Leningrado y Gaza, victorias del espíritu humano frente a la barbarie
Por Raúl Antonio Capote* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
Mientras en San Petersburgo se honraba la memoria de las víctimas del asedio nazi de Leningrado, Palestina celebraba una nueva victoria sobre el sionismo.
El 18 de enero de 1944, a las 9:30 horas las unidades de la 123ª Brigada de Fusileros del Frente de Leningrado, se unieron a las de la 372ª División del Frente de Voljov, poniendo fin al largo asedio nazi a la ciudad.
En el 82º aniversario de la ruptura del bloqueo, tuvo lugar una solemne ceremonia fúnebre con colocación ofrendas florales, en el Monumento a los Intrépidos Defensores.
El sitio de la urbe soviética, fue uno de los episodios más brutales y conmovedores de la Segunda Guerra Mundial. La ciudad sufrió un cerco implacable. Amén del valor estratégico, histórico y cultural, los nazis buscaban destruir un símbolo de la revolución bolchevique.
Millones de civiles murieron de inanición, frío y enfermedades. Las raciones diarias eran minúsculas e insuficientes para sobrevivir, 872 días de hambre y horror, 1.000.000 de vidas perdidas tras 28 meses de lucha continua.
Sin embargo, a pesar de la escasez extrema, el Ejército Rojo y los civiles defendieron la ciudad con fiereza. Una ruta precaria a través del lago Ladoga, fue la única línea vital que permitió el suministro (aunque limitado) de alimentos, municiones y refuerzos a la ciudad.
A pesar de las condiciones infernales, se mantuvieron la moral y la producción industrial en talleres y fábricas improvisados.
La resistencia de Leningrado se convirtió en un símbolo de coraje, perseverancia y resistencia humana frente a la barbarie nazi. Es un evento profundamente arraigado en la memoria colectiva rusa y un recordatorio del costo humano del conflicto.
En resumen, la resistencia de Leningrado no fue simplemente una batalla militar; fue una lucha por la supervivencia humana en circunstancias extremas, donde la determinación de los defensores, militares y civiles por igual, desafió las expectativas y se convirtió en un testimonio de la resistencia del espíritu humano.
Por esas coincidencias de la historia, años después, otra victoria de la resistencia del espíritu humano frente a la barbarie, esta vez frente al sionismo, acaba de tener lugar.
El alto el fuego entre Hamás y la entidad sionista entra oficialmente en vigor tras 15 meses de guerra y decenas de miles de muertos, la mañana del domingo 19 de enero.
Israel utilizó la hambruna como método de guerra, para infligir un castigo colectivo a los palestinos, bombardeó y asaltó hospitales, mató periodistas, médicos, funcionarios de la ONU, como sus antecesores nazis, los sionistas en un desprecio absoluto por la vida, sin una gota de piedad, sin humanidad alguna, asesinaron civiles a mansalva.
Desde el 7 de octubre de 2023, la guerra en Gaza ha matado a más de 40 mil palestinos y herido a unos 100 mil.
Más de 25.000 toneladas de explosivos—equivalente a dos bombas nucleares—fueron lanzadas sobre Gaza, causando una devastación masiva. “Al destruir sistemas vitales de agua, saneamiento y alimentos, y contaminar el medio ambiente, Israel ha creado una mezcla letal de crisis que causará un daño grave a generaciones futuras”, advirtió la ONU.
A pesar de la ferocidad del asalto, no pudieron doblegar al pueblo palestino, refugiados comienzan a regresar a Rafa tras la entrada en vigor del acuerdo de cese al fuego, mientras la gente recibe a los combatientes palestinos en las calles de Jan Yunis.
Como los defensores de Leningrado, los palestinos de Gaza doblegaron a los agresores.
La primera fase del acuerdo durará 42 días. En el marco de esta etapa, Hamás acordó liberar a 33 rehenes israelíes a cambio de presos palestinos que permanecen recluidos en Israel.
Ahora queda lograr que se respete el alto al fuego en Gaza, que se encuentre una solución justa y duradera, que incluya la creación de un Estado palestino independiente.
Debe cesar de una vez el genocidio contra los 2,3 millones de palestinos y palestinas de la ilegalmente ocupada y asediada Franja de Gaza y el apartheid en Cisjordania.
Es una cuestión moral de la humanidad juzgar y condenar a los genocidas, que respondan ante los tribunales de justicia los asesinos de mujeres, ancianos y niños, que les acompañen sus cómplices en un nuevo Núremberg ejemplar.
(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.
Foto de portada: RTVE.