EEUU: Delegación de la Casa Blanca regresa tras segunda visita a Venezuela
Por Geraldina Colotti.
La segunda visita de una delegación estadounidense de alto nivel a la República Bolivariana de Venezuela estuvo envuelta en una comprensible discreción. El presidente, Nicolás Maduro, anunció la llegada de funcionarios estadounidenses durante la entrega del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, precisando que en ese momento se encontraban reunidos con el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, delegado plenipotenciario para el diálogo con la oposición.
La reanudación de las negociaciones con la derecha más atlántica y golpista, actualmente inmersa en enfrentamientos internos para decidir los candidatos a sus primarias, era uno de los objetivos de la visita. La segunda, explicó Maduro, se refería a las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Estados Unidos, interrumpidas desde enero de 2019, cuando la Casa Blanca decidió reconocer al autoproclamado Juan Guaidó como «presidente interino», y agudizar aún más el asedio multifacético al país bolivariano.
El tema de las medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea y otros países vasallos de Estados Unidos en América Latina, comenzando por Colombia, fue tema del primer encuentro con la delegación norteamericana, el pasado 5 de marzo. El 17 de mayo, Washington anunció su intención de “flexibilizar” parcialmente algunas “sanciones”, concediendo “licencias limitadas”, por ahora hasta noviembre, a multinacionales como la estadounidense Chevron, la italiana Eni y la española Repsol. A Chevron se le permitiría «negociar los términos de posibles actividades futuras en Venezuela», pero sin poder «firmar ningún nuevo acuerdo» con la impresa petrolera nacional, PDVSA.
Durante la cumbre de la OTAN, que tuvo lugar en Madrid a finales de junio, Biden argumentó que Estados Unidos está «mejor posicionado que nunca para liderar el mundo», que tiene la economía más fuerte y las tasas de inflación más bajas que jamás se haya visto registrada en otros países. En realidad, la crisis estructural que enfrenta el capitalismo a nivel mundial se refleja en los datos económicos que muestra Estados Unidos: la inflación es casi del 9%, la más alta de los últimos cuarenta años, lo que significa que seguirán imprimiendo exceso de divisas y que la recesión se avecina.
Los precios de los supermercados se disparan, el poder adquisitivo se derrumba, la gasolina ha pasado de un dólar el galón a 5, y ahora, con las sanciones a Rusia, se les pide a los estadounidenses, que en más del 34% no saben adónde se encuentra Ucrania en el mapa, hacer más sacrificios para enviar armas a Kiev. En un esfuerzo por aislar a Rusia y encontrar fuentes alternativas de suministro, Biden y sus aliados intentan reactivar el comercio con Venezuela que, incluso durante la Revolución Bolivariana, cuando se recuperó el control de los recursos nacionales, estaba entre los cuatro principales proveedores de petróleo a los Estados Unidos, representados por unas 500 de sus empresas en el país.
Así lo recordó Maduro al término de la primera reunión con funcionarios de la Casa Blanca, precisando que el Gobierno bolivariano siempre ha estado abierto al comercio internacional, pero en igualdad de condiciones y soberanía, y que ahora corresponde a quienes han decidido terminar relaciones. – los Estados Unidos y la Unión Europea – encuentran una manera de retomarlas. En este sentido, también con motivo de esta segunda visita, el presidente venezolano envió un mensaje de disponibilidad a su homólogo francés Emmanuel Macron, respondiendo a las palabras que pronunció en la reunión del G7 en Alemania. En esa oportunidad, Macron dijo que, para resolver la crisis producida por la crisis de Ucrania y diversificar las fuentes de suministro de petróleo, habría que restablecer el comercio con Irán y Venezuela.
El gobierno bolivariano es un importante factor de equilibrio internacional, como miembro de la OPEP y de la Cumbre de Países No Alineados (Mnoal), y como gran motor de la integración latinoamericana y caribeña.
A pesar del cerco sufrido, la diplomacia de paz (con justicia social) impulsada por Maduro dentro y fuera del país sale victoriosa. El reciente viaje realizado por el presidente venezolano a algunos países estratégicos en este conflicto, y para la construcción de un mundo multicéntrico y multipolar, lo confirmó aún más.
Los indicadores económicos, que muestran una decidida recuperación –el crecimiento más alto de la región-, hacen cada vez más atractiva la posibilidad de abandonar las intenciones golpistas por una administración Biden que, como se mostró durante la Cumbre de las Américas (la “cumbre de la exclusión”), ya no puede permitirse considerar a la América Latina actual como su «patio trasero». Por supuesto, los halcones del Pentágono no dejarán de incitar a sus perros guardianes en la región, disparando los últimos cartuchos desde Colombia, ahora gobernada por la izquierda. El Gobierno bolivariano ha denunciado que, antes de dejar la presidencia el próximo 7 de agosto, Iván Duque intentará «vengarse de Venezuela» promoviendo ataques contra personalidades y líderes políticos y militares, o ataques como el reciente al sistema eléctrico venezolano.
Pero, mientras tanto, el gobierno bolivariano ha logrado un primer éxito importante: el de desenmascarar la estafa de la “autoproclamación”, protagonizada por Estados Unidos, que tuvieron que negociar con el presidente legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro, a quien habían previamente desautorizado y perseguido hasta el punto de poner precio a su cabeza. Ahora, Guaidó no puede evitar resbalar hasta el último peldaño de la consideración, incluso para los principales megáfonos de Washington, que ahora lo definen como “presidente interino reconocido por algunos países”.
Un portavoz del Pentágono admitió que en la delegación estadounidense, además del encargado de negocios en Venezuela, James Story, embajador en Colombia, también estaba el principal negociador de rehenes de Biden, Roger Carstens. Tras la liberación de algunos detenidos estadounidenses, obtenida durante la primera visita, la delegación quiso traer a casa al menos al veterano Matthew Heath, acusado de planear ataques a algunas refinerías venezolanas, pero regresó con las manos vacías.
Tal como nos explicó el vocero del Movimiento de Liberación Alex Saab, Roigar López, la delegación norteamericana se negó a abordar el caso del diplomático venezolano, secuestrado y deportado a Estados Unidos, atrincherándose detrás de la supuesta independencia de los poderes existentes en los EEUU. En octubre pasado, la deportación del diplomático, uno de los negociadores en el diálogo con la oposición, provocó la ruptura de las conversaciones en curso en México. La audiencia para el reconocimiento de la inmunidad diplomática de Alex Saab se ha fijado para el 29 y 30 de agosto.
Tomado de Resumen Latinoamericano Argentina / Foto de portada: Getty Images.