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No dejemos de hablar de Gaza. Civilización vs barbarie

No dejemos hablar de Gaza, debería ser el propósito cotidiano de cualquier persona decente, sin importar la filiación política o afinidad religiosa, filosófica o ideológica. Es asunto de civilización versus barbarie, en el sentido semiótico y conceptual, entendida la primera por el respeto a la vida humana y la segunda, la barbarie, como el desprecio a esta.
 
Desde una perspectiva histórica y política, Gaza es tal vez el mejor ejemplo de cómo encara el capitalismo su fase decadente, violando lo acumulado éticamente por la humanidad hasta la fecha, presionado por mantener a toda costa elevadas tasas de ganancias; en el caso de Gaza, asegurarse el control de relevantes reservas de gas y petróleo, en la parte oceánica del norte de esa franja territorial.
        
Se trata de asumir de una buena vez que aquel mundo basado en reglas, en la previsibilidad de las acciones humanas, ha llegado a su fin, mostrándose descarnado, “sincero” en el peor sentido del término, develando que para su etapa actual al sistema capitalista, se aplica lo que dijo Marx, lo que ya ocurrió durante su acumulación originaria, cuando llegó al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies a la cabeza.
 
Por tanto, la tolerancia del norte global al martirio de Gaza, genera un cierto y perverso precedente para el derecho universal, según el cual para mantener la civilización occidental, es menester aplicar la mayor dosis de barbarie posible al resto de la humanidad.

Hablar del genocidio contra la población gazatí conlleva exponer datos actualizados, que en sí mismos son insuficientes porque corren el riesgo de una permanente desactualización y porque son eso, datos, estadísticas, aritmética exacta pero cada asesinado, cada mutilado o cada aplastado es una herida para la especie humana.
 
A la altura de marzo, por caso, los sionistas le deben al resto de la humanidad más de 61 mil palestinos asesinados, de ellas alrededor 17 500 son menores de edad; deben 173 periodistas y comunicadores, 120 académicos, más de 326 personal sanitario y  224 trabajadores humanitarios, incluido 179 empleados de la UNRWA.
 
En el haber de los sionistas están alrededor de  112 mil heridos, incluido más de 8 500 infantes, que muestran el espeluznante récord del mayor número de amputaciones pediátricas del que se tenga registro, calculado en más de mil; están sin aparecer unas 14 200 personas, probablemente sepultados en los escombros.
 
Los bombardeos han forzado el desplazamiento de 1,9 millones de palestinos, alrededor del  75 % de la población del enclave, de ellos 893 000 niños, el mayor desalojo experimentado en la historia contemporánea, un crimen de guerra, según la ONU; posterior a esta destrucción le están aplicando una política de tierra arrasada, lista para construir futuros asentamientos de colonos israelitas, o instalaciones turísticas según el proyecto de resort y canchas de golf, del inquilino de la Casa Blanca.

Está en pleno desarrollo lo que tipifica como una crisis humanitaria; con 18 de 36 hospitales funcionando parcialmente y al unísono,  unas 130 mil personas enfrentan una inanición catastrófica, debido al bloqueo de alrededor de 116 mil toneladas de alimentos (no incluye medicinas y agua potable) que alcanzaría para un millón de personas por unos 120 días.

El crimen de Gaza compite, por la peor de las razones, con conflagraciones producidas en espacios y demografía superiores y más dilatadas en el tiempo, como las dos guerras mundiales o la invasión a Vietnam, que ahora cumple 50 años de haber sido derrotada.
 
La tabla muestra la proporción de muertes civiles que estos conflictos provocaron:
 
-Conflicto Porcentaje de víctimas civiles Rango estimado 

-Gaza (2023-a marzo 2025)- 61-80% 30,500-40,000 civiles (de 65,000 totales) 

-Segunda Guerra Mundial 60-67% 42-57 millones civiles (de 70-85 millones) 

-Primera Guerra Mundial 10-15% 1.5-3.3 millones civiles (de 15-22 millones)                 

-Guerra de Vietnam 46-67% 2 millones civiles (de 3.1 millones) 

Estos criminales han lanzado 85,000 toneladas de bombas, incluido prohibidas como el fosforo blanco, superior a lo empleado durante la segunda guerra mundial, además de misiles y drones, en su mayoría entregados por EEUU, que implementa probablemente otro colosal negocio de venta de armas; en algo de esto se gastaron los 15.000 millones de dólares del presupuesto militar sionista en el 2024, previéndose elevarlo un 65%, a 46.500 millones de dólares en el 2025.

Ciertamente la guerra mediática, que en paralelo suele acompañar a las de la metralla, ha dejado como gran derrotado al sionismo y en un plano menos claro, aun insuficientemente denunciado, a las elites del mencionado norte global.

Resulta muy difícil calcular la cantidad de millones de personas que han protestado por este genocidio, pero lo que no se puede ocultar que en este tema, como probablemente otros pocos, las oligarquías dominantes en este mundo han quedado expuestas, y lo que quizás sea particularmente peligroso para ellas, que tantas personas están dispuestas a confrontarlas a pesar de la represión, y por una razón que no es local, que no es por una reivindicación puntual, sino por solidaridad con una causa justa.
 
Las cosas están cambiando, para siempre, el crimen no quedará impune y como dijo el Che, esta humanidad ha dicho basta y ha echado a andar.

Tomado de Cubasí / Foto de portada:  Una misión conjunta de la ONU en el norte de Gaza ayudó a trasladar a algunos pacientes, como esta niña, del Hospital Kamal Adwan al Hospital Al-Shifa. / OMS.
 

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