Un Alemán cubano: Manolo Monterrey
Hay músicos, ciudadanos del Caribe, que hicieron de Venezuela su terruño entrañable. Llegaron al país (Venezuela), unos buscando oportunidades, otros llamados por amigos, colegas, otros escapando de alguna situación difícil.
Pasó con Billo Frómeta, con Porfi Jiménez, con Rafael Minaya y pasó con Manolo Monterrey el alegre guarachero al que los venezolanos recuerdan con tanto cariño y gratitud, porque formó parte de una generación de auténticos valores de la música del Caribe en la que dejaron la huella de sus voces, de sus bailes y hasta de las formas de vestir para dar realce a lo que se interpretaba.
Manolo Monterrey sigue siendo escuchado en las programaciones radiales, y eso que se está a las puertas de los 109 años de su natalicio.
Manolo
Manuel Dagoberto Alemán Monterrey nació en Santa Clara, en la Provincia de las Villas, centro de Cuba, el 10 de marzo de 1914, año marcado por un conflicto bélico de gran magnitud: La Primera Guerra Mundial.
Fue un año guerrerista el de su nacimiento, pero había otras efemérides, por fortuna. Por ejemplo, se inauguraba el canal de Panamá, Charles Chaplin iniciaba con notable éxito su carrera cinematográfica y el “Alma llanera” de Venezuela se extendía por todo el continente americano.
Al parecer Manuel Dagoberto nació cantando, y cómo serían esas aptitudes que en su pueblo natal no había fiesta donde no fuera invitado a cantar acompañado de sus hermanos, ya que tenían un conjunto familiar, con guitarra y todo.
En entrevista con él contaba que cuando iba a cantar en la radio en el pueblo había una verdadera “cadena nacional” porque la población entera seguía sus interpretaciones al tiempo que vaticinaban un futuro afortunado para el muchacho que era él.
El hijo de Urbano y Evangelina llegó a participar en Santa Clara en un trío, el “Torres- Monterrey” pero fue más conocido durante algún tiempo más por su talento para la guitarra que por sus aptitudes como vocalista. Se desplazó por varias provincias cubanas, pero siempre regresaba a Las Villas, donde estaba su raíz. Gozaba de buena reputación por la seriedad con la que acometía su regional vida musical.
La sorpresa
¡Oh sorpresa! sorpresa grande cuando en 1938 fue llamado por Bolívar Films para firmar un contrato en Venezuela. Ya tenía 24 años.
Hacía por ese entonces un trío con unas muchachas mexicanas a las que llamaban “Las Guarecitas”. Con ellas recorrió Venezuela, acogiendo el contrato enviado, pero en Maracaibo una de “Las Guarecitas” se enamoró y se casó con el gerente del Hotel del Lago en la capital zuliana. El trío se disolvió pero Manuel Dagoberto se quedó en Caracas. Ya era Manolo Monterrey. Se había quitado el apellido paterno por aquello de la Guerra Mundial pues le parecía que eso de presentarse como “alemán” no era apropiado, que ya se sabe que Hitler hacía de las suyas en esos tiempos.
Para 1940, es decir a dos años de su llegada a Venezuela ya Manolo era guitarrista oficial de Radio Caracas Radio y se hace notable por sus improvisaciones en el recordado programa “Pildorín” que conducía el inolvidable presentador Víctor Saume.
Cuenta Manolo que en aquél entonces a la radio llegaban muchas quejas y reclamos de carácter reivindicativo y él se dedicaba a componer coplas acerca de los conflictos acompañándose de la guitarra. Manolo presentaba el programa de esta manera: “El cronista Pildorín/ ya está en el aire cantando/ las noticias, pero en guasa/ de todo lo que está pasando”.
Así las cosas un buen día se le acercó al cronista Monterrey nada menos que el destacado músico Luis Alfonzo Larrain para solicitarle que se incorporara a su orquesta. Y contaba Manolo que el susto fue muy grande porque él nunca había cantado con una orquesta, y mucho menos de frac, pero si Luis Alfonzo decía que él servía, así sería.
Manolo Monterrey debutó como vocalista de Larrain y ya no cesaría su trayectoria orquestal. Otro tendría que hacer de cronista. Su etapa había sido superada.
Periplo
Fueron cinco los años con Luis Alfonzo Larrain. Después estuvo con la orquesta de Rafael Minaya, dominicano radicado en Venezuela, con la de Jesús Chucho Sanoja, con “Los Peniques”, “Eduardo Quesada”, la orquesta “Terepaima”, “Billos” “Los Melódicos”, Pepe Molina, “Los Armónicos” y nuevamente con “Los Melódicos” de Renato Capriles.
Llegó a formar una orquesta propia, pero solo duró un año.
No recordó Manolo Monterrey quien lo apodó “el ciclón antillano” pero dijo que le sentó muy bien porque para moverse sobre el escenario había que ser peso pluma. Manolo no faltaba a un toque de orquesta, ni a un baile y mucho menos a una grabación.
Tampoco pudo precisar cuántos discos había grabado pero sí recordó que el primer tema que grabó era de asuntos religiosos de ascendencia africana y que también grabó “Qué te pasa”. “Qué te pasa, que no se te ve. ¿Estás enferma? O es que quieres amargar mi vida…”
Manolo Monterrey fue un excelente vocalista pero hay que señalar que fue excelente compositor también. Muchos temas que todavía se escuchan con deleite salieron de su creación, por ejemplo “Se murió Camilo”, “La mazana de la discordia”, “El borracho” y “Bonifacio” siendo éste uno de sus más sonados éxitos con Renato Capriles y Los Melódicos.
Nunca se encasilló en un solo género musical. Se paseó con soltura por el danzonete, el bolero, la guaracha, el porro colombiano. No se quedó en un solo patrón melódico porque decía que eso no ayudaba al músico.
Compartió escenario con los grandes de su época: Rafa Galindo, Víctor Pérez, Víctor Piñero, Manuel Briceño, Genaro Salinas, Emilita Dago, Nelson Pinedo, Kiko Mendive, Alberto Beltrán y muchos más.
Señalaba que en esa etapa musical había una verdadera mística de trabajo y por eso el público, más que extrañarla, la añora.
Sortario
“Fui sortario porque no tuve que ir de local en local para ganarme la vida. Canté en centros nocturnos pero solo en aquellos donde la orquesta era fija, como por ejemplo el ‘Sans Soucí’, el ‘Roof Garden’ y el mismo hotel Tamanaco de Caracas. Y aunque me vestía de forma estrafalaria para dar vida a los personajes que cantaba no fui bohemio. Siempre cuidé de mi salud y de mis hábitos de vida”.
En su voz se recuerdan temas como La Ultima Guaracha, El rey soy yo, La burrita de Petare, Ariel, Mimí Pinzón, Lo que a mí me gusta, Swing con Son, Caminito de Guarenas, Se murió Camilo, Bonifacio, El Jeque, La manzana de la discordia, Tú no me engañas, Karakatiski, El Pompo y muchos más, muchos de los cuales, como ya se apuntó fueron compuestos por él.
Manuel Dagoberto Alemán Monterrey fallecería en Caracas, la ciudad a la que tanto quiso, el lunes 25 de agosto de 1997.
Tomado de TeleSUR.