Para una mejor apreciación del héroe: Glosas a la carta de Fidel a Celia Sánchez del 31 de julio de 1957
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Para conocer mejor los sentimientos y opinión de Fidel y sus compañeros de lucha en las montañas sobre la trascendencia histórica del asesinato de Frank País para la insurrección todavía en curso, debe analizarse la carta de Fidel a Celia Sánchez, Aly, el 31 de julio de 1957, escrita al conocer la noticia de su muerte. Sin duda, esta constituye una fuente de imprescindible consulta para conocer los rasgos fundamentales de la personalidad de Frank y su relevante desempeño en la fase insurreccional de la Revolución Cubana.
La carta de Fidel comienza refiriéndose a la imposibilidad de expresar con palabras “…el sentimiento, la amargura, la indignación, el dolor infinito…”, así como la rabia e impotencia por no haber podido evitar su muerte, de no haber podido estar al lado de Frank cuando esos cobardes lo asesinaron en pandilla.
Fidel califica de ¡bárbaros!, de ¡monstruos!, a sus captores y asesinos, y añade que lo cazaron en plena calle, cobardemente, valiéndose de todas las ventajas de superioridad numérica, logística y militar que disfrutaban para perseguir a un luchador clandestino, entre las que no desempeñaron un papel menor, la funesta acción de las fuerzas paramilitares y de los llamados “chivatos”.[1]
El cuerpo principal de la carta se compone de un fragmento en el que Fidel sintetiza magistralmente los que -a su juicio- fueron los rasgos principales que caracterizaron a tan extraordinaria personalidad: inteligencia, carácter, integridad, disciplina, sacrificio. Asimismo, de cara al futuro de la Revolución Cubana, resalta otras cualidades no menos importantes como su talento y lo que había en él “…de grande y prometedor…”. Acerca de esas cualidades como ser humano y revolucionario, el historiador y sociólogo santiaguero Jorge Ibarra Cuesta, uno de sus compañeros de lucha en la Universidad de Oriente escribió: “Ninguno de sus amigos y compañeros más cercanos sintió tan acabadamente que la realización de la misión que se había asignado implicaba su entrega en cuerpo y alma a la causa y el sacrificio personal más profundo”, sentimiento que lo transformó sin proponérselo, en el dirigente del movimiento revolucionario de Santiago de Cuba.
Al mismo tiempo, Fidel hace un llamado a los militantes del Movimiento para “…ahora más que nunca…”, sin vacilación, realizar los sacrificios que fueran necesarios todavía a fin de acabar con la inmunda tiranía. Además, era de la opinión que la muerte de Frank debía marcar una nueva etapa en esa lucha “Ahora más que nunca debe implantarse la disciplina que tanto exigió Frank”, precisó. Es en ese mismo momento en que el jefe de la Revolución formuló una serie de nuevas reflexiones e interrogantes que se proyectan hacia la posteridad:
¿Es que alguien puede estar pensando en su vida después de ver asesinado a Frank País, el más valioso, el más útil, el más extraordinario de nuestros combatientes? […] ¿Es que no estamos viviendo realmente una etapa heroica en que el sacrificio de la vida por salvar la Patria ya no importa a nadie? […] ¿Es que vimos a Frank abandonar su puesto a pesar del peligro inminente que lo amenazaba? No. […]

¿Cuáles fueron las razones que asistieron a Fidel para expresar esos criterios y valoraciones tan profundos acerca de Frank País?
Desde los primeros momentos, supo calar a fondo los rasgos más prominentes de la personalidad del joven dirigente revolucionario. Es necesario recordar sucintamente que las primeras referencias que tuvo Fidel sobre Frank fueron posteriores a su salida del presidio político, cuando procedió a constituir la Dirección Nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, el 12 de junio de 1955, por intermedio de María Antonia Figueroa y Armando Hart como uno de los posibles integrantes de la organización en Oriente. Para entonces, Acción Revolucionaria Oriental (ARO) había devenido en Acción Nacional Revolucionaria, y se perfilaba como la organización insurreccional más potente de la región oriental del país. De ahí, la importancia que se le concedió a su integración al Movimiento 26 de Julio, objetivo que se alcanzó luego de un arduo proceso de negociaciones y que concluyó con la fusión de ambas organizaciones bajo las siglas de la primera, aproximadamente, a finales de octubre de ese año, después que Frank quedó convencido de una serie de asuntos y se tomó el acuerdo de solicitar de la Dirección Nacional, su aprobación como Jefe de Acción en Oriente. De acuerdo con el testimonio de sus compañeros de lucha, Frank fue el artífice de la creación del MR 26-7 en Oriente y su principal dirigente.
