Internacionales

Ecuador: Autopista para el narcotráfico

Por Adriana Robreño.

El narcotráfico tiene en jaque a Ecuador, convertido en una autopista para el traslado de drogas hacia los mercados del norte global pese a constantes incautaciones de sustancias ilícitas.

La ola de delincuencia que se vive en las calles del país se suma a la crisis carcelaria latente desde hace dos años, la cual costó la vida a más de 410 reclusos, bajo la custodia del Estado.

En algunas regiones del país, como la provincia de Esmeraldas, la tasa de homicidios registra cifras sin precedentes con 48,8 muertes por cada 100 mil habitantes, un dato superior al de países como Honduras, México y Colombia, naciones tradicionalmente azotadas por la violencia narco.

 

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Las organizaciones criminales vinculadas al tráfico son cada vez más violentas y comenten acciones típicamente terroristas: asesinatos a policías, coches bombas, disparos indiscriminados, asegura Jorge Paladines, profesor de la Universidad Central del Ecuador.

De acuerdo con el jurista, hay una expansión del poder criminal, no solo por la ubicuidad -están presentes en todas las provincias de la costa-, sino también por la funcionalidad, ya que además del narcotráfico, cometen delitos como asalto y extorsión.

Ante ese panorama, el presidente Guillermo Lasso decretó Estado de excepción en las tres provincias más afectadas por la inseguridad y donde tuvieron lugar la serie de atentados a inicios de noviembre: Guayas, Esmeraldas y Santo Domingo de los Tsáchilas.

Si bien la crisis de violencia derivada del narcotráfico no es algo nuevo, la escalada actual es inédita en cuanto a la intensidad y frecuencia de los actos criminales.

La causa, de acuerdo con el ejecutivo, es la reubicación de más de dos mil 500 reclusos en busca de disminuir el hacinamiento en las penitenciarías, una decisión que no fue bien recibida entre los detenidos y respondieron con ataques a policías y militares.

El 1 de noviembre se reportaron 18 atentados en 24 horas.

 

Narcobandas

Desde las cárceles las bandas demuestran su poder y disputan la fuerza al Estado ecuatoriano, a la vez que buscan el control del tráfico.

Los Choneros tenían el monopolio del crimen en Ecuador y luego de la muerte de su líder, en 2020, se generó una especie de diáspora con lo cual se conformaron otras organizaciones criminales como los Chone Killers, al servicio de cárteles extranjeros.

Para Alexandra Zumárraga, exdirectora de Rehabilitación Social, esa influencia directa divide a las pandillas en grupos, en dependencia de sus aliados en el exterior, entre ellos, el cártel de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación.

En redes sociales circularon recientemente videos donde seis pandillas aseguran haber llegado a un “acuerdo por la paz”.

“Nos unimos en una sola causa que es retomar la paz y tranquilidad de todo el territorio ecuatoriano y los centros de privación de libertad”, dijo una persona con un micrófono en lo que parece ser el patio de una prisión junto a decenas de reos.

Las palabras iban dirigidas al presidente Guillermo Lasso y al director del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI), Guillermo Rodríguez, a quienes informan que no están en guerra con el Estado.

Como parte del acuerdo, el recluso nombra bandas como Los Lobos, Los Tiguerones, Los Lagartos, Mafia 18 Tiburones, Los Duendes y Latin Kings, a la vez que solicita al ejecutivo ayuda con una “buena rehabilitación”, con cursos, capacitaciones y terapias psicológicas.

En declaraciones a Radio Pichincha, Zumárraga calificó al anuncio de paz como “mafioso” y consideró que están involucradas autoridades estatales.

El auge del narcotráfico en Ecuador se debe, entre otras cuestiones, a la posición geográfica de la nación, justo entre Colombia y Perú, dos de los principales productores de cocaína del mundo, y por contar con puertos considerados funcionales para la actividad, subrayó la especialista.

