Kiss, la retirada
Por Guille Vilar.
Kiss se recordará por la espectacularidad de sus conciertos, pero no se le podrá equiparar al nivel de aquellas leyendas, cuyo talento profesional ha enaltecido la historia del rock.
Cada género no solo tiene su época de esplendor, sino que cuenta con aquellas celebridades que mejor lo representan, tanto en los momentos de mayor auge, como en los tiempos futuros. Si bien en el caso del rock asistimos al nacimiento de este suceso musical en la Inglaterra de Los Beatles y Los Rolling Stones, en los ya lejanos años 60 del pasado siglo, dicho género ha sido lo suficientemente ecléctico al transmutar en modalidades diversas que le permitan mantenerse vital.
Sin embargo, aunque entre estos jóvenes roqueros de entonces predominó la irreverente filosofía de «espero morir antes de llegar a ser viejo», los que han logrado permanecer activos hasta nuestros días al fin tienen el tino de llamarse a la cordura y están haciendo giras de presentaciones como despedida del mundo del espectáculo. A no ser alguien como Mick Jagger quien, con sus increíbles 80 años, está planificando la próxima tanda de conciertos con los Stones, como también es el caso de Paul McCartney, el exBeatle con un año más que Jagger, que ahora mismo se encuentra en medio de una gira mundial llamada Got Back, sin dar señales en el horizonte de una despedida definitiva. Pero, de todos modos, hay otros que sí están optando por el plan retiro como ya lo han confirmado Elton John, al igual que The Eagles e incluso hasta los miembros del grupo Kiss, pues así lo ha declarado uno de sus fundadores, Gene Simmons: «Hay muchos grupos que han tocado demasiado tiempo y ya no se les ve tan bien, no tienen energía o viven de su pasado. Yo tengo 73 años ahora, gozo de buena salud, me mantengo fuerte. Es el mejor momento para parar».
No obstante, no todos los roqueros van al mismo saco. A pesar de que, en numerosos sitios de internet, se alabe a Kiss como una de las bandas más grandes del mundo, en realidad se trata de una propuesta dirigida, en lo fundamental, a un público de adolescentes, que quedan más impresionados por los fuegos artificiales y sus extravagantes disfraces como sacados de los comics, que propiamente por sus habilidades como músicos.
Justamente desde hace 50 años, Kiss pretende distanciarse del resto de sus contemporáneos, pero no porque pueda marcar la diferencia a partir de una calidad inobjetable, presente tanto en la proyección individual de cada integrante, así como en el desarrollo de la obra del grupo en su conjunto. Por supuesto que tienen clásicos como Rock and roll all nite long, Nothing to lose o Beth, pero lo que siempre les ha interesado es buscar qué se puede hacer distinto, más allá de la música, para llamar la atención sobre el grupo. De ahí la habitual costumbre del personaje diabólico que encarna Simmons, de imitar como si vomitara sangre en la escena, o que de la guitarra de Ace Frehley salga fuego, amén de la parafernalia de juguetes, videojuegos o kits de maquillaje que, bajo el logo de Kiss, les proporcionan cifras millonarias.
Bajo semejantes premisas, tal parece que, desde su posición de músico, para Simmons vale todo en el proceso de concebir el universo creativo, al considerarlo como un lucrativo negocio. Por tales razones, a Kiss se recordará por la espectacularidad de sus conciertos, pero no se le podrá equiparar al nivel de aquellas leyendas, cuyo talento profesional ha enaltecido la historia del rock.
Tomado de Granma.