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El Día Internacional de la Mujer y las cárceles en Estados Unidos

José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

El sistema penitenciario de Estados se precia y publicita, como uno de los mejores del mundo tanto en su versión pública como privada, pero las estadísticas, realidades y secretos develados transmiten otra cruda realidad.

Los casos de mujeres encarceladas y condenadas injustamente son frecuentes, la retórica de una quimera igualdad de género y reconocimiento a la mujer son frecuentes en los informes oficiales, que no pueden ser avalados por lo que sucede a diario.

Cuando se trata de encarcelamiento y condenas injustas, las mujeres enfrentan desafíos únicos,  no solo son directamente afectadas, sino que también deben llevar gran parte de la carga financiera y el cuidado de sus seres queridos cuando están encarceladas. Sin embargo, las conversaciones sobre el encarcelamiento masivo a menudo han pasado por alto a las mujeres, a pesar de que son el grupo de personas encarceladas de más rápido crecimiento.

Hoy, se ha establecido que, la población de mujeres en las cárceles estatales ha crecido a más del doble de la población de hombres en las cárceles estatales. Las mujeres representan aproximadamente el 10% de los 2,3 millones de personas encarceladas en los Estados Unidos, pero a pesar de que constituyen un porcentaje relativamente pequeño de la población encarcelada en general, el número de mujeres en las cárceles estatales está creciendo a un ritmo mucho más rápido que los hombres. Entre 1978 y 2015, la población carcelaria estatal femenina creció en un 834 %, en la actualidad esa cifra es superior.

Otra característica es las mujeres están encarceladas de manera desproporcionada en cárceles donde más de la mitad de ellas aún no han sido condenadas por un delito y aún se presumen inocentes. Aproximadamente 231,000 fueron detenidas en cárceles y prisiones en todo Estados Unidos en el 2019, y aproximadamente 101,000 fueron detenidas en cárceles locales. Entre las mujeres en estas cárceles locales, el 60 % aún no había sido declarada culpable de un delito y estaba a la espera de juicio. Un factor que contribuye a la alta tasa de mujeres en las cárceles antes del juicio es que es menos probable que las mujeres puedan pagar la fianza o pagar otros honorarios y multas que les impiden regresar a casa para esperar sus juicios.

Un dato que produce escozor es que la mayoría de las mujeres encarceladas son madres. Más del 60 % de las mujeres encarceladas tienen hijos menores de 18 años y casi el 80 % de las mujeres encarceladas son madres. Las mujeres encarceladas tienden a ser madres solteras o cuidadoras principales con más frecuencia que los hombres encarcelados. Esto significa que es probable que su encarcelamiento tenga un gran impacto en sus hijos y familiares. Muchos hijos de madres encarceladas son colocados en programas de cuidados de acogida, con el tiempo esto ocasiona un irreversible desarraigo madre-hijo.

Las mujeres tienen más probabilidades de ser encarceladas lejos de sus hijos porque hay menos cárceles para mujeres que para hombres, lo que dificulta y resulta costoso para sus hijos y familiares verlas en persona. Después de su encarcelamiento, como se ha señalado puede ser extremadamente difícil para las madres reunirse con los niños que fueron colocados en hogares de acogida.

El caso de Rosa Jiménez, quien se reunió con sus hijos después de pasar 17 años en la cárcel injustamente. Doscientas cuarenta y uno mujeres han sido exoneradas desde 1989.

Resulta insólito conocer que de las 2.750 personas que han sido exoneradas en las últimas tres décadas, alrededor del 9% eran mujeres, según datos recopilados. La mayoría de las mujeres exoneradas fueron condenadas por delitos que nunca ocurrieron. Casi el 73% de las mujeres exoneradas en los últimos 31 años fueron condenadas injustamente por delitos que nunca se produjeron. Estos “crímenes” incluyeron eventos que se determinaron como accidentes, muertes por suicidio y crímenes que fueron fabricados.

Aproximadamente el 40% de las mujeres exoneradas fueron condenadas erróneamente por lastimar a sus hijos u otros seres queridos a su cargo. Casi un tercio de ellas fueron condenadas por delitos en los que la víctima era un niño(a).

Solo 11 mujeres han sido exoneradas con la ayuda de pruebas de ADN. La evidencia de ADN fue fundamental para probar la inocencia de cinco de estas mujeres, y ayudó a probar la inocencia de las otras seis mujeres junto con otros factores determinantes. La cantidad de mujeres exoneradas con la ayuda de pruebas de ADN es significativamente menor que la cantidad de hombres exonerados por estas pruebas, más de 300, en gran parte debido a los tipos de delitos por los que las mujeres tienden a ser condenadas. Más hombres son condenados por delitos como violación y asesinato, en los que es probable que se dejen más pruebas de ADN, que mujeres.

Hasta la invocada ciencia ha sido empleada en contra de las mujeres. Las pruebas forenses falsas o engañosas contribuyeron a las condenas injustas de 84 mujeres que han sido exoneradas desde entonces. Los errores en las pruebas forenses, la información basada en métodos forenses no fiables o no probados, la información o pruebas fraudulentas y la información forense presentada con una confianza exagerada y engañosa pueden contribuir a las condenas erróneas. Tales factores contribuyeron a las condenas erróneas de estas 87 mujeres, cuyas sanciones han sido anuladas durante las últimas tres décadas.

Estas son solo algunos aspectos que caracterizan a la situación de las mujeres en cárceles del país más poderoso del mundo, pero con políticas de derechos humanos ineficaz.

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: Reuters.

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