Una “oposición dividida” y un Lula “más fuerte”: consecuencias del asalto en Brasilia
Por Camila Bentancor Santana.
El asalto a la Presidencia, el Congreso y el Tribunal Supremo de Brasil marcará un antes y un después en la política brasileña, dijo a Sputnik el politólogo Julio Burdman. Para el experto, el episodio constituirá una “fractura entre el bolsonarismo y buena parte de la derecha gobernante” y reforzará a Lula.
La irrupción de cientos de bolsonaristas a las sedes de los tres poderes de Brasil el domingo 8, a solo una semana de que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva tomara posesión, dejará secuelas en la política brasileña, consideró Burdman, estudioso del escenario político brasileño.
El episodio llevó a líderes afines al expresidente Jair Bolsonaro (2018-2022) a condenar los hechos. El gobernador de São Paulo, Tarcísio Gomes de Freitas, de Paraná, Ratinho Junior, y de Minas Gerais, Romeu Zema, fueron algunos de los que repudiaron los disturbios en el Palacio de Planalto. Lo mismo hizo el exvicepresidente de Bolsonaro, el general Hamilton Mourão.
“El respeto y el orden deben prevalecer en cualquier manifestación”, expresó Mourão en Twitter, donde agregó que “el vandalismo y la depredación no son congruentes con los valores de la derecha, por el contrario, son prácticas de la ideología a la que nos oponemos”.
Para Burdman, el asalto en Brasilia “provocó cierta fractura entre el bolsonarismo y buena parte de la derecha brasileña gobernante”, según se desprende de la postura adoptada por muchos miembros de la coalición que apoyaron la reelección del exmandatario.
De acuerdo al también docente e investigador argentino, el asalto “sienta las bases para una partición de la oposición” y supone una distancia entre Bolsonaro y su núcleo más duro, que aún debe demostrar si tuvo alguna responsabilidad en el ataque.
Burdman señaló que existe un grupo de dirigentes “estaba esperando una oportunidad para abrirse un poco de Bolsonaro” y puede encontrar en el asalto esa oportunidad. “Todos estos gobernadores ahora comienzan a hacer su vida política dentro de sus propios estados, tal vez pensando en el futuro”, señaló.
El episodio deja además “una relación más quebrada entre el bolsonarismo y el actual Gobierno”. Por un lado, un Lula que acusa al exmandatario y a los partidos que lo apoyan de tener responsabilidad en el asalto y animar a ello en varios de sus discursos y, por otro, un Bolsonaro deslindándose de los ataques y repudiando las acusaciones “sin pruebas”, según expresó en Twitter.
Una figura más fuerte
Para Burdman, el episodio deja, paradójicamente, a Lula fortalecido porque “el principal problema político que enfrentaba era una oposición fuerte”, tras una segunda vuelta definida por un escaso margen de votos.
“El gran problema de Lula era cómo hacer para encarar un Gobierno que necesitaba de la negociación” con la derecha, sostuvo Burdman. A partir de ahora “buena parte de los legisladores del bolsonarismo van a ser simplemente opositores de derecha” contra un Lula que “queda fortalecido por apoyos internacionales y ante un adversario más confundido”, explicó.
Un asalto “más grave” que el del Capitolio
Burdman también consideró que el asalto en Brasilia es “más grave a nivel social” que la invasión al Capitolio de EEUU en enero de 2021 por personas afines al expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2021).
Sin embargo, reconoció ciertos matices: mientras que el asalto producido en Brasilia fue más grave por su alcance, convocatoria y conflictividad, el asalto al Capitolio “fue más grave desde el punto de vista institucional porque podría haber interrumpido la votación del Colegio Electoral”.
Mientras que en EEUU el hecho buscaba impedir la elección de Joe Biden al frente del Ejecutivo, en Brasil no hubo “un riesgo procedimental”: Lula ya había sido electo y tomado posesión de su cargo.
Tomado de Sputnik / Foto de portada: AP / Eraldo Peres.