Internacionales

Senadores de EEUU arremeten contra Sputnik en español con prácticas “como las de la Inquisición”

Por Samuel Cortés Hamdan.

Son tres los senadores de Estados Unidos que pidieron a empresas clave de la comunicación en su país y el mundo censurar a medios rusos bajo la acusación de que divulgan propaganda engañosa y amenazante.

En cartas para Twitter, Meta y Telegram, los legisladores Robert Menendez, Bill Cassidy y Tim Kaine aseguraron que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, utiliza medios como Russia Today y Sputnik Mundo para amplificar desinformación en torno al conflicto en Ucrania.

Además, enfatizaron que estos medios generan una influencia perniciosa, mediante sus ediciones en español en países de Latinoamérica, además de la población hispanoparlante dentro del propio Estados Unidos. Así, los senadores propusieron restringir el contenido de estos medios, Sputnik Mundo entre ellos, en dichas plataformas digitales.

“Los esfuerzos de medios del Estado ruso, en curso y en aumento, de apuntar al hemisferio occidental, especialmente mediante desinformación en español, son particularmente perturbadores”, anotaron.
Sputnik conversó con el periodista y militante político Jorge Meléndez y con la lingüista y observadora política Violeta Vázquez Rojas para tratar de discernir las implicaciones de esta postura.

Prácticas que recuerdan al Santo Oficio católico
El famoso índice de libros prohibidos fue un catálogo elaborado por la Iglesia católica presuntamente para mantener la pureza de la doctrina y a sus fieles en el camino correcto de la práctica teológica.

Con su postura ante medios ajenos a su visión, los senadores estadounidenses reproducen prácticas del Santo Oficio, la inquisición con la que el Vaticano, entonces dominante en Europa, persiguió la fe judía, la musulmana, los cultos indígenas de América y otros pensamientos ajenos a los evangelios cristianos, acusa la lingüista Vázquez Rojas, doctorada en la Universidad de Nueva York.

“Es el mismo afán que motivaba, por ejemplo, al Santo Oficio: ‘Para que la gente no sea tentada por el maligno, les vamos a restringir lo que pueden leer, la información a la que pueden acceder'”, acusa la especialista en diálogo con Sputnik.

“Creo que eso es todo lo contrario de la pluralidad, es satanizar ciertos canales o ciertos medios por un supuesto sesgo ideológico, que seguramente tienen, pero como si los otros no tuvieran un sesgo ideológico, es una hipocresía”, califica.
 
Asimismo, señala la especialista en la lengua, la condena de los legisladores estadounidenses implica una moral maniquea que divide a los medios de comunicación en buenos y malos, donde quien decide cuál es cuál termina por ser una decisión autoritaria.

Latinoamérica, víctima del bombardeo mediático de EEUU
En tanto, el periodista Jorge Meléndez, quien fue militante del Partido Comunista Mexicano (PCM), califica de irracional y fuera de contexto la postura de los senadores estadounidenses contra estos medios rusos.
 
“Si alguien hemos sido bombardeados durante 50, 60 años en América Latina por dos agencias estadounidenses, la UPI (United Press International) y la AP (Associated Press), somos los latinoamericanos, pero nosotros no podemos evitar que esa información llegue”, recrimina el comentarista político.
 
Además, Estados Unidos ejerce control mediático sobre América Latina a través de la manipulación de medios nacionales en distintos países, acusa Meléndez, como El Mercurio en Chile, o Reforma y El Universal en México.
“¿Cómo pueden decir estos señores que las agencias rusas o las que sean desinforman? Todas las agencias informan según su tendencia, pero obviamente por eso hay que leer varias cuestiones y sacar conclusiones”, agrega el periodista.
 
“Toda información tiene un sesgo, toda, bueno o malo habría que verlo, pero que quieran ahora prohibir que Sputnik o cualquier otra agencia, como han atacado también a la televisora venezolana en México, es parte de esta guerra de mensajes y ellos lo hacen porque ven que van perdiendo”, considera Meléndez.

