El Héroe Pham Van Dong en la Nicaragua Sandinista (*)
Por Coronel ® Nelson Domínguez Morera (NOEL).
Regresaba de Cuba, tras la VI Cumbre de Países No Alineados y no podía perderse, estando tan cerca, la tentación de que él, hombre de acción y arrojo sin límites contra las hordas yanquis que cribaron su suelo patrio, dejara de expresarle su reconocimiento y apoyo a los noveles sandinistas que aplicando muchas veces tácticas expuestas y aprendidas de las guerrillas del Tío Ho, o las de Fidel Castro, habían logrado culminar con éxito la abnegada campaña.
La Cumbre de La Habana, efectuada del 3 al 9 de septiembre de 1979, había acabado con un temporal inesperado que obligó a su evacuación y las de otros jefes de Estado en anfibios y carros de combate desde el otrora elitista reparto Country Club en la Habana donde se hospedaban y cuyas despampanantes residencias la Revolución había transformado en zonas de protocolo.
Cuentan los que en ese cuasi rescate participaron, que el héroe vietnamita la pasaba divertido pretendiendo hasta encaramarse, con su eterna sonrisa triunfadora de tantos cruentos desafíos vividos y a pesar de su extrema longevidad, en la torreta de los vehículos de guerra entonces designados por la Defensa Civil y la Seguridad Personal cubanas en tareas de evacuación, cambiándose los lujosos Mercedes del Protocolo por los toscos anfibios verde olivo.
El arribo a Managua de Pham Van Dong tampoco fue el usual y continuaron las emociones en el aeropuerto recién denominado Augusto César Sandino de la ciudad capital. No existía en aquel entonces ninguna escalera mecánica que pudiera llegar hasta la altura de la puerta del inmenso avión IL-62 que lo transportaba.
Fue necesario que sus escoltas cubanos y vietnamitas lo alzaran, previo su consentimiento, (siempre risueño y seguro) por las axilas, para emprender junto a él un pequeño salto decreciente hasta alcanzar el último peldaño de la sinuosa escalera de la Pan American Airlines, que era la más alta de las escasas disponibles.
La ceremonia de recepción en la única casa de protocolo que se ubicaba entonces en el Reparto Los Robles, destinada a dar la bienvenida oficial, tuvo que rezagarse hasta el advenimiento de quien constituía el más preciado de los visitantes, dado su renombre de heroicos antecedentes.
Precisamente por el evento acontecido poco antes en La Habana, se encontraban aún ausentes del convite en Managua gran parte de los principales anfitriones Jefes de la recién inaugurada Revolución nica.
Daniel Ortega en calidad de jefe de Estado, Tomás Borge como ministro del Interior y Humberto Ortega como jefe del Ejército, se localizaban todavía en La Habana y fue entonces cuando el comandante Walter Ferreti (CHOMBO), recién designado como jefe de la Seguridad del Estado y de la Contra Inteligencia del MINT (Ministerio del Interior nica) fue destinado para darle la bienvenida y atenderlos a nombre del Dirección del FSLN y del Gobierno Sandinista.
Por encontrarme entonces asesorándolo junto con otros compañeros, todos aún acabados de llegar, Chombito (como acostumbrábamos llamarle cariñosamente por su juventud y dada la intensa compenetración alcanzada en tan breve espacio de tiempo) recabó nuestra urgente presencia con azarosa insistencia derivada de su inexperiencia en ese tipo de misión, tanto o igual a la de nosotros, como le expusimos a pesar de la disposición de asistir en su apoyo.
No había ningún introductor protocolario para presentarlos, fue entonces que con su inconmensurable modestia, lindando en timidez, Chombo solicitó q lo hiciéramos, posiblemente los menos indicados obviamente y cuál sería el desconcierto acaecido que al asumirlo, seguido del pedigree expuesto sobre quién era el Comandante sandinista, el vietnamita inquirió con crudo desenfado por medio del traductor de igual nacionalidad, y mirándole fijamente con sus ojos desgastados y bien oblicuos, sin soltarle la mano fuertemente estrechada… “¿ y cuántos somocistas ajusticiaste?”.
El desconcierto primó, Chombito intercambió miradas con nosotros y muy quedo balbuceó… “compa cubano, imagínate qué pregunta, a lo mejor si le digo lo cierto, hasta le parece ínfimo”. La sapiencia atávica de los anamitas, así reconocidos por Martí (“como los más bravos, pelearon y volverán a pelear, los pobres anamitas”) se impuso sacándolo de la tribulación y el atolondramiento perceptible. “Deben haber sido muchos tus actos de arrojo y valentía cuando te ganaste aun tan joven, los máximos grados posibles de esta verdadera Revolución, te felicito…”.
Phan Van Dong se desempeñaba entonces como Primer Ministro del recién constituido gobierno unido del norte y el sur de Vietnam, instaurado desde 1976, después del descomunal triunfo sobre la mayor potencia imperial de la historia mundial, a pesar de haber perdido en la desigual querella tres millones de hijos valerosos de su heroico pueblo.
Había comenzado su infatigable lucha desde 1925 contra el colonialismo japonés primero, seguido del francés y después contra los yanquis, uniéndose a su líder Ho Chi Minh, sufriendo 10 años de prisión, participando activamente en la victoria de Dien Bien Phu, preparando y combatiendo junto a su infatigable pueblo contra la desproporcionada guerra de agresión desatada por los gringos hasta obtener la victoria y la reunificación de su país que tan pronto se logró, lo mantuvo hasta 1987 fungiendo ininterrumpidamente de Premier, como antes lo había sido en Vietnam del Norte, desde 1955 hasta la reunificación de 1976.
El viejo Pham ya contaba cuando llegó a Managua largos 73 años y acumulaba todo el gran historial de su batallar en su azarosa vida dedicada a luchar contra tres poderosos imperios, por la liberación de su país, de ahí que aquella interrogante a Chombito y las muchas que vinieron después en su recorrido por León, Masaya, Chinandega y otras ciudades, estaban plenamente justificadas.
Por ello llegada la inevitable despedida, el Comandante Sandinista fusionándolo en un abrazo le dijo sin protocolo alguno: “Va pues, Ud. no sabe cuánto le agradezco sus opiniones y sabios consejos, me ha dejado dundo (bobo), al principio pensé q me estaba chileando (chistes)…”.
El héroe vietnamita Pham Van Dong debe haberse resentido mucho cuando conoció en la lejana Saigón de la trágica muerte por accidente de tránsito, en la carretera de León a Managua, Nicaragua, el 1 de noviembre de 1988 del también héroe, su joven interlocutor nica el Comandante Walter Ferreti, Chombito, a quien sobrevivió muchos años.
Pham murió ya ciego en Hanoi el 29 de abril del 2000, a los 94 años. Ambos forjaron una imperdurable empatía y sus valerosos pueblos no los olvidarán.
* Por ser una historia que destaca el internacionalismo de los pueblos hermanados en la lucha antiimperialista reproducimos este artículo publicado: el 6 / 6 / 2014 y el 26 / 6 / 22.

