A la cima de las montañas no se llega por caminos llanos
Por Ana Hurtado.
Aquilino, Antonia, Nando y Ángel son personas que ya no están pero que cuando estuvieron lo dieron todo. Por una causa, por una fuerza mayor que se llama solidaridad.
Todos ellos formaron parte del Hermanamiento Nou Barris El Cerro, que lleva casi 30 años dando amor. Recogiendo dotaciones materiales para dárselas a los que por capricho, las fuerzas dominantes, han decidido arrebatárselas. Pero nunca pensaron que hay cosas que jamás pueden ser arrebatadas. Martí lo sabía, y Fidel también. Ahora es todo un pueblo el que lo sabe. Y el que con la frente alzada sabe que la isla se hunde antes en el mar que hincar la rodilla en el suelo.
Después de la caída del campo socialista y habiendo Cuba demostrado al mundo su solidaridad y su humanismo, fue el mundo el que mediante sus amigos, empezó a devolver a Cuba parte de lo que ella nos había brindado. Aunque jamás podría devolverse todo, porque más que ayuda humanitaria, más que médicos, más que soldados para liberar países oprimidos, Cuba nos enseñó a amar la libertad, y esa enseñanza y ese amor, no hay manera ni forma de retornarlo.
Cuba ha brindado una amistad desinteresada a los pueblos del mundo cuando estos más lo han necesitado y como actos genuinos y altruistas, los pueblos ahora a Cuba, le responden con ese mismo amor. Pero Fidel lo avisó en cierto modo a poco tiempo de triunfar la Revolución aunque quizás no con estas mismas palabras textuales: “A la cima de las montañas no se llega por caminos llanos”.
La solidaridad con Cuba es una guerra por la humanidad y por la lógica, contra el imperialismo. Es una guerra por la dignidad de los seres humanos. Los revolucionarios no somos otra cosa que luchadores por la justicia social y por la paz; personas dialécticas que para alcanzar aquello que perseguimos solo debemos entender el pensamiento de Fidel, interpretarlo y adaptarlo al momento en que vivimos.
Los amigos de la isla socialista del Hermanamiento Nou Barris el Cerro llevan tres décadas haciendo en silencio, como mismo hacían en la dictadura franquista, en la clandestinidad, ya maquinando por un mundo mejor cuando el dictador muriera. A día de hoy siguen al pie del cañón, con su presidenta Maruja Ruíz de 86 años a la cabeza. La conocen en Cuba y la conocen en Barcelona. Y no porque ella se haya dado a conocer. Sino porque se ha ganado el respeto de ambos pueblos con el sacrificio de toda una vida por esta causa que se llama socialismo.
Los inicios, fueron difíciles, como los de cualquier proyecto iniciado a pulso. Su primer proyecto fue en el 1995 en pleno periodo especial y se trató de la reparación de 22 ciudadelas, con 16 viviendas cada una. En cada ciudadela los baños y cocinas eran comunitarios e hicieron que cada vivienda tuviera los suyos propios; además de repararles tejados e interiores. Y fue a partir de este primer proyecto, aunque después han venido muchos más y los que siguen en curso, que estos amigos empezaron a organizar brigadas, conscientes de la necesidad de que la gente conozca Cuba.
Desde ese momento, han acercado a la isla a unas 650 personas viajando ininterrumpidamente cada año a excepción de los dos años de pandemia. Porque esa es la mejor manera de que la gente conozca la realidad, visitando y conociendo a este pueblo. Sintiendo a su gente, riendo con ellos, tocando sus manos. Y no escuchando la información de los telediarios occidentales ni de la prensa imperialista.
Esto es para mi un concepto de amistad intachable con la cual Cuba cuenta no solo en España, sino que son muchos los que al igual que estos hermanos, están repartidos por diferentes partes de la geografía mundial.
Qué mejor manera que traer al aquí y al ahora a ese Fidel filosófico y humanista para afrontar los reveses. Qué mejor manera que seguir creando lazos entre Cuba y sus amigos del mundo para que la gente vea cuan grande es esta verdad.
Tan grande es aquello que nos mueve, y tan agradecidos estamos a las enseñanzas de Fidel, que nos faltaría vida para dar las gracias.
Fidel se preparó para los peores momentos y sacó al pueblo de ellos gracias a su capacidad de estudio, otro país en la misma situación se hubiera hundido en el mar. ¿Cómo es posible que el mundo cambie y avance pero la violencia imperialista contra Cuba se endurezca?
Ya no se trata de ideología ni de política el tema de la solidaridad con Cuba. El mundo entero es capitalista y en las votaciones de la ONU el mundo vota contra el bloqueo y es consciente de la obsesiva hostilidad de Estados Unidos contra el pueblo de Fidel.
Cuando logremos entender que esto trasciende la política, la gente se levantará en sus países exigiendo que se acabe este genocidio. No es algo que debemos exigir solo los revolucionarios. Es algo que debe exigir toda persona que tiemble en cualquier lugar del mundo ante una injusticia. Y eso, nosotros se lo debemos hacer ver al mundo. Porque Cuba y su gobierno durante todos estos años han hecho lo indecible por mantener unas relaciones respetuosas con la administración de Washington. De la manera más humana posible. Y a cambio solo ha recibido agresiones y ataques. No hay ninguna ley en la historia de la humanidad que regule y decida el destino de otro país. Solo la Helms Burton.
Y solo porque un país elige ser libre, porque en la situación de Cuba el socialismo es el único modo de ser libre. Por tanto, avasallado y abusado hasta las últimas consecuencias. Y a pesar de todo, pase lo que pase, ese pueblo se levantará cada mañana con su soberanía e independencia como estandarte.
A la memoria de todos los cubanos y amigos de Cuba que ya no están y lucharon toda su vida por el fin del bloqueo.
Tomado de Cubadebate / Foto de portada: Irene Pérez / Cubadebate.