Bloqueo a Cuba

A diez años del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos

Por Raúl Antonio Capote*

Colaboración Especial/ Resumen Latinoamericano

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, con la apertura de embajadas en La Habana y Washington el 20 de julio de 2015, marcó un paso histórico tras más de cinco décadas de ruptura.

Este proceso de «normalización» fue fruto de arduas negociaciones que duraron alrededor de 18 meses y se basó en un compromiso de diálogo sobre diversos temas de común interés, aunque con lógicos límites y tensiones marcadas por las diferencias existentes entre ambas naciones.

Sin embargo, la relación gubernamental y diplomática ha estado marcada por episodios de suma gravedad. Cuba ha sufrido al menos dos atentados terroristas contra su embajada en Washington, uno en abril de 2020 cuando un individuo disparó con un fusil de asalto contra la sede diplomática, y más recientemente en la noche del 24 de septiembre de 2023, en que se produjo un ataque con cócteles molotov.

Ambos hechos clasifican como actos terroristas, el gobierno cubano presentó pruebas de la participación de grupos anticubanos radicados en Estados Unidos y denunció la permisividad del sistema de justicia estadounidense frente a tales acciones.

Por otro lado, la relación se tensó por las acusaciones de supuestos «ataques sónicos» sufridos por diplomáticos estadounidenses en La Habana desde finales de 2016.

Cuba negó categóricamente cualquier responsabilidad con tales actos lo que fue ratificado posteriormente, por análisis realizados por científicos cubanos, estadounidenses y de otras naciones, que cuestionaron la veracidad de los supuestos ataques, señalando que las dolencias no provenían de una acción hostil contra los funcionarios, considerándose más bien un fenómeno médico complejo.

No obstante, esta acusación infundada dañó la confianza bilateral y enturbió la relación diplomática, pese a las reiteradas negaciones cubanas y la falta de pruebas concluyentes, sirviendo de pretexto para reducir el personal diplomático estadounidense y de paso afectar al trabajo normal de la embajada.

En resumen, aunque la reapertura de embajadas en 2015 simbolizó un avance significativo en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, estas han estado marcadas por el recrudecimiento de la guerra económica y la subversión política contra Cuba, así como la inclusión de la Isla en la lista ilegítima de país patrocinador del terrorismo.

Estas tensiones muestran la fragilidad y la complejidad de un proceso que, a pesar de las profundas diferencias, busca establecer relaciones de nuevo tipo entre ambas naciones, basadas en el respeto mutuo, esas que nunca existieron a lo largo de la historia.

Solo tenemos que recordar el señalamiento que hace José Martí en su artículo «Vindicación de Cuba», a los que nunca reconocieron a nuestra República en Armas, cuando señala «Cuba merece en la hora de su desdicha, el respeto de los que no la ayudaron cuando quiso sacudirse el yugo colonial»

La ocupación militar, la imposición de la Enmienda Platt y las múltiples intervenciones armadas de Estados Unidos en los asuntos internos de la Isla, simbolizaron las relaciones durante la República neocolonial.

Entonces tuvimos embajada yanqui en la que, procónsules investidos de más autoridad que un Capitán General español, mangoneaban a presidentes, parlamentarios y militares.

Tuvimos embajadores como Herbert G. Squiers (1902-1905) tan injerencista que forzó al Departamento de Estado norteamericano, en 1905, a retirarlo de su puesto o Earl E. Smith (1957- 1959) que apoyó abiertamente a la dictadura de Fulgencio Batista.

Eso duró hasta enero de 1959, cuando triunfó la Revolución. No existieron vínculos diplomáticos bilaterales directos entre ambos países entre 1961 y 2015, después de que el presidente Dwight D. Eisenhower rompiera relaciones con la Mayor de las Antillas.

Largo sería el texto se incluimos la labor de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA), que funcionó desde el 1ro. de septiembre de 1977 hasta el 20 de julio de 2015, y se convirtió en el cuartel general de la contrarrevolución, centro de subversión muy alejado de sus designios diplomáticos.

Después del 15 de julio tuvimos en el cargo de Encargados de Negocios interinos en la Embajada de Estados Unidos, a Mara Tekach quien enfocó su trabajo en el propósito de apoyar a mercenarios y realizó una activa labor de difamación y de abierta instigación a la violencia.

También contamos con la labor de Timothy Zúñiga-Brown quien se empeñó, como sus antecesores, en provocar un estallido en la Isla por cualquier medio.

Hasta llegar a Mike Hammer un personaje rocambolesco conocido como el «Embajador de la contrarrevolución cubana» quien realiza una ardua labor provocativa que busca fabricar un pretexto que justifique el cierre de la misión diplomática.

Por otro lado, la última acción del Departamento de Estado de Estado de Estados Unidos, no causa asombro a nadie, era de esperar conociendo los antecedentes del funcionario globalista al frente de la política exterior de ese país, Marco Rubio.

El 13 de agosto de 2025, Rubio, anunció la imposición de restricciones y revocaciones de visados contra varios funcionarios gubernamentales de Cuba, Brasil, países africanos y Granada.

Medidas coercitivas creadas para castigar a quienes colaboran, apoyan o reciben en sus países a las «Misiones Médicas» de Cuba, que el gobierno estadounidense acusa de constituir un «esquema de trabajo forzado y explotación».

Las restricciones de visado incluyen a funcionarios brasileños que colaboraron con el programa «Mais Médicos», un programa que llevó asistencia médica gratuita a millones de ciudadanos de ese país sudamericano.

El gobierno cubano ha rechazado estas acusaciones, calificándolas de calumniosas, y ha defendido la legitimidad y beneficios sociales de sus misiones médicas, que han brindado atención en áreas vulnerables de varios países.v

(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.

Imagen: Gentileza del autor/ generada con IA

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