Cuba transita un nuevo camino en la búsqueda de una vacuna contra el dengue
Por Flor de Paz* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
Cada contagio con uno de sus cuatro serotipos es único, al extremo de que si transcurrido meses —o incluso 20 años—, la persona entra en contacto con otro, es capaz de desarrollar la forma más peligrosa del dengue: el grave o hemorrágico.
Cuando ocurre, el anticuerpo de la primera infección se une al segundo virus y facilita su entrada a la célula, de forma tal que muchas de estas son infectadas y la viremia es mayor. Dicho proceso lleva a la permeabilidad vascular: se abren los capilares y el líquido sale.
En tal situación, la muerte puede sobrevenir en pocas horas, si el paciente no recibe una adecuada atención médica hospitalaria. Evitar la trasmisión del virus entre los humanos a través los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus y contar con una vacuna capaz de inmunizar frente a los cuatro serotipos son imperativos de larga data.
La principal dificultad para hallar un inmunógeno preventivo ha sido lograr la protección frente a los cuatro virus. “Pero eso, que en principio puede conseguirse, pasa por un cambio, porque serían vacunadas personas a las que nunca le dio dengue y otras que han padecido uno o dos dengues. O sea, que desconocemos que trae el individuo inmunológicamente, aunque sepamos lo qué estamos inyectando.
Si, además, la vacuna no está bien diseñada y evaluada, pudiera convertirse en un potenciador de la respuesta negativa, que es lo que no queremos”.
Lo explica en el programa televisivo Observatorio Científico la Doctora en Ciencias María Guadalupe Guzmán Tirado, jefa del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK)—, quien ha estudiado la enfermedad durante más de tres décadas y dedicado una parte de ese tiempo a la búsqueda de un inmunógeno protector.
Ahora —asegura la científica—, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) y el IPK, junto a otras instituciones científicas cubanas, estamos trabajando intensamente en una estrategia novedosa, alternativa a las anteriores que hemos desarrollado tanto en nuestro país como en otros, para la obtención de una vacuna contra el dengue, que consiste en fortalecer la respuesta celular inmunológica. Y esperamos que los resultados sean positivos.
De acuerdo con Cubadebate, el Doctor en Ciencias Gerardo Guillén Nieto, director de Investigaciones Biomédicas del CIGB, presentó en una reunión encabezada por el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, dicha estrategia cubana para la vacuna del dengue.
“Es un camino que aún requiere de tiempo, pero que cada vez se hace más viable ante la solidez del acervo de conocimientos y resultados logrados por los científicos y científicas cubanas que trabajan en esta iniciativa y que ha alcanzado un gran prestigio internacional”. Y añadió: “se trata de un proyecto nacional emprendido en 1992, por iniciativa de Fidel”.
Por su parte, el equipo científico del departamento de Virología del IPK, de significativa trayectoria, ha protagonizado avances reveladores en el conocimiento del dengue a nivel mundial. Entre ellos, observaciones epidemiológicas y virológicas realizadas en Cuba, que además tienen una base genética, han concluido que los individuos de ascendencia europoide corren mayor riesgo de desarrollar dengue hemorrágico.
Hemos visto —explica la doctora Guzmán— que hay nexos entre la etnia del individuo y el grupo de genes asociados a la sensibilidad o resistencia para padecer la forma grave de la enfermedad.
Otro elemento que el grupo valoró, vinculado a la gravedad de las epidemias en términos de casos hemorrágicos contra total de casos, tiene que ver con los cambios que el virus experimenta en esos episodios.
Investigaciones pioneras del equipo que encabeza la doctora Guzmán, de seguimiento médico a personas que padecieron las dos formas en que se presenta la patología, también indican que en la medida en que el dengue ha ido tomando más espacio a escala global la enfermedad está más asociada con el daño de órganos (miocarditis, encefalitis, hepatitis, manifestaciones neurológicas).
El primer trabajo —explicó la experta— se extendió seis meses y resultó que una parte de los participantes mantuvieron sintomatologías que siempre relacionaron con el dengue (fatiga, irritabilidad, dolores articulares).
Una segunda investigación abarcó un período de dos años e incluyó la práctica de algunos marcadores de inmunidad, además de la evaluación clínica del paciente. Según este sondeo —agrega— parece que hay un fenómeno de autoinmunidad que lleva a mantener en el tiempo una sintomatología determinada, con mayor frecuencia en la mujer.
De la labor científica sistemática encabezada por el IPK en Cuba también resultó la clasificación que en 2009-2010 aceptó de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para esta enfermedad: la de dengue y dengue grave (la antigua es dengue y dengue hemorrágico).
“Cuba desempeñó un papel líder en este cambio que conceptualiza mejor el manejo del paciente y la identificación de cuándo un caso puede evolucionar a la gravedad”, afirma la experta.
“Los signos de alarma (vómitos persistentes, dolor abdominal o mucho decaimiento) que caracterizan a la forma grave alertan al clínico de que esa persona tiene que ser ingresada, hidratada y mantenida bajo una vigilancia estricta”.
(*) Periodista cubana especializada en temas científicos y Directora de Cubaperiodistas.
Foto de portada: Reuters.