Internacionales

El narcotráfico y la conjura de las ejecuciones extrajudiciales (IV)

Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial

Resumen Latinoamericano

El extermino selectivo de objetivos de alta gama, como método contrainsurgente, entiéndase en Venezuela como “enfrentar” al narcotráfico, que supone involucra a los principales dirigentes de la revolución bolivariana, para descabezar al proceso y de inmediato convocar a soluciones contingenciales, con el rol decisorio de las Fuerzas Armadas. Desde el inicio de la aplicación de las medidas de contrainsurgencia la eliminación física de adversarios ha sido utilizada de para alcanzar propósitos específicos, pero con el paso del tiempo los servicios especiales en particular los estadounidenses han empleado ese método con profusión, se ha hecho habitual en el enfrentamiento a sus enemigos.

En el caso de Cuba, desde octubre de 1959, la CIA argumentó la necesidad de eliminar a los principales dirigentes de la Revolución como vía para derrocarla o cambiarle el curso político. Se registran más de 640 planes con diferentes grados de desarrollo y peligrosidad contra el líder histórico cubano Fidel Castro Ruz. También están documentados otros intentos contra Raúl Castro Ruz, Ernesto Guevara de la Serna y otros dirigentes cubanos.

El 2 de diciembre de 1956 la CIA convocó a sus jefes de estaciones en Centroamérica y el Caribe para reunirse en la capital cubana a fin de reflexionar y tomar decisiones sobre cuestiones apremiantes en el área. Concurrió el coronel J. C. King, jefe de la División del hemisferio occidental de la Dirección de Planes de esa agencia.

Cuando eran agasajados por el entonces embajador estadounidense en Cuba, Arthur Gardner, este recibió una llamada del dictador Fulgencio Batista para informarle sobre el desembarco de Fidel Castro por la provincia de Oriente y la confirmación de su muerte aquel mismo día. Todos brindaron por la noticia.

Transcurrieron cinco años, cinco meses y cinco días desde el  intento en el Moncada contra la dictadura del tirano y el coronel Joseph Caldwell King, conoció otra noticia: Había triunfado la Revolución cubana con su líder Fidel Castro Ruz al frente.

A finales de 1959, desde antes de constituirse en la estructura de la CIA el Grupo WH-4 creado en específico para instrumentar el programa presidencial norteamericano de agresiones contra Cuba, ya la orden ejecutiva de asesinar a los principales dirigentes de la Revolución cubana en primer orden a su líder histórico, estaba dada.

El 11 de diciembre de 1959, el mencionado funcionario de la CIA elaboró un documento cuyo texto alertaba, que la Revolución cubana era dirigida por líderes de tendencias comunistas y que apremiaba tomar decisiones antes que la misma se fuera del control estadounidense. Además, con el objetivo de adelantarse a los acontecimientos hizo una propuesta para según su opinión eliminar la amenaza.

El 9 de marzo de 1960, una vez más el citado coronel se reunió con altos funcionarios de la agencia de espionaje. Observó a todos los reunidos y lapidariamente dijo: “A menos que Fidel y Raúl Castro y el Che Guevara puedan ser eliminados en un solo paquete, lo cual es altamente imposible, esta operación será larga… el presente gobierno sólo puede ser derrocado por el uso de la fuerza”.

Se efectuaba una de las reuniones previas, que la Rama No. 4 de la División hemisferio occidental de la CIA (WH/4) había convocado para sucesivamente aproximarse a las propuestas que debían ser elevadas a la decisión política en relación con el derrocamiento de la Revolución cubana. Este grupo de trabajo se había creado el 18 de enero de ese mismo año, para dirigir la propuesta operación cubana y que sería aprobada por el presidente estadounidense el 17 de marzo y pasaría a la historia como: “Un Programa de Acción Encubierta contra el régimen de Castro”.

