Habanalike: Mundo virtual versus realidad
Por Indira Ramírez Elejalde
La joven actriz y realizadora cubana Giselle González López, conocida como Giselle Lominchar, estrena este 25 de marzo su más reciente corto Habanalike en el cine Charles Chaplin.
Habanalike fue uno de los proyectos ganadores en la segunda edición del Fondo de Fomento del cine cubano. Filmado en plena crisis de la Covid-19, constituyó todo un reto, pues según su directora se vieron expuestos al cambio de moneda, con repercusión en el presupuesto que les fue asignado.
La propuesta cinematográfica entrecruza las vidas de cuatro personas, sumergidas en un mundo digital, donde se desarrollan como víctimas-agresores de las complejidades de la era digital.
Por ahí va el relato, construido sobre la base de lo que su autora denomina absurdos de la realidad cubana, y motivado también por una perspectiva de género.
Recientemente, tuve la oportunidad de conversar con esta cineasta, quien debutó en la dirección con el corto Sangre (2018).
-Giselle: ¿Por qué Habanalike?
Porque era un momento en que tenía muchos conflictos con las redes sociales. Decidí cerrar mi cuenta en Facebook y, aunque fue precipitado, era lo que necesitaba en ese momento.
Sin embargo, luego me di cuenta de que había sido una reacción un poco exagerada, pues todo depende del uso que uno le dé a las redes.
Las complejidades de enfrentarse a una vida ficticia eran una premisa para mí. Llevar esas problemáticas a nuestro contexto, donde las diferencias entre el mundo virtual y el real son mucho más extremas, fue mi objetivo principal.
-Según planteas, es un corto también sobre los absurdos de la realidad cubana…
Estamos acostumbrados a percibir con naturalidad muchos hechos que quizás para otra sociedad se valoren de irracionales.
Para nosotros, ver una persona dentro de una bañadera en un parque -pues fui testigo de eso- no es una rareza. A diario convivimos con situaciones que motivan la comicidad, pero que a la vez dialogan sobre determinadas crisis sociales.
-¿La mujer, víctima o agresora?
En la búsqueda de nuestro empoderamiento, nos exponemos a situaciones de vulnerabilidad. Eso lo quise reflejar.
La violencia física y virtual de la que muchas son víctimas; las identidades falsas condicionadas por el uso de filtros que hasta promueven operaciones estéticas; y hasta las agresiones que nos provocamos entre nosotras mismas.
-¿Y del trabajo en equipo?
Por una parte, tuve el apoyo de un equipo maravilloso, que entendió la esencia de lo que necesitaba transmitir.
Por otra, fue importante trabajar con actores jóvenes, pero con una trayectoria ya reconocida.
Sacarlos de su zona de confort fue otro hecho gratificante. Juntos creamos personajes, desde la parte física y la emocional, fue un proceso interesante.
En el corto también tuve la dicha de trabajar con Paula Alí, mi actriz fetiche, con la que compartí en Sangre, mi anterior producción. Esta nueva experiencia fue igual de buena.
Antes de concluir la entrevista, Lominchar confesó que la maternidad la había cambiado mucho, no sólo como persona, sino también como cineasta.
Actualmente trabaja en mejorar un guion que concibió durante su periodo de postparto. Una experiencia única para ella y que sin dudas influyó en sus intereses como guionista.
Sobre ello declaró:
“Este corto que viene será sobre la maternidad y estoy segura de que vendrán otros igual de diferentes a lo que hacía antes”.
Tomado de Revista Mujeres