Presión total, para asfixiar a un pueblo (III y final)
Por José Luis Méndez Méndez * / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
La maniobra de la administración demócrata estadounidense de eliminar de manera parcial el registro de Cuba de la infame lista de supuestos países patrocinadores del terrorismo, es una distracción para debilitar la presión mundial, que exige la exclusión total y completa, sin adecuaciones de la Isla del listado donde nunca debió estar, por ser un país que ha enfrentado al terrorismo y padecido ese flagelo por más de seis décadas, incluido el de Estado, de sucesivas administraciones en Estados Unidos.
Es una incongruencia retirar a Cuba de la lista estadounidense de los países, que no cooperan con sus esfuerzos antiterroristas, es decir los de Estados Unidos y mantenerla injustificadamente en la otra de los supuestos patrocinadores del terrorismo. Una reducción del análisis, quedaría, que coopera, pero lo es. La acción está destinada a confundir a la opinión pública internacional y a la solidaridad sobre este tema, es una burda manipulación con fines lóbregos.
La declaración estadounidense dejó otro mensaje, cualquier cambio sobre el tenebroso listado y la espuria presencia cubana pasa por su Congreso y el presidente no puede o no quiere invocar sus prerrogativas clamando el interés nacional. El anuncio es un fraude, que solo reconoce lo denunciado, que la Isla, nunca debió estar en ninguna de esas listas. Es timorata, además, en su redacción al afirmar que las causales presentes en el 2022 no lo están en el 2023 y por ello se decide la exclusión, lo cual es totalmente falso ni antes ni después existió motivo para la calificación.
Una muestra de una medida de efectos terroristas por la parte estadounidense es la cancelación mencionado del ESTA, que afecta a ciudadanos británicos, españoles, alemanes y franceses. El Departamento de Estado ha decidido cancelar el acceso al Sistema Electrónico para la Autorización de Viajes (ESTA), para más 300.000 europeos, quienes han viajado a Cuba durante la administración de Joseph Biden desde enero de 2021.
Estados Unidos, conoce que el turismo es la principal fuente de ingreso en divisas de la economía cubana, se ha publicitado en medios nacionales, así como argumentado los esfuerzos que hace para atraer turistas a la Isla, la “máxima presión” encuentra una vía de aumentar la asfixia.
Primero, el mensaje es claro, si viaja a Cuba no puede hacerlo a Estados Unidos de manera expedita y económica, el permiso ESTA, cuesta 21 dólares, dura 90 días y se tramita de manera electrónica y la respuesta es casi inmediata, casi 48 horas. En cambio la vista demora varios meses, incluso años, cuesta entre 160 y 180 dólares y puede ser otorgada o no.
Cubanos con doble ciudadanía dispersos por el mundo, si han visitado a Cuba, no lo pueden hacer a Estados Unidos, requieren visa y la amenaza de considerar al viajero un posible inmigrante hace lenta la respuesta a la solicitud.
Miles de cubanos, que tienen la ciudadanía española no pueden viajar, tampoco solicitar la visa en La Habana, debido a que el personal del consulado estadounidense se redujo unilateralmente, pretextando unos fantasmagóricos “ataques sónicos” contra su personal, subterfugio que después se ha desvanecido al haberse manifestado en otros países el fantástico “síndrome de La Habana”, para mayor ridiculez.
En la retorcida política agresiva de Estados Unidos, está prohibir y evitar que sus ciudadanos viajen a la Mayor de las Antillas, pero quienes lo hacen por medio de licencias demoradas y obstruidas, al regreso son hostigados y atemorizados, quebrados sus derechos ciudadanos, civiles, humanos, perseguidos, así ha ocurrido con solidarios estadounidenses que asistieron a festividades por el Día del Trabajo en Cuba, coaptados del derecho de libre movimiento, demorados en aeropuertos, registradas sus pertenencias, fichados en acciones encaminadas al pavor y disuadirlos de nuevos viajes.
Es una maquinaria de asfixia, si Cuba hace esfuerzos para resolver la conectividad aérea en función de viabilizar y favorecer la llegada de turistas, con esa intención contrata aviones, mejora su flota nacional, abre nuevos destinos, recupera otros cerrados, entonces ¿qué hacer? por parte de los decisores imperiales buscar alternativas para cortar esa posibilidad. Recuerda entonces que la Isla, está enlistada como supuesto patrocinador del terrorismo tampoco hasta ahora contribuía a enfrentarlo y una de las leyes del bloqueo es “comercial con el enemigo”, con ese falaz argumento presionan a países soberanos, unos se enfrentan a las presiones, otros se quiebran ante la amenaza y los menos se prestan para ampliar las medidas coercitivas contra la isla bloqueada, como ocurrió con la prohibición por parte de las autoridades nacionales argentinas de venta de combustible a la línea bandera Cubana de Aviación, que provocó el cierre de esa vía de comunicación entre Argentina y Cuba, generadora de daños y perjuicios inmediatos y a largo plazo, después 39 años de fluido intercambio entre los dos países y beneficio común.
Un ejemplo de la aplicación extraterritorial de las leyes estadounidenses y el ultraje de las normas del comercio internacional en un contexto mundial donde el derecho internacional se ha debilitado y relegado a ser invocado solamente en resoluciones inoperantes de la estancada ONU.
La medida afectó a intereses nacionales argentinos que están protegidos por leyes propias aprobadas desde hace décadas para defender su soberanía e independencia, Las presiones encontraron eco en una administración dócil, que ha beneficiado intereses foráneos por encima de los nacionales y enajenado el patrimonio local al mejor postor en detrimento de las conquistas alcanzadas durante décadas de lucha de varias generaciones de sus mejores ciudadanos.
En resumen el bloqueo afecta hasta los intereses de transnacionales estadounidenses, así el emporio General Electric con sede en Boston Massachusetts, acordó pagar una multa superior a los 27 millones de dólares al Gobierno de Estados Unidos por una “aparente” violación de las sanciones económicas contra Cuba, habría violado los Reglamentos de Control de Activos Cubanos, principal mecanismo para aplicar el bloqueo a la Isla. La entidad se declaró culpable y ofreció la documentación requerida para ser sancionada lo cual minimizó el monto de 18 millones a lo que en realidad pagó por ejercer su libre derecho al comercio internacional, que en este caso afectó los intereses comerciales de Canadá.
Es una realidad presente, clara y tangible, la política de “máxima presión” genera asfixia contra un pueblo decidido a resistir y vencer.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.
Foto: El Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken/ Crédito: Brendan Smialowski / Associated Press.