Pero el primer encuentro entre ambos no se produjo hasta agosto de 1956, en tierras mejicanas, para coordinar los preparativos de la insurrección. Las complejas condiciones en que se produjo esa entrevista han sido analizadas por algunos investigadores. Habían surgido diversos problemas dentro y fuera de Cuba que dificultaban seriamente la marcha de los preparativos para desatar la insurrección y cumplir con la palabra empeñada: “en 1956 seremos libres o mártires”. La carta de Fidel a María Antonia Figueroa de ese mismo mes, constituye una prueba documental irrefutable de la opinión favorable que, sobre la personalidad y labor de Frank País, emitió el jefe de la revolución:
He podido comprobar cuanto me habías dicho sobre las magníficas cualidades de organizador, el valor y capacidad de Frank. Nos hemos entendido muy bien. Su viaje ha resultado muy beneficioso. Aunque no pueda decir nada, él lleva noticias muy alentadoras. Por exigirlo el plan adoptado, hace falta disponer de los mayores fondos con el objeto de fortalecer materialmente la organización en esa [provincia de Oriente].
De esa forma, Frank recibía la importante misión de preparar las condiciones en Oriente para la recepción del destacamento y las acciones armadas que tendrían lugar en esa provincia, como parte del plan nacional de levantamiento al que se aspiraba. Sin embargo, persistían los problemas, y el 11 de septiembre, Frank envió a México un mensajero con carta para Fidel, donde se supone – pues no hemos localizado ese documento- que informaba acerca del desarrollo de los planes y los inconvenientes.
Entre el 15 y el 20 de octubre, Frank recibió una carta de Fidel de manos de Manuel Echavarría, con la posible respuesta a la del 11 de septiembre. Esta situación hizo necesario la realización de un segundo encuentro entre ambos jefes en el mes de octubre, ocasión en que Frank, con la franqueza y valentía que lo caracterizaban, propuso a Fidel posponer la fecha de partida de la expedición hasta principios del próximo año, debido a la persistencia de los problemas antes referidos. Frank recuerda los detalles de aquel encuentro:
“Cuando hablamos la última vez en México, te dije que no creía en la organización existente en Cuba, en el trabajo obrero realizado para la Huelga General, ni en la eficacia de los cuadros de acción, pues estaban indefensos, impreparados y sin acoplar”. La respuesta de Fidel, se basó en que “…era más importante aprovechar la conmoción de este año y que si lo prolongábamos, perderíamos esta conmoción y no lograríamos ganar en organización y equipo”.
En comunicación a su Secretario personal Arturo Duque de Estrada, sin fecha, pero que ha sido ubicada en ese momento, escribió Frank “Tengo formidables noticias, conseguí todo lo que vine a buscar con excepción del viaje hasta hoy, que estoy esperando una llamada telefónica. Conseguí también un ascenso, nada, que me están sobrestimando”. Desconocemos a qué se refiere cuando afirma “conseguí todo lo que vine a buscar”. De la expresión “con excepción del viaje hasta hoy” se puede deducir que se refiere a su solicitud de posposición de la fecha de salida de la expedición. Asimismo, su ascenso a jefe nacional de Acción y Sabotaje que por modestia consideró una sobrestimación de su persona, lo interpretamos como otra expresión de reconocimiento y muestra de confianza por parte del jefe máximo del Movimiento 26 de Julio.
La imagen que de Frank en los días previos al 30 de noviembre recreó para la posteridad su compañero de lucha, René Ramos Latour, Daniel, es elocuente del esfuerzo realizado por este, para cumplir con la parte del plan que a ellos les correspondía: “Nosotros le vimos en los días que precedieron al 30 de noviembre, él y sólo él mantenía viva la llama de la revolución que se veía azotada por la incertidumbre, el escepticismo y la desesperación, y que él protegía de esos vientos furiosos con su enorme personalidad de líder, por los supremos ideales de la patria”.
Para Frank lo que ocurrió entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre de 1956 –sin separarlos- fue un “brote insurreccional”, cuyo objetivo inmediato de derrocar al régimen tiránico de Fulgencio Batista no se cumplió, mientras que a mediano y largo plazo se pretendía hacer “…la revolución restauradora de la Patria a la que todos aspiramos…”. En el resultado fallido tuvo que ver la falta de recursos y medios bélicos, pero le atribuyó mayor importancia a los aspectos organizativos.
