadounidenses en un país conocido como crisol de nacionalidades.
Una verdadera razia se ha desatado contra miles de isleños llegados en los últimos años, unos de manera legal bajo el programa de parole, ahora revocado, otros por la frontera sur y por medio de la ilegal, desordenada y riesgosa vía marítima.
Atrás han quedado los privilegios amparados por la asimétrica Ley de Ajuste Cubano, que daba garantías extraordinarias a los llegados procedentes de la Mayor de las Antillas, por encima de otros. Se recuerda como ante la llegada simultanea de ciudadanos de varias nacionalidades, los cubanos eran admitidos y los otros devueltos a sus confines de origen.
Generaciones de políticos estadounidenses de origen cubano, crecieron gracias al emporio próspero de la contrarrevolución, el respaldo económico y en las urnas les hizo escalar posiciones diversas, desde municipales hasta federal. De eso vivieron Ileana Ros, el finado Lincoln Díaz-Balart, su hermano Mario, Albio Sires, el corrupto Robert Bob Menéndez, los breves Joe García y Carlos Curbelo, los ahora chupadores Carlos Antonio Giménez, la conversa María Elvira Salazar, admiradora del Presidente Fidel Castro Ruz, con amplios vínculos con sus coterráneos en la Isla y los otros integrantes de la caterva de gorrones amparados por los emigrados de varias generaciones, desde los allegados a la dictadura de Fulgencio Batista, hasta el último llegado de diversas maneras al “sueño americano”.
Florida y otros Estados, están en deuda con los aportes de los inmigrantes procedentes de Cuba, cuando llegaron a Miami en 1959, esta era un pueblo de campo subdesarrollado, basta comparar fotos de la época, los isleños llevaron capital, inteligencia, laboriosidad, tal y como en el siglo XIX, estos tributaron al origen y desarrollo de Cayo Hueso, también en Tampa, dejaron una relevante impronta.
La “capital del sol”, se hacia llamar “ciudad mágica”, pero no era mas que una pequeña ciudad turística de segunda categoría, con calles todavía de piedra triturada blanca y con pocos edificios altos. En 1896, Miami obtuvo el título de ciudad con apenas 300 habitantes
Así, lo dejó para la historia el más preclaro de todos los cubanos José Martí Pérez, quien el 21 de marzo de 1889, refutó la denostación de los isleños en un periódico de Filadelfia, colmado de epítetos y valoraciones cargadas de odio. Allí, en su vigorosa respuesta: “…los que, con sus elementos menos preparados, fundaron una ciudad (Cayo Hueso) de trabajadores donde Estados Unidos no tenían antes más que unas cuantas casuchas en un islote desierto…”.
Después, la Agencia Central de Inteligencia, durante una década, desde 1960 hasta 1968, inyecto a Miami y a sus alrededores, cientos de miles de millones de dólares, en un intento por derrocar a la Revolución cubana, incluida la fallida invasión. Todo esto gracia a los cubanos, ahora perseguidos con saña, para ser deportados sin consideraciones, son apestados según la política actual, los otrora aliados se han convertido en una raza que debe ser devuelta al lugar de origen, proceso que encierra un fin oculto, enviar más presión a la desangrada economía y estabilidad cubanas. Quienes emigraron en su mayoría “quemaron sus naves” para emprender un camino sin retorno, vendieron casas, autos, enseres domésticos para acumular la cifra necesaria para lograr el intento. Serían carga pública, una bomba migratoria, que contribuya al deseado colapso del sistema isleño, apetecido por más de una docena de administraciones estadounidenses, que lo han probado casi todo para alcanzar ese fin.
Los políticos estadounidenses de origen cubano, ven en este proceso una amenaza, necesitan el dinero y el voto, de quienes ahora se han depreciado, sencillamente les han dado la espalda a la mano que les ha dado de comer y el efecto bumerang se verá en las urnas, cuando el castigo se exprese en el sufragio. Están en la disyuntiva de ser fieles a sus electores o entrar e n conflicto con la administración. Hasta ahora han tenido pálidas reacciones y exiguas acciones de protesta.
