¿Palestina en paz?
Por Patricia María Guerra Soriano / Colaboración especial para Resumen Latinoamericano
Tras once días de muertes, miedos, incertidumbres, avasallamiento, de bombas que no pertenecieron a una guerra sino a la penosa colonización y limpieza étnica que el Estado de Israel promueve contra el pueblo palestino; tras once días de destrucción y dolor que llevan los nombres de cientos de muertos, el Consejo de Seguridad de Israel aceptó un cese de las hostilidades con la Franja de Gaza.
Los ministros acordaron-según el comunicado entre las partes- “aceptar la iniciativa egipcia de un alto al fuego” mutuo, simultáneo y sin condiciones, una decisión aplaudida por el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Antonio Guterres, quien señaló que “no se deben escatimar esfuerzos para lograr una reconciliación nacional real que ponga fin a la división”.
Cuando a las dos de la mañana, hora de Palestina, de este 21 de mayo, el acuerdo entró en vigor, los palestinos de la Franja, Cisjordania y Jerusalén del Este celebraban en las calles. En lugar de sirenas de alarma y bombardeos se escuchaban algunos gritos de Allahu Akbar (Dios es grande), y se veían rostros con una felicidad lastimosa, esas personas festejaban el cese de los ataques, pero a la vez, sufrían por sus muertos, por todos los cuerpos que aún están bajos los escombros de una ciudad que muere hace décadas.
El Ministerio de Salud de Gaza notificó la muerte de 243 personas, entre ellas 66 niños, además de 1 910 heridos con diversos grados de gravedad; en tanto, 13 fueron las víctimas mortales en Israel, dos de ellas menores.
Aducir que el conflicto comenzó por Hamás, cuando el verdadero trasfondo político no está en las limitaciones impuestas en Al Quds durante el Ramadán, es aberrante e indigno. Ya lo dijo la escritora libanesa Hayat Al Houayek Atieh: “Este levantamiento popular no es meramente una expresión de frustración con un proyecto, sino la herencia de una serie de etapas en una revolución que no ha parado desde que el sionista comenzó a implementar su ‘mito totémico’ al confiscar esta tierra”.
La ONU informó que más de 70 000 personas viven como desplazados internos, 57 000 de las cuales han encontrado refugio en escuelas de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos.
Pero no basta el desastre. Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí destacó en un comunicado “los grandes éxitos” de la operación concluida y señaló la posibilidad de reanudar los ataques: “nuestros líderes políticos enfatizaron que la realidad en el campo determinará la continuación de las operaciones”.
El resumen de tanto dolor se queda en cifras, mientras en la Franja se intenta reconstruir con un desasosiego que pesa sobre los cuerpos, porque la historia ha sido indiferente con ellos, porque hoy tienen paz y sobre mañana nada conocen ni pueden predecir.
Reconstruir Gaza, levantar sus edificios, sus servicios educativos y sanitarios, costará mucho. Según organismos internacionales, millones de dólares. Ahora a los palestinos no les importan esos números. Tienen bastante con tanto horror.
Foto de portada: El Periódico