Un grito por la memoria, en el Día de los Mártires
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Clarita, una vecina del Fanguito, que era niña en los años del Buró de Investigaciones, que vive en Calle 17 (un poco lejos del parque) dice que en el silencio de las madrugadas los gritos de dolor de los torturados llegaban a su casa, la despertaban, ella se acostaba con su mamá aterrorizada y ambas lloraban toda la noche.
Cuenta que aterrorizaban los lamentos de esos muchachos, tal era el dolor que debieron sufrir. Los amaneceres al día siguiente eran tristes y las personas ni mencionaban los gritos, como quien quiere aparentar que no ha pasado nada, pero en los rostros de los vecinos quedaba el horror de la madrugada.
Salimos del Torreón de La Chorrera, donde tenía su puesto de mando La Marina y por donde salía la lancha 4 de septiembre con los cuerpos de los asesinados por la dictadura para lanzarlos a alta mar.
En 1959, el comandante Camilo Cienfuegos, en calidad de jefe del Estado Mayor del Ejército firmó el decreto que abolía esas instituciones represivas de la tiranía y se encargó personalmente de demoler el castillo de la muerte, donde se construyó un espacioso parque.
Por cierto, debajo de su glorieta central se encuentran aún los calabozos de tortura de la tiranía. Llegamos hasta el Parque de la Clandestinidad, allí, donde fueron torturados y asesinados cientos de jóvenes a finales de los años 50.
A más de medio siglo de esas barbaries muchos preferimos honrar la memoria histórica de los valientes, de los humildes, de los que siempre estaremos dispuestos a la justicia y el amor. En el Día de los Mártires de la Revolución.
Tomado de Cubadebate/ Fotos: Heydy Montes de Oca.