Esta Rama sería la encargada de organizar y ordenar la ejecución de miles de acciones incluidas las dirigidas a eliminar a los principales dirigentes de la Revolución, según Caldwell, la solución más expedita del llamado “Caso Cuba” era el asesinato.

A este oficial de la CIA le preocupaban dos cuestiones adicionales que evaluaba cómo básica hacia las cuales había que dirigir acciones inmediatas. Estimaba que la Revolución contaba entonces  como máximo con un 70 % de respaldo popular, por tanto, un objetivo priorizado era reducir esa base de apoyo.

El otro problema, según su estimado, era que las fuerzas de la oposición en Cuba, no tenían un líder, estaba dividida en muchos grupos y sus posibilidades de subsistir era ínfimas. King reveló, durante la reunión, un diagnóstico de la CIA: “Castro tiene más de 122 agentes en el área de Miami solamente”. Estas eran las tribulaciones de quien sería uno de los artífices de decenas de planes criminales contra la Isla.

Estos primeros intentos magnicidas, cuando aún la Revolución cubana no había declarado su carácter socialista, durante décadas no cesaron. Ahora nuevos documentos desclasificados en Estados Unidos sobre estos planes, validan las denuncias de las autoridades cubanas.

Una verdadera cacería se desató desde entonces para asesinar al líder histórico de la Revolución. Más de seiscientas conspiraciones, como expresamos, se han registrado por más de seis décadas.

El 26 de julio de 1953, un grupo de  hombres decididos a producir el cambio transformador en la realidad cubana se lanzaron al asalto contra la dictadura imperante. El intento fracasó, pero sería el inicio de una etapa que traería como consecuencia la caída de Fulgencio Batista. En septiembre del mismo año comenzó el juicio en contra de los participantes, que no habían caído en el combate o habían sido asesinados posteriormente. El día 26, Fidel Castro no fue presentado ante la Corte para exponer su alegato de denuncia y defensa, se pretextó que el acusado estaba aquejado de una «una enfermedad nerviosa». La reacción fue inmediata, sus compañeros denunciaron los intentos de envenenar al líder revolucionario, quien desde hacía algunos días se negaba a comer alimentos preparados en la prisión y sólo probaba aquellos que le traían sus familiares o sus amigos. La muerte rondaba al líder revolucionario.

Sucederían otros intentos, así el 25 de diciembre de 1958 cerca del campamento donde se encontraba la Comandancia del Ejército Rebelde, fue capturado un estadounidense contratado por los cuerpos represivos batistianos, quien portaba un fusil de precisión con el propósito de asesinar a Fidel Castro, antes en varias ocasiones habían enviado a sicarios a la Sierra Maestra, para eliminarlo.

Este sería el inicio de la larga lista de planes fallidos con este objetivo, perpetrados por grupos contrarrevolucionarios dirigidos por la CIA y con el empleo de miembros de la mafia norteamericana.

Los laboratorios de la agencia norteamericana concibieron diversos métodos para lograr el objetivo magnicida, sus ejecutores urdieron variados planes para ese fin. Entre estos utilizar armas con sustancias venenosas, píldoras de cianuro, trajes de buceo  impregnados con hongos, tabacos tóxicos, armas colocadas en filmadoras de falsos periodistas, artefactos explosivos insertados en moluscos, que debían  explotar al más leve contacto, fusiles de alta precisión, cohetes teledirigidos, aviones cargados de explosivos para hacerlos estallar en concentraciones populares y comandos terroristas entrenados para asesinar, entre otras variantes asesinas. Los escenarios para consumar el crimen han sido diversos dentro y fuera de Cuba. En cada viaje al exterior del dirigente existió una conjura homicida con participación de terroristas. En los  requerimientos informativos de los analistas de la CIA para sus agentes, esta información tenía permanente prioridad. Desde 1991 con el inicio de las reuniones cumbres de los presidentes y jefes de Gobierno de Iberoamérica, estos eventos se constituyeron en un escenario recurrente para ejecutarlo.

Continuará…

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto: Agencia Nova

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