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¿Cómo hacer una batalla ideológica en un mundo donde la ideología esta desprestigiada?

Entrevista exclusiva con Jesús Ramírez Cuevas, Coordinador General de Comunicación Social y Vocero del Gobierno de la República de México en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Por Maribel Acosta Damas * / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Nacido en Ciudad de México, Jesús Ramírez Cuevas es egresado en Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha sido reportero del diario La Jornada, y director del periódico Regeneración fundado por él. Entre 2016 y 2017 formó parte de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, siendo el presidente de la Comisión de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas.

En 2018 fue designado por el Presidente López Obrador como Coordinador General de Comunicación Social y Vocero del Gobierno de la República. La transversalidad comunicacional para el ejercicio de la política, desde el desmontaje de los imaginarios hegemónicos, constituye el centro de su activismo político y social. Es un humanista raigal. Apuesta al proyecto transformador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y lo considera un movimiento que no es posible desaparecer.

Maribel Acosta Damas- Usted hablaba de lo que llamó una pregunta clave: ¿cómo hacer una batalla ideológica en un mundo donde la ideología está desprestigiada? Y esbozó aspectos tales como el arte y la cultura, la comunicación directa con la gente y la creación de medios de comunicación propios para contenidos propios también.  ​ ¿Pudiera comentarme según la experiencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador?

Jesús Ramírez Cuevas- El proceso de desideologización inducido, que es el dominio de una sola ideología en que no caben otras pero que aparece como sentido común cultural en el mundo, impone un reto en el debate para acercar a la población a otra forma de pensar. Resulta difícil porque la carga del prejuicio y la carga negativa que tienen ciertas palabras, trae como consecuencia que toma demasiado tiempo en explicar que hablas de otra cosa.

Esta pregunta la hizo el pensador ecuatoriano-mexicano Bolívar Echeverría, conocedor de la obra de Marx y del barroco latinoamericano en el sentido de nuestro pensamiento abigarrado. Él hacía esa pregunta como algo de fondo, desde la filosofía, pero para la política: ¿cómo damos esa lucha? Y partimos de preguntarnos ¿qué estamos haciendo? Pues construir una nueva sociedad. Entonces, ¿qué tipo de sociedad? Una sociedad donde haya democracia, derechos para todos, libertad; donde la gente tenga la capacidad de poder darle sentido a su propia vida, donde no haya opresión, donde se respeten los derechos de las mujeres, de la naturaleza etc… Eso está contenido en muchos proyectos; uno muy claro desde el siglo XIX, que es el socialismo y el comunismo como etapa superior de emancipación. Sin embargo, a lo largo del siglo XX esos términos han tenido un desgaste por la lucha política e ideológica con el capitalismo. Y al final del siglo XX domina el neoliberalismo con el proyecto de fin de la historia y la cancelación de toda idea de transformación social y se impone el predominio de la libertad de mercado como horizonte de vida y desarrollo, con una esa visión de democracia que se le asocia como único horizonte de proyecto válido para la humanidad.

 Han sido casi 40 años del dominio de ese proyecto, que ha fracasado, que ha aumentado la desigualdad. No hay mejor democracia ni mayores libertades. Todo lo contrario. ¿Y cómo explicar a la gente que no queremos ese sistema y que en cambio queremos un sistema de mayores libertades, de capacidades para todos y de igualdad? ¿Y cómo damos esa lucha sin decir que es una lucha ideológica? Porque en el fondo toda idea del mundo es ideológico, pero sin partir de los conceptos que generan rechazo. La respuesta puede ser en la búsqueda de equivalencias que encontramos en la historia, en la cultura, en los hechos cotidianos de la gente. Y desde ese enfoque, construir una explicación del mundo que obviamente tiene vasos comunicantes con ideas y con filosofías libertarias que nos acercan a la gente para volver a conectar con las ideas emancipatorias y libertarias. No podemos dejar el concepto de libertad a la derecha porque no es cierto, es una trampa. Se roban los conceptos de la izquierda, los trasponen, los transvisten, los oponen…

