Pérez Pirela reflexiona en La Habana: la dictadura de la atención
Por Ana Hurtado
Miguel Ángel Pérez Pirela fue claro desde el inicio: el mundo vive bajo una nueva forma de dominación, una dictadura de la atención. Lo planteó este 16 de octubre en la Universidad Ñico López del Partido Comunista de Cuba, durante el taller La Comunicación Política en la Era del Algoritmo, en el marco del III Encuentro Internacional de Publicaciones Teóricas de Partidos y Movimientos de Izquierda.
El filósofo y comunicador venezolano analizó cómo el control de la atención se ha convertido en el centro del poder contemporáneo. Las redes sociales, los algoritmos y la lógica del entretenimiento ya no funcionan como medios de comunicación, sino como dispositivos que condicionan la forma en que las personas perciben la realidad. La batalla política, sostuvo, se libra hoy en la capacidad de atrapar la mirada colectiva, de mantenerla fija, de dirigirla.
Pérez Pirela insistió en que la política se ha transformado en espectáculo y la información en ruido, en un contexto donde la atención es el bien más codiciado. La lucha por unos segundos de visibilidad determina qué voces se escuchan y cuáles desaparecen. El poder no reside tanto en lo que se dice como en la habilidad de imponerse en un océano de distracciones.
Al abordar los referentes globales de este fenómeno, se refirió a figuras que han convertido el escándalo y la provocación en instrumentos de gobierno, como Donald Trump, y a estrategias mediáticas que convierten la violencia en relato, como las aplicadas por el gobierno de Netanyahu en Palestina. En ambos casos, el poder opera sobre la percepción, no sobre la razón.
Venezuela, añadió, ha sido un verdadero laboratorio de manipulación simbólica. Las sanciones, la presión internacional y la guerra mediática no solo buscan afectar la economía, sino también dominar el sentido común y la narrativa del país. Se trata de debilitar la atención pública, dispersarla, fragmentarla, agotar la posibilidad de análisis.
Pérez Pirela recuperó las reflexiones del pensador francés Paul Virilio para explicar cómo el acontecimiento ha sustituido al hecho. Lo que importa no es lo que sucede, sino cómo se presenta ante la mirada global. Esa distorsión es, a su juicio, la base sobre la que se sostiene la posverdad, una construcción política que convierte la mentira en normalidad si logra imponerse como tendencia.
También advirtió sobre la aceleración del tiempo político y mediático. Lo que antes exigía madurez y debate hoy se resuelve en cuestión de horas. La inmediatez reemplaza a la reflexión y la política del clic se impone como forma de olvido colectivo.
En otro momento de su intervención, analizó cómo el algoritmo y la inteligencia artificial consolidan un nuevo sistema de vigilancia, en el que el individuo deja de ser únicamente observado para transformarse en parte del propio mecanismo de observación. Esa sustitución progresiva de la palabra por la imagen, dijo, fomenta una forma de analfabetismo emocional que debilita la conciencia crítica.
Hacia el final, propuso avanzar en la construcción de un ecosistema comunicacional soberano, que combine pensamiento, estética y tecnología desde una perspectiva emancipadora. No se trata de imitar los formatos del poder dominante, sino de crear los propios, capaces de devolver sentido a la comunicación y coherencia al discurso revolucionario.
En La Habana quedó la idea de que esta dictadura no se ejerce con armas, sino con distracción. Y que defender la atención, conservar la mirada consciente, es hoy una forma de resistencia.