En su opinión, los líderes de las bandas y los traficantes no están dentro de las cárceles, “son invisibles” y quizás están dentro de estructuras políticas o son empresarios de alto nivel.

En total, en el país operan alrededor de 25 cárteles, y no todos son mexicanos, según aclaró al portal de noticias Ecuador Inmediato el sociólogo y experto en temas de seguridad Fernando Carrión.

La dolarización también favorece el lavado de activos y eso estimula el narcotráfico, subrayó el analista.

El otro factor que hace de este país suramericano un escenario ideal para el desarrollo de las bandas son, como advierten los expertos en el tema, las escasas inversiones sociales, lo cual estimula a muchos jóvenes a sumarse a esas mafias en busca de ingresos.

Quienes integran las bandas no llegan por lo general a los 30 años, muchos son menores, generalmente viven en territorios donde no llegan las políticas sociales y por eso terminan siendo reclutadas.

Además de la ausencia de inversiones públicas en áreas de interés social, desde el gobierno de Lenín Moreno (2017-2021) se dejó de destinar fondos a instituciones de seguridad, por ejemplo, a las propias prisiones, y el actual mandatario, Guillermo Lasso, redujo el presupuesto de la Policía.

 

Droga decomisada

Desde enero hasta la fecha, la Policía Nacional de Ecuador suma 173 toneladas de drogas incautadas, informó a mediados de noviembre el coronel Yuri Narváez, de la unidad antidrogas.

 

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Según el oficial, más de una tercera parte fue detectada en puertos marítimos del país, principalmente en la ciudad de Guayaquil, capital de la provincia de Guayas.

Justamente allí detuvieron el traslado hacia Países Bajos de 1,3 toneladas de cocaína en el interior de un contenedor de banano, detalló Narváez.

También en Machala, capital de El Oro, provincia fronteriza con Perú, incautaron 147 kilogramos de cocaína escondidos en otro contenedor de banano que iba para Alemania.

Por el país transitan entre 700 y 800 toneladas de drogas, sin contar que ya el territorio nacional no solo es una ruta de tránsito, sino de producción, precisó Fernando Carrión.

Además, afirmó que el problema de la política para frenar el tráfico es que está centrada en decomisar las salidas por el Pacífico, sin tener en cuenta lo que circula por la cuenca del Amazonas.

Si bien Ecuador es una de las naciones con más decomisos de cocaína en los últimos años, hasta los primeros días de noviembre la tasa de homicidios llegó a 20,59 por cada 100 mil habitantes, la más alta de su historia y en los motines carcelarios murieron más de 410 reos en dos años.

 

Estados Unidos, la solución de Lasso

Miembros del gabinete ejecutivo dijeron públicamente que la acción violenta de las células criminales se debe a las alianzas con cárteles mexicanos -aunque hay muchos otros presentes y articulados-, y a las acciones de la administración para erradicar el flagelo del narcotráfico.

Sin embargo, los analistas aseguran que las medidas del Gobierno -como el Estado de excepción- son un “parche”, porque no terminan de ser suficientes para detener una violencia que responde a causas multifactoriales.

La estrategia del mandatario Lasso frente a la inseguridad incluye un plan de cinco mil 300 millones de dólares que pretende sufragar con el apoyo de Estados Unidos, cuya subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, visitó Quito recientemente.

Para los analistas la propuesta del gobierno es implementar un Plan Ecuador, muy similar al Plan Colombia, lo cual podría afectar la soberanía de esta nación sudamericana y fomentar el paramilitarismo, como ocurrió en la nación vecina, donde fracasó esa iniciativa.

La solución a la violencia y la inseguridad pasa por eliminar la base social del narcotráfico -afirmó Paladines-, porque podemos tener los mejores sistemas de inteligencia, regímenes duros en las prisiones, extraditar a los cabecillas, pero el crimen continuará.

 

Tomado de Prensa Latina.

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