Maribel Acosta Damas- Ahí tenemos el carácter fagocitador del capitalismo contemporáneo…

Jesús Ramírez Cuevas- ¿Cómo alcanzar entonces ese tipo de sociedades libres, resultado de las luchas y de la organización de la gente y de su emancipación cultural?  Pues arraigándolas a su realidad y a su historia. Lo que estamos haciendo en México es narrar la historia como lo que es: una gesta del pueblo mexicano para logar una mejor sociedad; esa gesta protagonizada por el pueblo de México contra el dominio español, contra el colonialismo estadounidense; en el imaginario de la gente…

Maribel Acosta Damas- ¿Qué lugar ocupa en ese concepto la vida cotidiana de la gente?

Jesús Ramírez Cuevas- La memoria histórica subyace en la base del inconsciente colectivo, Entonces hablamos de los héroes nacionales, de la gesta de la independencia; celebramos el Grito de la independencia de México el 15 de septiembre o el 5 de mayo que conmemoramos la Batalla de Puebla que fue la derrota al ejército francés…

Maribel Acosta Damas- ¿Y cómo se conecta con este concepto de identidad la celebración del Día de muertos?

Jesús Ramírez Cuevas- En la base cultural del pueblo de México está la cosmovisión de los pueblos originarios en que la idea de la vida está arraigada a la tierra, de compromiso con ella y también de una visión de la muerte como continuidad de la existencia. Y esta recuperación del Día de muertos es la celebración de los antepasados y el arraigo al pasado como base de la familia y de la comunidad. Ese día representa el significado de las culturas precolombinas mesoamericanas basadas en el maíz.  Recuperar la historia del maíz es recobrar la historia de las comunidades. Eso es el Día de muertos.  Antes que el partido Morena llegara al gobierno en 2018, la celebración de Halloween – el día de muertos anglosajón- estaba predominando y en esta idea de la recuperación de lo propio, el Dia de muertos ha sido una reevaluación de identidad. Y volvió con una fuerza inusitada a las familias, a las comunidades, a la calle. Desplazó de nuevo a Halloween, que representa el horror ante la muerte, mientras que para los pueblos indígenas la muerte es la continuidad de la vida, por tanto, se celebra la vida. Es festiva, alegre, con música, con comida, con calaveras de azúcar, con flores amarillas que invitan a los muertos a estar junto a los vivos. Es una celebración por la vida.

Maribel Acosta Damas- ¿Y esto cómo se junta con la política?

Jesús Ramírez Cuevas- Se junta con la política porque esta, la política, es la expresión más profunda de lo que somos como ciudadanos.  Las personas tienen una base cultural que se forma desde su origen en la familia y nos refuerza la identidad la recuperación de los valores comunitarios, de la historia del maíz, del rescate de la memoria histórica, de lo que nos constituye como pueblo. Lo que está conectado con la vida cotidiana y los imaginarios nos otorgan una visión del presente en la medida que nos reconocemos en un pasado; y nos tributa a una visión de futuro.

El capitalismo actual destruye la personalidad, la identidad, la memoria. Nos vuelve cultura de instantes y sociedades afásicas, sin memoria. Por eso son importantes las celebraciones que nos recuerdan de dónde venimos.  Y el Día de muertos nos recuerda que venimos de sociedades prehispánicas con valores como la solidaridad, la generosidad, la cooperación, la comunidad como centro y eje de la vida de la sociedad donde el servicio público es gratuito. No es el poder por encima de los demás. Es la colectividad que elige a sus gobernantes para que sirvan a ella. Todavía hoy en las comunidades indígenas las autoridades no cobran y ese sustrato cultural está en el ADN, solo que estaba muy negado.

