Terrorismo contra Cuba, un caso doméstico en Estados Unidos (III y final)
Por José Luis Méndez Méndez∗ / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
Durante todo el mandato del demócrata Joseph Biden, el terrorismo contra Cuba ha estado presente en el diseño subversivo en combinación con otros medios y métodos, ya empleados y fracasados en el pasado reciente. Lo ahora conocido no es nada nuevo ni novedoso, lo que si confirma es lo reiteradamente denunciado durante más de medio siglo por las autoridades cubanas de manera bilateral, en foros internacionales, en eventos dedicados a combatir al terrorismo en distintos continentes y con el aporte de contundentes e irrefutables de pruebas documentales, orales, validadas con el testimonio de participantes en tales hechos, que han reconocido la tranquilidad e impunidad con que actúan en escenarios públicos estadounidenses y con la protección y amparo de sus autoridades.
Es recurrente el emplear redes sociales para captar a seguidores de esas tendencias violentas, que como mercenarios por medio del lucro, se ofrecen para enrolarse en aventuras y cometer actos de terror contra su propio país de origen. Allí reciben órdenes, objetivos a dañar y la paga por sus oscuros servicios.
Ahora se conoce, que uno de los terroristas empleó el canal ilegal marítimo para infiltrarse en un medio acuático en las costas cubanas, no tuvo el tino de enterrarlo, hundirlo para borrar huellas de su presencia y así evadir su descubrimiento e inevitable captura. Profuso en sus declaraciones a las autoridades dijo formar parte de una banda extremista de emigrados cubanos, que se entrena en Naples, en el suroeste de Florida, en el Condado de Collier. En esa zona, en la profundidad del territorio nacional, llegó el pirata aéreo que secuestro una aeronave cubana el 21 de octubre de 2022, y la aterrizó sin dificultades ante la aparente indiferencia de las fuerzas encargadas de defender el espacio aéreo local, fue acogido con aplausos y liberado con la manida expresión de “haber escapado del régimen”.
El ahora incursor exhibió fotos de armas, uniformes militares, entrenándose con alta agresividad, acompañado de un discurso corrosivo y agresivo contra el sistema político en Cuba.
Se ven los videos propagandísticos combatientes por la libertad, la democracia en territorio estadounidense contra un país que no está en guerra contra Estados Unidos.
Sus planes e intenciones se orientan a debilitar la economía cubana, consolidar el bloqueo de más de seis décadas de vigencia, amedrentar a inversores extranjeros, viajeros, turistas, traer el terrorismo al interior de la Isla como lo hicieron en la década de los años noventa, cuando con el empleo de mercenarios centroamericanos detonaron una veintena de bombas, durante los ocho años del también demócrata William J. Clinton.
También desgastar los escasos recursos para poder mantener el estado de permanente necesidad de defender la tranquilidad ciudadana y el orden interior. Intentar instalar una imagen de zozobra en una población pendiente de cuándo, dónde y cómo se realizará un acto de terror importado desde Estados Unidos.
Se entrenan y operan es un parque conocido como Fakahatchee, una extensa reserva natural, ubicado a 39 kilómetros de Naples. En esta zona fue asiento un centro de entrenamientos de terroristas de origen cubano en campamentos instalados por la CIA en la década de los años sesenta del pasado siglo, allí fueron entrenados sus agentes Luis Posada Carriles y José Benito Clark Sánchez, entre otros.
Como resultado de las documentadas denuncias cubanas es clausurado el 5 de noviembre de 1992, por las autoridades norteamericanas, un campamento del conocido Partido Unidad Nacional Democrático (PUND) descubierto en el mencionado ese parque. Esta organización mantuvo nexos con el narcotráfico internacional, se dedicaban a proteger embarques de drogas procedentes de Sudamérica enterrados en cayos de Bahamas y en otros cercanos a las costas de Florida. Son retenidos y liberados de manera temporal, cerca de 40 de sus miembros.
Cuando se analiza el terrorismo contra Cuba, gestado, dirigido y protegido en Estados Unidos y cómo ha sido un caso doméstico, que ha afectado intereses públicos y privados de ese país, las cifras dan fe de tal afirmación. Una docena de sus ciudades han recibido el impacto directo del accionar de los terroristas durante más de 65 años. En la meca de la contrarrevolución cubana en la sureña ciudad de Miami, los extremistas realizaron 214, actos de terror; en Nueva York 81 y en la capital estadounidense 16; también en el vecino estado de Nueva Jersey, asiento de las bandas Movimiento Nacionalista Cubano (MNC) y la letal Omega-7, se constatan 29, incluidos asesinatos y ataques contra emigrados cubanos.
Mientras en California, en la ciudad de Los Ángeles, se registran 10; en las distantes ciudades entre sí de Chicago, Atlanta, Orlando, Tampa y Cayo Hueso, se documentan 11 y hasta en la remota Alaska, los violentos atentaron contra un oleoducto de la transnacional inglesa Shell.
Estos profesionales del crimen y de la subversión, los alumnos aventajados de la CIA, se han convertido, en ocasiones, en un boomerang, cuyos dardos se vuelven contra ellos mismos. Sobre este tema el líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz expresó: “La CIA les enseñó a manejar explosivos, la CIA les enseñó a manejar instrumentos de muerte; y hoy hasta la propia CIA y los organismos policíacos de Estados Unidos son a veces incapaces de controlarlos”. Los actos delictivos que cometen en los Estados Unidos son más que los que en su momento durante la llamada guerra por los caminos del mundo, realizaron fuera y también dentro de ese país. La piratería aérea y el terrorismo se volvieron contra Estados Unidos. Sobre esta grave situación Fidel expresó: “Y ahí tienen: ahora los terroristas contrarrevolucionarios de origen cubano, que ellos entrenaron, quieren gobernar a Estados Unidos, ponerles bombas a las empresas norteamericanas que tengan relaciones con Cuba o a las líneas aéreas que quieran volar a Cuba. ¡Criaron cuervos y los cuervos les están sacando los ojos!
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.