Excentricidades en un imperio decadente (I)
Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
La pobreza y el desamparo pululan en ciudades de Estados Unidos; miles de mujeres inocentes purgan, en sus cárceles, largas condenas y reclaman justicia; una espiral indetenible de violencia cobra cientos de vidas en hechos cada vez más frecuentes; los crimines de odio por motivos raciales aumentan; grupos pro fascistas externan sus demandas imponiendo el pavor a la sociedad y la inseguridad hace que las ventas de armas crezcan con desmesura.
En medio de este convulso escenario cada vez más incompresible, aparecen excentricidades dignas de un imperio decadente. El magnate Bill Gates, abandona las avanzadas tecnologías, pare incursionar en la recuperación y compra de materias primas y chatarra, con una pragmática visión de futuro.
En ocasiones para referirse a una persona perturbada de sus facultades mentales, se le llama “lunático”, pero esta expresión ha dejado de tener esa connotación para referirse a ciudadanos, que con recursos disponibles han puesto de moda comprar parcelas en la luna, en cualquiera de sus caras, que junto a los viajes privados al cosmos como el de Jeff Bezos, han traído una imagen díscola a este próspero negocio.
Ya cantores y juglares, que se han inspirado para cantarle a la Luna, tendrán que solicitar permiso a los aparceros para adquirir el derecho intelectual de una composición y los enamorados tendrán que emigrar hacia otras latitudes cósmicas para jurarse amor eterno.
Incluso, existen controversias actuales y hasta apasionadas entre distintos vendedores y quienes se atribuyen la titularidad de este único satélite natural de la Tierra, que es el quinto más grande del Sistema Solar, que se encuentra en relación síncrona con la Tierra, siempre mostrando la misma cara hacia el planeta. El hemisferio visible está marcado con oscuros mares lunares de origen volcánico entre las brillantes montañas antiguas y los destacados astroblemas.
A pesar de ser en apariencia el objeto más brillante en el cielo después del Sol, su superficie es en realidad muy oscura, con una reflexión similar a la del carbón. Su prominencia en el cielo y su ciclo regular de fases han hecho de la Luna un objeto con importante influencia cultural desde la antigüedad tanto en el lenguaje, como en el calendario, el arte o la mitología.
La Luna es el único cuerpo celeste en el que el ser humano ha realizado un descenso tripulado. Aunque el programa Luna de la Unión Soviética, fue el primero en alcanzar la Luna con una nave espacial no tripulada, el cuestionado programa Apolo de Estados Unidos, realizó las únicas misiones tripuladas al satélite terrestre hasta la fecha, comenzando con la primera órbita lunar tripulada por el Apolo 8 en 1968, y seis alunizajes tripulados entre 1969 y 1972, siendo el primero el Apolo 11 en 1969, y el último el Apolo 17. Sobre este tema sigue el debate, sobre si fue real o formó parte de un plan de propaganda, se especula ahora que la Tierra no es redonda; que el alunizaje estadounidense fue un engaño y los científicos chinos aseguran, sin espacio a la duda, de que una semilla de algodón brotó por primera vez en la Luna.
En 1970, la Unión Soviética puso en la superficie el primer vehículo robótico controlado desde la tierra el Lunajod I. Su equipamiento fue enviando fotografías y videos de la superficie que recorrió diez kilómetros durante casi un año.
Desde la misión del Apolo 17 en 1972, ha sido visitada únicamente por sondas espaciales no tripuladas, en particular por el astromovil soviético Lunajod 2.
A partir del año 2004, Japón, China, Japón, China, India y Estados Unidos, así como la Agencia Espacial Europea han enviado orbitadores. Estas naves espaciales han confirmado el descubrimiento de agua helada fijada en cráteres que se encuentran en la zona de sombra permanente y están ubicados en los polos. Se han planeado futuras misiones tripuladas a la Luna, pero no se han puesto en marcha aún y lo más vinculado al negocio de su “parcelación” es que la Luna se mantiene, bajo el tratado de espacio exterior, libre para la exploración de cualquier nación con fines pacíficos.
Un titular novedoso destapó la caja de este emporio millonario de la venta de parcelas en la Luna, este anunciaba: “El “dueño” de la Luna se entrevistó con el estadounidense que vendió terrenos a más de 6 millones de personas”.
A continuación se describe que el “propietario”, vive en el estado de Oregon, Estados Unidos, y desde 1980 vende terrenos del suelo lunar, además asegura que entre sus compradores están los artistas de cine John Travolta, Tom Hanks, Tom Cruise, George Lucas y Clint Eastwood, quienes compraron terrenos en la Luna. Así como que asesores de los presidentes Ronald Reagan y George Bush eligieron terrenos para sus jefes. El desopilante negocio que le permitió ganar 11 millones de dólares.
Según Infobae, medio argentino, algunos residentes en Argentina tampoco se quedaron atrás y ya tienen sus respectivos títulos. Hasta abril de este año, al menos 1741 de sus ciudadanos adquirieron un total 2000 hectáreas en la Luna, quienes debieron pagar además 2,50 dólares para que su nombre esté impreso en la foto satelital que la compañía les manda de su lote.
El “dueño” es el empresario Dennis Hope, quien desde hacer más cuarenta años divide la Luna en parcelas para venderlas al módico precio de 24 dólares por acre. El emprendedor exhibe cachetes generosos y canas cortadas al ras, aparenta no haber llegado a los sesenta y atiende a sus clientes y compradores por Internet.
Uno de sus vendedores es Christopher Lamar, hijo de Hope, quien desde 2014 es el ejecutivo principal de Lunar Embassy, la empresa que vende lotes en la Luna. Entonces no existía Internet y la venta era cara a cara, en los centros comerciales. Dennis Hope, el creador del negocio, iba y ofrecía “un regalo de Navidad único”. Dice haber vendido en esos días 600 propiedades en dos semanas. Entonces Lunar Embassy se llamaba de otra manera y se asentaba en Gardnerville, un pueblo de Nevada.
A poco más de diez años de la llegada del hombre a la Luna en 1969, unos tantos más desde que la Unión Soviética lanzara en 1957 el primer satélite artificial de la historia al espacio, el Sputnik 1, y con la carrera por la conquista del espacio ya con algunos resultados puestos, un desalentadísimo mortal como Dennis Hope conducía su auto por una calle de su pueblo. Se había divorciado y, en palabras de Lamar, que recuerda como su jefe no sabía qué hacer ni qué sería de su vida. Y tuvo una premonición, pensaba que si tuviera muchas propiedades las cosas serían más llevaderas para él. Mientras esperaba en un semáforo miró por la ventana y allí lo saludaba una Luna llena. Y pensó: “Ahí hay un montón de propiedades”.
La validez de los tildados “títulos de propiedad” del terreno lunar, es un debate permanente. El 27 de enero de 1967 la Asamblea General de las Naciones Unidas firmó el “Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes”, conocido a secas como Tratado del Espacio. El artículo 2 dice que “El espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, no podrá ser objeto de apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación, ni de ninguna otra manera”. Entonces el avispado buscavidas, pensó: Nada dice sobre los individuos y ahí comenzó todo.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.
Foto de portada: Getty Images.