El México profundo como nación negada es resultado del colonialismo; y el colonialismo ha sido un continuo en una interrogante clave ¿cuál es el fin último del colonizador frente al colonizado? Pues que adopte su propia identidad y la asuma como horizonte y aspiración. O sea, la legalización del despojo, de la guerra de conquista, del sometimiento de los pueblos; en un arsenal ideológico legalizado, normalizado y justificado que implica la desaparición de las culturas otras. Entonces la supervivencia de los valores, las lenguas, los atuendos, colores y de la visión del mundo representa una cultura de resistencia frente al colonialismo y a la dominación. Es la defensa de los derechos de la gente a ser como son. Por eso es fundamental la recuperación de las tradiciones culturales y en el caso nuestro, del sustrato cultural del maíz, ya que otorgan sentido. El pueblo mexicano está consciente de ello porque somos vecinos de un país con una política colonial.

 El neoliberalismo había minado nuestra base cultural y destruido nuestra base económica con una dependencia económica total; la entrega de nuestros recursos naturales implicó también la renuncia de los derechos del pueblo mexicano y como expresión mayor de ello, era la entrega de mano de obra barata. México tenía salarios promedio más bajos que China como ventaja comparativa económica de la globalización. El país vivía entre la destrucción del territorio, del ataque a las comunidades, – poseedoras de los territorios- de los derechos de la gente y el correlato de que lo importante era ser modernos y pro estadounidenses. El horizonte era pensar en términos de los valores que el mercado promueve como son la competencia en lugar de la cooperación y justificar el beneficio personal a costa de otros.

El capitalismo nos ofrece como hecho cultural más importante un sentido de la vida y de las sociedades en obtener ganancias y que ese sea el centro filosófico, material y social de la humanidad. O sea, nuestro exterminio como pueblos. Así los valores comunitarios, la cultura tradicional, la historia, no tenían valor en México, pero permanecían- tal vez inconscientemente- en el pueblo. Lo que sucedió es que las élites mexicanas y latinoamericanas en general habían renunciado a la identidad propia y habían asumido el proyecto transnacional de Estados Unidos y del mercado global. Contábamos con los globalizados de élite que viajan por todo el mundo, que se hospedan en los mismos hoteles o visitan los mismos centros de diversión… una élite del uno por ciento que posee el mundo y del otro lado el noventa y nueve por ciento restante que estábamos condenados a la pérdida de identidad y a aspirar a alcanzar al uno por ciento. Ese ha sido el horizonte cultural diseñado para nosotros.

Maribel Acosta Damas- A mí me parece particularmente interesante el desafío que ha enfrentado México en su política y en política comunicacional, enfrentar, junto a los elementos que usted señala, un imaginario del pueblo mexicano asociado al narcotráfico, la corrupción, la violencia contra las mujeres. ¿Cómo lo analiza usted?

Jesús Ramírez Cuevas- Recuerda que la mejor manera de destruir  a un pueblo es poner en dudas su capacidad de poder gestionar su vida: “no pueden con ese país”, “la violencia los desbordó”, “la pobreza los excedió”; y otros elementos como la magnificación de la violencia ejercida contra las mujeres. Cuando analizamos un fenómeno como la existencia de la violencia contra las mujeres tiene su fundamento mismo en el capitalismo depredador por la falta de emancipación económica de las mujeres, por el proceso de degradación industrial, las largas jornadas de trabajo y los salarios miserables en que se deteriora la convivencia familiar y la igualdad que hace retroceder los derechos, en particular de las mujeres.

Maribel Acosta Damas- Estos elementos a su vez tienen conexión con la dignificación de las mujeres como lugares de la memoria, en su dignificación social…

Jesús Ramírez Cuevas- En México estamos visibilizando el papel de las mujeres en todo el proceso de emancipación de la nación, desde su lugar en las luchas de independencia en que fueron fundamentales, o en la resistencia contra los franceses o en la Revolución mexicana, así como en todas las etapas que hemos vivido.

