Gaza | Uñas negras como garras
Suma y sigue en el genocidio a los palestinos. Gaza es un matadero desde hace nueve meses. “Quizá en el futuro se escriba –quizá no– qué se hizo, qué no, qué se dijo, dónde hubo posicionamiento e indignación pública, cuánta energía se depositó para intentar detener esta masacre en curso o cuánto silencio se guardó para permitir que continuara, como si nada”, ha publicado la periodista Olga Rodríguez, que reclama “tomar partido por la verdad”. Es conocido el negacionismo dominante ante los terrorismos de Estado. Por eso el ejército israelí recibe tanta comprensión e indulgencia pese a sus crímenes.
En general, asistimos a este horror en estado contemplativo, en otra demostración de que el ser humano es capaz de justificar lo horripilante o de inmunizarse ante la barbarie, como si denunciarla fuera de mal gusto o una provocación. A veces, como mucho, zanjamos este martirio con un suspiro o un lamento; un comentario aseado a modo de desodorante, casi en voz baja, como una suerte de conjuro, similar al de quien se santiguaba ante una desgracia o al salir de casa.
Desde octubre el libro de las vergüenzas del siglo suma un nuevo capítulo, mientras los Estados aliados y amigos de Israel han hecho dejación de funciones y de principios. La deshonra de Occidente, su falta de decoro, es abismal en este lugar del mundo. Podemos permanecer inmóviles ante este derrumbe de los derechos humanos, refugiarnos en el argot diplomático o sentir impotencia. Pero mientras esto no se detenga se nos irá apoderando un hedor colectivo. De ahí ese tufo revenido que nos va impregnando, esa costra que asoma en nuestra piel, y esas uñas negras como garras, mientras preferimos imaginarnos acicalados.
Occidente se cree aseado en su imaginario civilizatorio, incapaz de oler su propio hedor en Gaza, que nos impregna desde octubre
Por más que nos falle el alma o la pituitaria, esta carnicería se ceba con la infancia de Gaza, con niños y niñas que sentiríamos nuestros si en un futuro fuesen migrantes futbolistas. Pero estos caídos gazatíes ni lo son ni tendrán la oportunidad de serlo; enterrados vivos o muertos, desmembrados, aterrorizados… muñecos rotos que cuando sobreviven se enfrentan a todo tipo de duelos, y a la escasez planificada de agua, alimentación y medicamentos. Así son los exterminios. Mientras tanto, Occidente se cree perfumado, con su fragancia civilizatoria hipócrita, condicionada a un rango jerárquico. Por ello nadie chista a Estados Unidos, donde Biden se ha comportado ante Israel como Pilatos o peor. Si Joe hubiese sido republicano habría despertado muchas más críticas del progresismo europeo. Pero es demócrata, y ahora que renuncia a presentarse, pero agotará su presidencia, resulta obligatorio consignar este boquete. Por aquí también hay margen de mejora. Según un informe del Centre Delàs, entidad de investigación y análisis por la paz y el desarme, desde el 7 de octubre el Gobierno español ha aprobado la compra de armas a Israel por más de mil millones. Desde España se exportaron 987.000 euros en municiones en noviembre de 2023. Al parecer entre la gente joven está en boga la expresión ‘me renta’ para referirse a un asunto que compensa o beneficia, en otro ejemplo de que el capitalismo se come hasta el lenguaje. Pues este comercio será ‘rentable’ y habrá quien le aproveche, pero nos ennegrece las uñas.
Tomado de Noticias de Navarra