A su vez, la lingüista Vázquez Rojas recuerda que Estados Unidos siempre ha tenido una actitud de tutelaje ante los países latinoamericanos, lo que queda subrayado en las cartas de los legisladores a Meta, Twitter y Telegram, que llaman a moderar la presencia de medios rusos en español.
“Estados Unidos siempre ha tenido ante Latinoamérica una postura de tutor, como que se les tiene que tutelar a esos países atrasados porque no saben, porque no ha llegado el desarrollo a sus tierras y, por lo tanto, pareciera que no tenemos nosotros el criterio para distinguir las noticias verdaderas de las falsas o las tendenciosas de las que no lo son”, analiza.

Así, esta postura es una muestra más de colonialismo ante los Estados latinoamericanos, no un criterio que contradiga la naturaleza de los puntos de vista de Estados Unidos, señala la universitaria.

Este enfoque, dice Vázquez Rojas, resulta reprobable porque no acepta que Washington interpela en Latinoamérica a naciones que se le equiparan en madurez o que incluso en varios casos se ubican en condiciones todavía más maduras que los propios Estados Unidos.

“Ya no convencen las mentiras de Estados Unidos”
A pesar de que Washington controla un buen porcentaje de la comunicación internacional, no ha logrado convencer al mundo de su postura ante el conflicto en Ucrania, considera Meléndez.
 
“Querer simplemente censurar cualquier información que no sea la oficial no solamente es una tontería, sino es meter en un manicomio a la gente para que no pueda tener opinión respecto a lo que pasa en el exterior”, agrega.
 
Tampoco ha logrado convencer el respaldo de la Casa Blanca al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quien proviene del espectáculo televisivo, señala Meléndez. Es como si el medio mexicano Latinus, compara, propusiera al payaso Brozo para la presidencia de México.

¿Acceso plural a la información?
Ante la solicitud de los senadores estadounidenses de moderar la circulación de prensa rusa, la Embajada del país euroasiático en Washington sostuvo que a EEUU le molesta el interés de Latinoamérica por acceder a una cobertura imparcial de los problemas del mundo.

Jorge Meléndez considera que, efectivamente, es visible la diversificación de medios alternativos en panoramas noticiosos como el mexicano, donde han surgido espacios como La Octava, los conversatorios de Julio Hernández Astillero o el portal Periodistas Unidos, que Meléndez dirige.

Periodistas tradicionales como Ciro Gómez Leyva, Javier Alatorre o Denise Maerker han visto debilitada su audiencia frente a opciones alternativas, lo que significa derrotas en la guerra mediática.
“Ellos saben que están perdiendo la guerra mediática y cuando tú estás perdiendo la guerra mediática refuerzas tus bombarderos para tratar de aplastar a quienes están difundiendo cosas”, valora.
 
“Algunos periódicos sirven únicamente como papel para envolver pescado, pero no para leer las noticias”, contrasta.
 
Paradojas de la libertad de expresión
Los debates en torno a la libertad de expresión y sus posibles restricciones son auténticos, considera la lingüista Vázquez Rojas, pero en ellos siempre surge una paradoja liberal de que permitir la libre expresión de manera irrestricta termina por amenazarla.
“Y creo que esta es la aplicación de esa doctrina de limitar la tolerancia y de limitar las libertades en nombre de las libertades”, señala la universitaria.
Esta paradoja es auténtica cuando se discuten aspectos como el derecho de las personas a vivir una vida libre de violencia o la limitación de discursos de odio, matiza.

Pero en este caso lo que estamos viendo es la utilización de esa paradoja o de debate sobre las restricciones a la libertad de expresión con motivaciones plenamente ideológicas, sin que atinen a decir exactamente cuál es el derecho que está en riesgo debido a la circulación de estas publicaciones”, identifica.
“Así es la naturaleza de ese debate, surgen ciertas paradojas y luego nunca falta quien las aproveche para avanzar agendas políticas, o bueno, ideológicas en este caso“, agrega.

 

Tomado de Sputnik/ Foto de portada: Konstantin Chalabov.

 

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