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Colombia: Elecciones serán decisivas para la reforma agraria

Por Michele de Mello.

La concentración de tierras fue una de las principales razones de los 58 años de conflicto armado en el país 

Las elecciones presidenciales del próximo domingo (19) serán fundamentales para el futuro de la cuestión agraria en Colombia. Al igual que Brasil, el país está marcado por la concentración de la tierra y el latifundio, que fueron dos de los principales motivos del estallido y mantenimiento del conflicto armado que dura 58 años. 

El Pacto Histórico, coalición que unifica al centroizquierda, defiende la plena implementación de los Acuerdos de Paz, garantizando la reforma rural y repartiendo tierras a los pequeños agricultores. “Caracterizamos a Petro como progresista-liberal. No creemos que pueda hacer una reforma agraria integral y popular, pero creemos que puede avanzar en la democratización de la tierra”, comenta el secretario ejecutivo de la Coordinadora Nacional Agraria (CNA). Fabián Barreto. 

La Liga de Gobernadores Anticorrupción, planilla encabezada por Rodolfo Hernández y representante de la derecha del país, propone mantener una política de subsidios mientras los campesinos cumplan con la producción prometida, pero no habla de redistribuir la tierra. “Un posible gobierno de Hernández sería la continuación de una política de despojo de las tierras. Creemos que los paramilitares se quedarían en el territorio, lo que sería muy complicado para la seguridad de las comunidades”, analiza Barreto. 

La diferencia en el programa también se expresa en el perfil de los candidatos presidenciales. Gustavo Petro es senador, fue diputado, alcalde de Bogotá y uno de los fundadores de la guerrilla urbana M-19. Rodolfo Hernández es ingeniero, empresario y terrateniente. Vive en una finca en Pidecuesta, en el departamento de Santander, y asegura que su fortuna valuada en US$ 100 millones fue resultado “70% en terrenos y 30% en permutas, ventas y financiamientos”.

Tierra de nadie 

No existe una encuesta oficial reciente sobre la tenencia y distribución de la tierra en el país. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1903 y 2021 el Estado colombiano entregó 60 millones de hectáreas de tierra, equivalentes al 50% del territorio. Encuestas independientes muestran que el 5% de la población colombiana posee el 87% de la tierra. En la década de 1990, frente al despojo y desalojo violento de sus territorios, los campesinos colombianos comenzaron a organizarse y defender con las armas su derecho a la tierra. De este proceso surgieron las primeras guerrillas: las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Común – Ejército del Pueblo (FARC-EP), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), ambas en 1964, y el Ejército Popular de Liberación (EPL), en 1967.  

El inicio del conflicto en el campo y la presión popular llevaron al entonces presidente Carlos Lleras Restrepo a discutir la primera propuesta de reforma agraria del país, creando el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora). Su apuesta era crear una «clase próspera de productores”. 

Sin embargo, la propuesta no fue suficiente y, tras 58 años de conflicto armado entre guerrillas, narcotraficantes, paramilitares y el Estado, el tema de la tierra sigue en jaque. Los Acuerdos de Paz firmados en 2016 preveían en su primer capítulo una reforma rural integral, con distribución de tierras a pequeños agricultores, apertura de crédito, creación de infraestructura en el interior del país para apoyar el proceso de sustitución de ilícitos y autodefensa. -suficiencia en algunos países. Del total de 7 millones de hectáreas que se suponía iban a ser otorgadas a la exguerrillera, solo se cubrieron siete de los 24 espacios territoriales de las FARC-EP, con 24 a 45 hectáreas cada uno. 

Datos del último Censo Nacional Agropecuario indican que de los 113 millones de hectáreas cultivables del país, cerca del 75% de las unidades productivas tienen menos de 5 hectáreas y representan el 2,1% del área censada. Las propiedades con más de 500 hectáreas representan el 0,4% de las unidades y corresponden al 41,1% del territorio. “El problema de la concentración de la tierra ha tenido un efecto negativo en Colombia, caracterizándose por una extrema ineficiencia en el uso del suelo asociado: subutilización de la tierra con potencial agrícola y sobreutilización de la tierra con potencial ganadero”, señala un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación. y Agricultura (FAO). 

Colombia exporta 58 productos a 28 países, siendo los mayores compradores Estados Unidos (37,5%), Bélgica (5,1%) y Holanda (4,6%). Las principales exportaciones agrícolas colombianas son el café, el banano, el cacao y las flores, así como la carne de res y el pescado. En 2021, estos productos representaron US$ 9,4 mil millones (alrededor de R$ 47 mil millones) en ventas, según el Ministerio de Agricultura. 

El sector agropecuario representa cerca del 19% de las exportaciones nacionales, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). El modelo basado en la agroindustria, como en Brasil, garantiza altas cifras de exportación, pero no pone comida en el plato. La FAO indica que Colombia podría sufrir “hambre aguda” a finales de 2022, con 7,3 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria. 

Otro tema planteado por Naciones Unidas es la apropiación extranjera de tierras en Colombia. En 2013, la empresa Cargill controlaba, a través de 36 empresas diferentes, la producción de maíz y soja en 52 mil hectáreas solo en el departamento de Vichada. Fabián Barreto dice que una reforma integral podría garantizar el autoabastecimiento en la producción de cereales, como arroz y maíz, y proteína animal, como carne y leche. Pero para eso, dice, es necesario crear un proyecto que abarque el derecho a la tierra, el apoyo técnico, la planificación de la producción y el subsidio de insumos a los pequeños agricultores. “Hay que hacer un plan de seguimiento, de nada sirve entregar la tierra a los pequeños productores y esperar a que se defiendan”, dice.

Violencia 

“Esperamos que un nuevo gobierno progresista ataque la formación de grupos paramilitares que están al servicio de los grandes terratenientes y trate de liquidar a nuestros compañeros”, defiende el director de la CNA. Desde 2016 han sido asesinados 1.624 defensores de derechos humanos y excombatientes, siendo 930 asesinados durante la administración de Iván Duque. La mayoría vivía en el campo. Solo en 2022 se registraron 44 masacres con más de 100 víctimas. Veintiuna de las víctimas eran firmantes del acuerdo de paz.  Ante la violencia en el campo, la CNA comenzó a organizar guardias campesinas e interétnicas junto con el movimiento indígena y las comunidades quilombolas. Hay alrededor de 700 campesinos organizados y 200 guardias indígenas, con mayor presencia en la región del Cauca, Arauca, Santander, Cesar y Amazonas. “Es una estrategia de autoprotección que va ligada a nuestra propuesta de territorios campesinos agroalimentarios”, dice Barreto. Hasta el momento hay 500.000 hectáreas declaradas como territorios campesinos agroalimentarios. La meta de la CNA es llegar a 10 millones de hectáreas. 

La Coordinadora, que agrupa a 50 organizaciones campesinas y es el brazo de la Vía Campesina en Colombia, también ha construido biofábricas para producir abonos orgánicos. “Queremos construir una gran fábrica nacional de bioinsumos”, dijo el director de la CNA. “Apostamos a que va a ganar Petro y Francia Márquez. Tenemos mucha identidad política con Francia en esta boleta. La disputa institucional es un eje de lucha. En este caso ganaríamos el gobierno, pero la disputa por el poder es mucho más larga” , concluye Fabián Barreto. 

Tomado de Brasil de Fato/ Foto de portada: Daniel Munhoz / AFP .

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