En carta-circular dirigida a los responsables del Movimiento 26 de julio con fecha del 17 de mayo de 1957 escribió:
“La falta de una verdadera unidad, de un verdadero y más acabado trabajo revolucionario, la falta de recursos y de medios bélicos hizo que el brote insurreccional del 30 de noviembre no tuviera el empuje necesario para derrocar al régimen”. Abundando acerca de lo primero expresó: “Tenemos que lograr la verdadera unidad ideológica, la plena identificación de principios y propósitos, para que sea sencillo el aunar las acciones de tantos militantes, coordinar esfuerzos y dirigirlos a puntos concretos”. No obstante, consideró que también tuvo un lado positivo “Esta experiencia nos ha costado un saldo doloroso de mártires, pero ganamos en madurez, en conciencia revolucionaria…”
Lo cierto es que en medio de la incertidumbre y angustias que creó la falta de noticias de Fidel y demás expedicionarios del Granma, sin saber si estaban vivos o muertos, Frank dispuso la realización de una ola de sabotajes a los servicios públicos, quema de cañaverales, incendio de las grandes propiedades, etc. También lo es que, la primera reunión de la Dirección Nacional en pleno, efectuada el 17 de febrero en la finca de Epifanio Díaz en la Sierra Maestra, el tercer y último encuentro personal entre Fidel y Frank, tuvo como asunto principal el envío de un importante refuerzo de hombres y armas para la Sierra, cuestión en la que ya venía trabajando Frank y a cuyos esfuerzos se sumaría Celia.
El Che Guevara en sus escritos de años más tarde evocó los detalles de dicho encuentro, al tiempo que reconoció la callada lección de orden y disciplina dada por el joven dirigente clandestino. Faustino Pérez, otro testigo excepcional, expresó que, aunque Frank mostró su deseo de quedarse allí formando parte de la tropa rebelde, sabía que tenía una encomienda muy importante para lo cual tenía que volver al Llano, consistente en el envío del primer refuerzo a las montañas. Muy poco se conoce que en algún momento antes de su asesinato, por intermedio de René Ramos Latour, Daniel, Fidel le hizo llegar una propuesta de subir definitivamente para la Sierra.
A pesar de la detención de Frank, dos días después de los sucesos del 13 de marzo, partió de El Marabuzal el contingente de refuerzo, y fue reestructurada la columna guerrillera, que se fortaleció numéricamente y contó a partir de entonces con un mayor volumen de fuego y capacidad combativa, lo cual unido a un cargamento de armas llegado por vía marítima, le permitió librar dos meses después su primer combate de envergadura en El Uvero. Luego de quedar absuelto en el juicio por los sucesos del 30 de noviembre y el 2 de diciembre, Frank se sumergió por completo en la clandestinidad, a fin de llevar adelante muchas de las ideas y trabajos que venían dándole vueltas en la cabeza desde hacía tiempo para continuar la reorganización del Movimiento y ponerlo a tono con las necesidades y objetivos de esta nueva fase de la lucha. En la primera circular que escribió a la salida de la cárcel, dirigida a los responsables del M-26-7 en todo el país, Frank señaló las dificultades por las que atravesaba el mismo y las medidas que se habían tomado para solucionarlas. En consecuencia planteó una reestructuración del Movimiento en las provincias y efectuó los necesarios cambios en los cuadros de dirección en Oriente, para dar el ejemplo.
En carta dirigida “A los compañeros responsables del Movimiento 26 de Julio” del 17 de mayo, Frank explicó más ampliamente las ideas que tenía acerca de la táctica y la estrategia política y militar a seguir por el Movimiento. Un resumen de los aspectos tratados nos dice lo siguiente:
- Distingue al Movimiento 26 de Julio un nuevo concepto, una nueva idea, que recoge las frustraciones cubanas desde 1902 hasta la fecha y trata de aprovechar las experiencias históricas para unirlas a las necesidades económicas, políticas y sociales de nuestra patria y darles las verdaderas soluciones.
- El propósito final de la lucha era llevar a cabo una transformación radical del sistema político y económico imperante en Cuba, de acuerdo con las modernas corrientes políticas y filosóficas de carácter universal y atendiendo a nuestra idiosincrasia, a fin de crear la Patria Nueva.
- La necesidad de lograr la verdadera unidad ideológica dentro del Movimiento
- El mantenimiento del grupo guerrillero que luchaba en la Sierra Maestra, como una responsabilidad del Movimiento dentro y fuera de Cuba.
- La creación de varios frentes de lucha en las montañas orientales.
- Reducción y tecnificación del frente de Acción y Sabotaje, bajo las más estrictas normas de disciplina, silencio y organización.
- Extensión y desarrollo del Movimiento de Resistencia Cívica.
- La necesidad de fortalecer el trabajo con los obreros, pues “Estos son los que bien administrados y dirigidos, derrocarán al régimen”.
- La propaganda no debe ser tan numerosa como estar bien dirigida y colocada hacia todos los sectores.
