Roberto Garaicoa: ¿Mi mayor contribución? Entregar lo mejor de mí
Por Roberto Chile
«La fotografía es el único lenguaje que puede ser entendido y comprendido en todo el mundo» – Bruno Barbey
Roberto Garaicoa es un fotorreportero de experiencia en el ejercicio de la fotografía, primero como hobby, después como freelancer, y desde hace años y hasta hoy, como profesional de la prensa cubana.
La Casa Editorial Verde Olivo, Cubadebate y la Mesa Redonda son los principales receptores de sus instantáneas. En sus tiempos libres, despliega su potencial creativo y nos ofrece imágenes de la ciudad, la flora, la fauna, retratos y otras experimentaciones que dan muestra de su dominio técnico y su sensibilidad para las artes visuales.
—Amo hacer fotografías: ver, mirar, sentir, pensar, captar. Es una suerte ganarse la vida haciendo lo que a uno le gusta hacer.
Si lo conociera solo por sus creaciones, la permanente presencia de su obra en las redes sociales y su “Arte a 4 manos” junto a Jesús Baena, pensaría que tiene treinta años. Porque Garaicoa, quien ya supera los sesenta, no deja escapar de sí al joven que una vez tomó una cámara y quedó atado a ella para siempre. Esos hombres hacen falta: los que se apasionan con lo que hacen y no dejan que el tiempo les apague la voluntad, el entusiasmo y el brío.
—En 1994, a los diecinueve años de edad, incursionaste en la fotografía. ¿De dónde proviene esa vocación tuya y cuánto tuviste que superarte técnicamente para llegar a ser fotorreportero?
—Mi primer trabajo como fotógrafo de prensa fue en la Mesa Redonda. Allí me ocupé de hacer las fotos para el sitio web. Durante casi dos años cubrí el programa a diario sin percibir salario alguno, debido a que no tenía ningún documento que me acreditara como fotógrafo.
“Mi preparación desde mis inicios fue completamente autodidacta, acompañado por un amigo de la familia, Carlos Pasteur, quien me iba introduciendo en la práctica de la fotografía. Aprendí sobre historia del arte por libros que me regaló mi padre. Siempre me llamó la atención trabajar con imágenes, era algo que me atraía. Empecé por las artes plásticas, pero después me decidí por la fotografía.
“En ese ir y venir, matriculé un curso de fotografía en el Instituto Internacional de Periodismo “José Martí” a sugerencia del periodista Randy Alonso y fue entonces, después de concluir satisfactoriamente y recibir el certificado de graduación, que pude comenzar a recibir un salario por mi trabajo como fotógrafo de la Mesa Redonda”.
— ¿Cuáles han sido las coberturas -o los momentos- más emocionantes de tu trabajo como fotógrafo de prensa?
—Todos los momentos han sido interesantes para mí. El día que no hago una imagen no soy feliz, porque la fotografía para mí es una forma de vida. Disfruto fotografiando. Sin embargo, cuando cubrí las honras fúnebres del Comandante en Jefe Fidel Castro no fue así. Fueron días intensos, de infinito dolor, y a la vez, efervescencia revolucionaria. Fui uno de los cuatro o cinco fotógrafos, poquísimos, que reportamos la partida de nuestro máximo líder hacia el Cementerio de Santa Ifigenia de Santiago de Cuba. Momento difícil, cuando desde el portal del MINFAR vi salir a los soldados de la guardia de ceremonia cargando sobre sus hombros la urna de cedro con las cenizas de Fidel. No sabía si llorar o tomar fotos.
“Lo profesional se impuso, claro, pero me sentía tan conmovido, que en el momento que debía emprender mi trabajo no me percate que Raúl estaba a menos de dos metros de mis espaldas. Esa foto que le tomé por instinto, de perfil, que no supe en ese momento cómo había salido, está en el libro “Ahí viene Fidel” de los periodistas Yuniet López y Wilmer Rodríguez”.
—Entre tus fotografías más relevantes, ¿en cuál te gustaría ahondar y decirnos lo que hay detrás de ella, eso que no se ve en el cuadro?
—Me encontraba en una cobertura por el Día de la Defensa en la Gran Unidad de Tanques de Managua a la espera del presidente Miguel Díaz Canel. Cuando llegó, dio un recorrido por la unidad, conversó con nosotros, con los soldados bajo un sol radiante y enseguida comenzó el acto.
“Mientras Diaz Canel se dirigía a los presentes, micrófono en mano y vestido de verde olivo, yo tomaba fotografías. De pronto oscureció y comenzó a caer tremendo aguacero. Nada, yo me dije, el presidente con un micrófono de corriente en la mano, seguro se suspende el acto hasta que pare la lluvia. Yo cubrí mi cámara con un sobre de nylon para protegerla y quedé a la espera. Pero el presidente siguió hablando bajo el aguacero, como lo hacía Fidel, y yo dije, al carajo la lluvia y la cámara. Le quité el nylon y seguí. Con esta fotografía dejé constancia de ese momento”.
— ¿Qué te ha aportado el oficio de fotógrafo y cuál crees que haya sido tu mayor contribución a la prensa cubana?
—Soy versátil en el oficio de la fotografía. Me desenvuelvo en diferentes géneros y estilos. Mi género preferido es el retrato, que es el que me ha dado más oficio. Como fotógrafo he tenido momentos de satisfacción, logros, desengaños, todo lo que depara la vida. He conocido infinidad de personas, he ganado amigos, todo eso gracias a mi trabajo en la prensa. Ahora bien… ¿mi mayor contribución? entregar lo mejor de mí. Sentir que cada vez que culmina una cobertura o un fotorreportaje hay algo que vale la pena. También la prensa me ha exigido responsabilidad, seriedad, veracidad, ética, y a la vez me ha salvado del orgullo malsano y la prepotencia en la que cualquier ser humano puede caer, cuando ha cultivado en mí dos importantes virtudes: la sencillez y la modestia.
—El arte de la fotografía puede sintetizarse en ver, mirar, sentir, pensar, captar. ¿Cuánto disfrutas todo ese proceso creativo en las coberturas de prensa propias de tu trabajo y cuánto te complace salir con la cámara a hacer fotografías en franca libertad?
—Disfruto mi trabajo. Los fotógrafos vemos de una manera peculiar a los demás, porque siempre miramos como si lo hiciéramos a través del lente de la cámara. Vemos la vida de una manera diferente y ese pequeño espacio virtual de la realidad, lo representamos, a través de la fotografía verazmente.
“La prensa no debe mentir. La imagen tampoco, porque muestra lo que no pueden las palabras. En el mundo, la imagen de la prensa ocupa un 70 por ciento de la información. Por antonomasia, el ser humano tiende a mirar las imágenes primero y después lee. Por eso la fotografía de prensa no puede fallar, porque es la cara del suceso, de la noticia.
“Siempre llevo en el hombro mi mochila. Trabaje o no, casi siempre salgo con mi cámara a cazar, como decimos en nuestro argot, y cuando regreso a mi casa, llevo conmigo las imágenes que pude captar durante la jornada.
“Amo hacer fotografías: ver, mirar, sentir, pensar, captar. Es una suerte ganarse la vida haciendo lo que a uno le gusta hacer”.
GALERÍA DE IMÁGENES DE ROBERTO GARACIOA
Tomado de Cubaperiodistas