Maribel Acosta Damas- … Y en la vida cotidiana como guardianas de la cultura, de las tradiciones, de las prácticas cotidianas de ciudadanía y comunidad. En defender su dignidad está sustentada también la dignidad de una nación…

 Jesús Ramírez Cuevas- Por eso estamos promoviendo la democracia en el hogar. Defendemos una sociedad democrática desde el punto de vista económico, social y cultural. Pero democracia es también el hogar; o sea, cambio de roles, no asociarlas nunca más a los roles de cuidadoras y de responsables de las tareas del hogar. Esas tienen que ser compartidas entre toda la familia y por ahí también están las nociones de democracia que estamos emprendiendo para seguir avanzando en otros cambios más profundos relacionados con la emancipación, la no violencia y la dignificación.

Maribel Acosta Damas- ¿En qué punto considera usted que está México? ¿Hacia dónde va? ¿Dónde tiene el horizonte?

Jesús Ramírez Cuevas- México está en un proceso en que va saliendo adelante como país y avanza en el bienestar social de su pueblo. Han disminuido la desigualdad y la pobreza. Tiene hoy un gobierno que vela por la mayoría. Porque el gobierno se había convertido en un administrador de contratos que vaciaba las arcas públicas y abandonaba a la gente. Los presupuestos eran para infraestructuras, para las empresas, para beneficio del capital global y en función de la economía del norte. Pues ahora el énfasis está en hacer por el pueblo de México para que viva en mejores condiciones: necesita educación, salud, mayores salarios, acceso a los recursos naturales, pleno ejercicio de los derechos. Y esa es la función del Estado: impulsar esas metas, proteger al pueblo. Hemos recuperado el Estado y el gobierno para la gente.

Maribel Acosta Damas- ¿Qué papel ocupa la comunicación?

Jesús Ramírez Cuevas- La comunicación ha sido eje central de la política del movimiento de transformación. Es el principal escudo y ariete para enfrentar a los poderes económicos y los poderes globales que se oponen a este cambio y también para lograr que la mayoría de los mexicanos y mexicanas entiendan que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador está a su servicio y que favorece a los intereses de la gente; que tiene una visión de futuro y que lo está haciendo exitosamente. En la comunicación tenemos que lograr todo eso.  Al mismo tiempo combatir el sentido común proyectado de que lo privado es mejor que lo público.

Se trata de demostrar- también comunicativamente- que lo público es mejor que lo privado y que invertir en la gente a través de ayudas sociales, de proyectos de emancipación económica que favorezcan a las comunidades, a las mujeres, favorece a su vez a todas las clases sociales. Dejar a la gente a su suerte no es un modelo de paz ni es sostenible. El presidente AMLO ha convencido de esto a élites del país porque un modelo que marginaliza lleva a la violencia y al resentimiento social. Optamos por un proyecto que integre a todos y resulte de beneficio colectivo. Estamos demostrando que es virtuoso y aun con los límites que tenemos dentro del sistema económico dominante, estamos empeñados en avanzar en mejores estándares de vida, de acceso a la salud, a la cultura, a la educación. Y ese camino lleva a un cambio a mediano y a largo plazo para una sociedad que encuentre una vía de desarrollo posneoliberal. Una sociedad que parta de la emancipación de la gente. Y significa hacer conciencia en que para lograr los objetivos hay que participar y organizarse.

Maribel Acosta Damas- ¿Y este camino es sostenible más allá de Andrés Manuel López Obrador?

Jesús Ramírez Cuevas- Considero que cuando se trata de un movimiento político y social histórico va más allá de las personas, aunque tenga liderazgos. Tenemos una nueva generación que en el camino ha aprendido los valores de este proyecto, le va a hacer sus aportes y lo va a profundizar en la visión de las nuevas generaciones.

Hay Cuarta Transformación para rato en México.

(*)  Periodista cubana, especializada en televisión. Es profesora de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana y   Doctora en Ciencias de la Comunicación.

Foto de portada: Jesús Ramírez Cuevas junto al Presidente Manuel López Obrador/ @GobiernoMX/ X.

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