- La organización y el control absoluto de las finanzas mediante la impresión de bonos que constituían recibos formales de las contribuciones que hacía el pueblo de Cuba para el sostenimiento de la lucha armada contra la tiranía.
-Las normas inflexibles que deben operar en los cuadros básicos del Movimiento son: disciplina, discreción y organización. Constantemente se debe insistir en estas normas y vigilar su estricta observancia. Sólo con la acción disciplinada y uniforme del Movimiento se alcanzaría la victoria.
La reorganización emprendida por Frank no se limitó al frente interno sino que abarcó la organización en el exterior. Pensaba que una vez creadas ambas Direcciones Nacionales (Obrera y de Resistencia) pasarían delegados especiales de estos organismos a formar un Comité de Huelga encargado de trabajar para la Huelga General, aunando a todos los sectores, figuras y organizaciones políticas, religiosas, comerciales y obreras, sin sectarismo o discriminación alguna, pero que actuaría en el momento que el MR 26-7 lo determinara. Este trabajo debía lograrse en plazo de 4 meses, a lo sumo 5, y dejaba por sentado que el liderazgo de la Huelga pertenecería al 26, por lo que no se debía temer a la creación de un amplio frente antibatistiano.
Aunque en la Circular dirigida a todos los mandos del Movimiento Revolucionario del 26 de Julio en Cuba, del 26 de junio de 1957, anunció la puesta en práctica el Plan Nacional Nº 1, opinaba que el Frente de Acción y Sabotaje también tenía que modificarse e ir hacia su perfeccionamiento, mediante el establecimiento de una estructura militar: la milicia. El plan No.2 de acciones de sabotaje coordinado nacionalmente a partir del 10 de julio y hasta el 10 de agosto, serviría para crear la confianza colectiva en la acción segura cuando la orden fuera dada, para mantener el estado de insurrección, para darles experiencia e ir aumentando paulatinamente de acuerdo con planes prefijados la atención del país, hasta llegar al rojo que sería el momento en que todas las instituciones y organismos agrupados en el Comité de Huelga del 26 lanzaría al unísono la demanda urgentísima ¡que se vaya Batista!, momento en que se lanzaría la consigna de huelga general.
Simultáneamente, se trabajaría en la elaboración de un programa revolucionario con lineamientos claros y precisos pero serios, revolucionarios y realizables, que debía estar listo en dos meses, coincidiendo con el principio de la ofensiva final de propaganda.
Dentro de esta concepción le asignaba un lugar y papel especial a la ampliación y refuerzo del frente de la Sierra Maestra y la apertura del II Frente Oriental. Organizó y envió en junio un nuevo refuerzo, que a diferencia del anterior, no pudo cumplir su propósito. El fracaso en la creación de un nuevo frente guerrillero marcó de modo negativo, junto a otros acontecimientos infaustos, la última semana de ese mes, que calificó de “semana terrible, nuestra Fernandina”, en evidente analogía histórica con lo ocurrido a la expedición martiana en la guerra del 95.[2] Como muestra de dolor y reconocimiento por su destacadísima labor para el «…hermano querido», «…porque también es nuestro el dolor del joven águila caído», en alusión a Josué, fue la carta firmada por soldados y oficiales de la Sierra Maestra donde expresaron «nuestro más sentido pésame» y señalaron: “Estamos muy orgullosos y contentos contigo por lo bien que estás dirigiendo todos los trabajos. Y en cuanto a la Sierra cuando se escriba la historia de esta etapa revolucionaria, en la portada tendrán que aparecer dos nombres: David y Norma”.


Al morir asesinado en plena calle de su ciudad natal el 30 de julio de 1957, aseveró Armando Hart, había sido obra de Frank: el estallido insurreccional del 30 de noviembre, la disciplina y organización del 26 de julio fuera de la Sierra Maestra y también la creación de toda la base organizativa del Movimiento. Su obra póstuma fue el paro general que brotó de su cadáver. Sin una estrategia desenvuelta desde meses antes y una organización fortalecida por su tenacidad e inteligencia, no se hubiese producido ese brote emocional. Esas tradiciones patrióticas de nuestra juventud, encarnadas en Frank País, no podrán jamás ser olvidadas.
notas:
[1] Recuérdese que Frank País fue identificado por un antiguo condiscípulo de la Escuela Normal de Oriente al momento de producirse su detención y desarme por quienes le buscaban afanosamente, siendo ametrallado en plena calle.
[2] Los tres acontecimientos fueron: el fallido atentado al mitin politiquero del Parque Céspedes y como secuela la muerte de Josué, Floro y Salvador; la abortada apertura del II Frente y la pérdida de armas y equipos por más de 20 000 pesos, incluyendo la muerte de un combatiente.
Tomado de Cubadebate / Fotos: Archivo

