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Exportar ¿lo más ágil posible?: La experiencia de Dofleini Software, la primera mipyme oficial cubana

Por Lissett Izquierdo Ferrer y Ana Álvarez Guerrero.

 

Cuando en 2021 Dofleini Software se convirtió en la primera mipyme oficial cubana, sus gestores tenían la expectativa de incrementar las exportaciones que iniciaron bajo la sombrilla del cuentapropismo.

Hoy, aunque todos los meses reportan ventas y han accedido a los mercados canadiense, inglés, español y “a veces se suma algún que otro”, la pretensión está en hacer el proceso “lo más ágil posible”, sin mediadores innecesarios. 

Este proyecto que ofrece el “servicio de desarrollo de software especializado en diferentes áreas”, fue de los primeros dentro del sector de las nuevas tecnologías en exportar, luego de que en 2020 se aprobara esa posibilidad a formas privadas de gestión, mediante entidades estatales.

Siempre con Desoft de mediador, desde aquel año Dofleini Software viene realizando exportaciones “de manera consecutiva todos los meses”. Su líder, Carlos Miguel Pérez Reyes, cuenta cómo ha sido esta experiencia en una actividad considerada imprescindible para la recuperación de la economía del país.

Sentado en su oficina, el joven informático explica que hasta ahora solo han conveniado con Desoft, aun cuando la mipyme está incubada en el Parque Científico Tecnológico de La Habana, que también tiene facilidades para realizar actividades de comercio exterior, y que existen otras empresas autorizadas, entre ellas Softel, Solintel y Citmatel.

“Dofleini ha traído a la mesa a todos sus clientes. Desoft no pone el mercado. Nosotros gestionamos el 100% de nuestros clientes, sabemos quiénes son y lo que quieren. Una vez que está todo bien maduro, se lo presentamos a Desoft”, comenta Carlos y lamenta que en ese proceso de formalidades han perdido potenciales clientes.

El papeleo “a veces demora entre dos y tres meses”, porque “la empresa que pretende contratar tus servicios debe demostrar si tiene el dinero para pagar, si su banco puede transferir el dinero a Cuba y si es de origen cubano cumplir otras características especiales”.

El líder de esta mipyme de seis socios y 51 trabajadores considera que Desoft ciertamente les permitió “engranarse” a los mecanismos existentes en el país para el comercio exterior, en lo que no tenían experiencia.

“Por ejemplo, cuando es un cliente nuevo debe inscribirse en el Mincex, además se trabaja con cortes internacionales para la solución de conflictos, en cuentas por cobrar… En esto Desoft tiene más experiencia, pero pensamos que los procesos pudieran ser más eficientes, utilizando la tecnología. De manera que la contratación sea 100% digital y se concrete en un día, sin mediar las firmas clásicas en una hoja”.

Sobre todo, insiste Carlos, porque en actividades de programación e informática hay un mercado muy competitivo a nivel internacional, y “de existir una ligera traba que impida, ya sea el pago –uno de nuestros grandes problemas por el bloqueo– o la contratación eficiente, el cliente se va y busca otra empresa”.

En esta alianza obligatoria hasta ahora, Dofleini ve otras desventajas. “Desoft es una empresa desarrolladora de software, no se dedica exclusivamente a la actividad de comercio exterior. Su objeto social no es hacer más fácil nuestro camino hacia el comercio exterior. Ellos tienen que hacer software para Cuba y exportar sus propios productos y servicios, y lidiar además con todos sus contratos”.

“El hecho de que tengan que asumir un pedazo del trabajo de alguien, lo veo mal en varias direcciones. La primera, son competidores nuestros; la segunda, estamos poniendo en riesgo a la empresa estatal socialista, que está dando su cara ante el mundo para representar una forma de gestión que podría ni conocer; y la tercera es que está haciendo papel de juez y parte, tomando decisiones a partir de sus propios intereses, y no sobre la base de los intereses del que exporta”.

Además, agrega, esas grandes empresas estatales tienen mecanismos de trabajo complejos: miles de contratos, comités de contratación, grupos empresariales… “Esto hace más lentos los procesos, a diferencia de las pequeñas empresas, ya sean privadas o estatales”.

El Gobierno anunció que se aprobarían microempresas estatales especializadas en brindar servicio de importación y exportación a las formas de gestión no estatal. Carlos precisa que hasta el momento no hay ninguna mipyme dedicada al comercio exterior, al menos en la actividad de programación e informática, y considera que, si bien esta vía puede mejorar la situación actual, en el caso del desarrollo del software la exportación directa sería más conveniente. 

A su juicio, otras barreras a la exportación se construyen desde las propias normas. “Las regulaciones están pensadas en la exportación de bienes tangibles, de cosas que se pueden montar en una caja. Pero hay otras actividades, como las nuestras (informáticos, diseñadores, redes sociales) que se alejan de esas reglas tradicionales. Por ejemplo, los procedimientos no están pensados para exportar servicios informáticos de corta duración”.

Por cada servicio que Dofleini exporta, el 20% del pago lo recibe en pesos cubanos, por la tasa oficial de 1 USD x 24 CUP. Del 80% restante, Desoft cobra una comisión del 3%.

En la Mesa Redonda de este lunes se aunció que se autorizará que determinados actores económicos no estatales realicen directamente actividad de comercio exterior bajo el control del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Entranjera. “Estamos evaluando comenzar por las entidades que exportan servicios informáticos”, dijo la viceministra primera de ese organismo.

Si se eliminara esa mediación estatal, ¿cómo desarrollarían la actividad de comercio exterior? “Lo primero sería la exportación de nuestros productos y servicios mediante plataformas digitales. Un servicio completamente en línea, lo más ágil posible, a la altura del primer mundo. De hecho, esta plataforma ya está preparada”.

“Lo haríamos con total transparencia, en cuanto a impuestos, ingresos y cantidad de clientes, y siempre de conformidad con lo establecido en el país”, asegura Carlos.

No obstante, considera válido mantener la opción de que una empresa estatal especializada pueda representar los intereses de las formas no estatales, lo cual existe en otros países. “Entendemos que determinados trabajadores por cuenta propia o pequeñas empresas, que no han tenido mucha experiencia en la exportación de servicios, pueden ver en estas empresas mediadoras una alianza importante”.

Obtener e incrementar las divisas es una urgencia para el país; quitar trabas y agilizar procesos, una necesidad, aún más cuando insertarse desde Cuba en el mercado internacional no es tarea fácil. “Nuestra infraestructura no tiene el mismo nivel de desarrollo que la de otras empresas en el mundo y acceder a determinado financiamiento es complejo”.

“Pero sí se puede lograr, lo hemos demostrado”, dice con total seguridad el líder de Dofleini, cuyos esfuerzos también están dedicados a la transformación digital de la sociedad cubana. Trabajan en más de 30 empresas en la creación de sistemas que sean disruptivos, o sea, que cambien la forma de utilizar la tecnología con el objetivo de ser más eficientes.

 

Tomado de Cubadebate/ Fotos:  Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

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