A la cabeza de estos judas a sus seguidores está el impresentable Secretario de Estado, que forjó la falsa imagen de víctima del comunismo cubano, se le perdonó el embuste y fue llevado hasta senador, gracias a quienes han creído en él hasta el presente, pero la traición en los barrios cubanos, donde él nunca ha estado, se dirime con sangre, está condenado a pasar a los anales de la memoria histórica de sus ancestros, como la ficha que fue utilizada para enfrentarlo a sus coterráneos, que lo llevaron a dónde está.
Se han escrito listas de marcados, pronto se les pondrá una insignia que los destaque como deportables, al estilo del fascismo nazi, que segregaba a los judíos y los perseguían hasta el exterminio. Los inmigrantes de la Isla, son perseguidos con saña, una multa de tránsito; una denuncia anónima, el popular “pase de cuentas” de una novia despechada es suficiente para que el ICE, intervenga, detenga y enliste.
Los perseguidos ciudadanos de segunda, se has refugiado en otros Estados, donde hay protección, santuarios contra la política de sanear de indocumentados al país. Los abogados están en una boyante época, les dicen a sus clientes lo que estos quieren oír y como encantadores de serpientes, prometen lo que no pueden dar, existe una incertidumbre generalizada hacia este díscolo manejo migratorio.
En el caso de los cubanos, nadie está a salvo, los medios de comunicación; los auto titulados influencer, los odiadores habituales, inquisidores seriales ganan fama y participan en la asechanza. Llegados, que han regularizado su estatus migratorio ante las autoridades, pagado impuestos, trabajado honradamente y encontrado su espacio bajo el sor americano, sienten pavor, se les priva de sus derechos a viajar, remesar, incluso comunicarse con familiares y amigos, por temor a perder su condición, es una práctica terrorista, que intimidad, amenaza e inmoviliza, en espera que cualquier día toquen a su puerta o reciban por correo la temida notificación.
Viajar a Cuba, los estigma, aquellos que optaron por fabricarse un disfraz de perseguido por las autoridades cubanas, están marcados a fuego, no podrán viajar a su país natal, no por temer a sus supuestos perseguidores, sino para evitar no poder regresar a Estados Unidos. Si el torpe Rubio, había propuesto cinco años de moratoria para poder viajar y privar de la ayuda estatal a quienes lo hicieran, eso ha quedado pálido ante la iniciativa actual: Si viaja a su terruño no regresa al paraíso, no importa familias divididas, sueños truncados, vidas desechas, para aquellos que imaginaron que habían encontrado un espacio debajo del sol americano, todo debido al díscolo acoso de un xenófobo, quien ha olvidado sus raíces foráneas.
Un caso, que ha acaparado la atención reciente en las redes sociales y clamado a la solidaridad, es la deportación de un cubano, quien residía en Estados Unidos desde el año 2020 y ha dejado atrás a su esposa y dos hijos.
Otro que escenificó una carrera de autos con policía local y portador de una I-220 A, acusado de conducir de manera imprudente, es una causal suficiente para la deportación. Se conoce el caso de un inmigrante a punto de recibir su residencia, que fue denunciado por una vecina a la policía por colocar su basura fuera de lugar y ahora es procesado para posible deportación, su esposa embarazada no tiene cargos de revocación de su estatus, puede optar por auto deportarse, una opción, que ya han utilizado algunos cubanos, acosados por su pasado político en Cuba y que entraron a Estados Unidos, con visa de turismo otorgada por sus autoridades migratorias. Nada de lo actuado durante la pasada administración demócrata ha sido honrado, se revoca y punto.
Los cubanos devaluados en su reconocimiento social, que han servido como mercenarios en distintos escenarios donde Estados Unidos ha tenido intereses, así lo hicieron en Vietnam, con la CIA en el Congo ex belga, en la Operación Cóndor, en la agresión a Nicaragua después del triunfo de su Revolución sandinista y en decenas de misiones, ahora son preteridos y tratados como ciudadanos de segunda. Así están los asuntos en la histórica capital del “exilio”.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.
Foto de portada: Un médico cubano varado en la frontera atiende en un campamento de migrantes / Ilana Panich-Linsman for The New York Times.