DestacadasInternacionales

Cómo es el centro de tratamiento de cáncer único en América Latina que abrirá en Argentina

Por Gonzalo Herman.

Es para protonterapia, indicada para tumores de difícil acceso y pacientes pediátricos. En julio comienzan a instalar el acelerador de partículas.

El primer centro de protonterapia contra el cáncer de Argentina y América Latina está cada vez más cerca de ser realidad y se construye en el barrio de Agronomía (Ciudad de Buenos Aires).

La protonterapia es un tipo de radioterapia de avanzada para tratar el cáncer. Al igual que las demás, destruye las células cancerosas y hace más lenta su multiplicación. Mientras la convencional utiliza fotones, como su nombre lo indica esta otra se vale de haces de protones, que son partículas subatómicas de carga positiva.

La principal diferencia con la radioterapia con fotones, es que los haces de protones se pueden dirigir con mayor precisión hacia un tumor, de tal manera que haya menos daño al tejido sano circundante. Esto permite usar una dosis más alta de radiación.

En el mundo hay 120 centros donde se ofrece este tipo de terapia, que también estará disponible en la Argentina cuando se inaugure el Centro Argentino de Protonterapia (CeArP), en 2025. Será el primero al sur de los Estados Unidos y lo están construyendo en avenida Nazca y San Martín, frente al Instituto de Oncología Ángel H. Roffo y junto a la Fundación Centro de Diagnóstico Nuclear. Se trata de un proyecto conjunto entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), la Universidad de Buenos Aires y la empresa estatal INVAP, con la colaboración del Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan.

El físico Gustavo Santa Cruz, gerente del área de Medicina Nuclear y Radioterapia de la CNEA y director técnico y científico del proyecto CeArP, explica que la protonterapia “está indicada para el tratamiento del cáncer pediátrico, tumores del sistema nervioso central, tumores avanzados ubicados en la cabeza o el cuello cuando no son operables o tumores en zonas complicadas como la base del cráneo, entre otros”.

¿Cómo funciona la protonterapia?
La radioterapia es un tratamiento que destruye las células cancerosas o retrasa su crecimiento, porque daña su ADN con dosis altas de radiación. La protonterapia es un tipo de radioterapia. En la convencional, con fotones, la energía de la radiación ionizante no se frena y va afectando las células del tejido que recorre.

Con la radioterapia de protones, que son partículas subatómicas de carga positiva, la curva de energía es invertida. Al principio es menor y se deposita menos en las estructuras sanas. Después la dosis entregada va en aumento y se produce lo que se conoce como pico de Bragg, al cabo del cual los protones se frenan por completo. Como se puede regular la profundidad donde se alcanza ese pico, se aplica un depósito de energía más alto y mucho más localizado en el tumor a tratar.

“Se puede decir que los protones son proyectiles de mayor calibre y también mayor precisión: el protón tiene casi 2.000 veces más masa que el electrón y rompe estructuras moleculares, como el ADN. Los haces de protones se producen en un ciclotrón, que es un acelerador de partículas. Este aparato puede producir un haz de protones de 230 mega-electrón voltios (MeV) que penetra 32 centímetros en agua. Pero también se lo puede regular, por ejemplo, para que el haz tenga una energía de 70 MeV y se adentre exactamente cuatro centímetros”, asegura Santa Cruz.

De esta forma, es posible enviar distintos haces para irradiar el tumor en diferentes puntos, para que reciba la dosis prescripta por el médico con una precisión milimétrica. Por estas características, la radioterapia con protones tiene menos toxicidad y menos efectos adversos, mejorando así la calidad de vida del paciente.

El ciclotrón
El ciclotrón produce el haz de protones a partir de hidrógeno de máxima pureza. Este gas está conformado por núcleos de protones unidos a electrones. Al someter al átomo de hidrógeno a una fuente de ionización, pierde el electrón y queda el protón, que es acelerado en el ciclotrón con un campo eléctrico alterno hasta llegar a dos tercios de la velocidad de la luz.

Después los protones pasan primero por un degradador y después por un colimador, rendijas y electroimanes para obtener un haz con la energía apropiada. La tasa de dosis en el tumor es de 2 Gy (Grays) por minuto, entregándose fracciones desde 2 Gy hasta 8 Gy según el protocolo. Sumado al tiempo de preparación del paciente para el tratamiento, la sesión suele durar alrededor de media hora.

Utilidad del tratamiento
Pablo Menéndez, director del Área de Terapia Radiante y Medicina Nuclear del Instituto de Oncología Dr. Ángel Roffo, detalla que “la radioterapia, en general, es utilizada en el 40% de todos los pacientes oncológicos en algún momento de su evolución”.

Según explica, se utiliza “con un componente balístico”: “Tenés que apuntar a dónde está la enfermedad, abarcarla con la dosis adecuada y tratar de reducir al mínimo la dosis que les llega a los tejidos sanos que están alrededor y que no necesitan recibir la radiación”.

Teniendo esto en cuenta, Menéndez explica que la protonterapia tiene un gran beneficio en los pacientes pediátricos que necesitan un tratamiento radiante. “Porque reducir la dosis que reciben los tejidos sanos que están en crecimiento hace que se reduzcan los efectos secundarios y, como son pacientes que sobreviven muchos años, también que baje la posibilidad de que se generen segundos tumores por haber recibido radiación en su tratamiento primario”.

La protonterapia se indica también cuando se debe usar radioterapia administrando una alta dosis de radiación en una zona tumoral que se encuentra cerca de tejidos sanos muy sensibles. El especialista pone como ejemplos los “tumores del sistema nervioso central, en la base del cráneo o en pacientes que ya han recibido radioterapia pero, pasados los años deben recibir otro tratamiento con radiación en la misma zona”.

Hay 120 centros de este tipo en todo el mundo. Este sería el primero en Argentina y en América Latina. “La idea es brindar esta nueva terapéutica a los pacientes que la necesiten en el país pero también va ser un espacio de investigación y educación”, contó Menéndez.

Según estadísticas internacionales, del 1 al 10% de los pacientes que requieren radioterapia se benefician con el uso de protones. Y según la experiencia reciente en un centro de protones en España, de cada cuatro casos derivados para evaluar, solo uno se considera pasible de usar protonterapia.

La tecnología del centro argentino
El corazón del futuro CeArP es un ciclotrón modelo C230, del sistema Proteus Plus®, que pesa 230 toneladas. Se trata de un acelerador circular de partículas que produce haces de protones. Esos haces serán conducidos con precisión milimétrica hasta los pacientes a través de dos gantries o portales, que a su vez pesan 110 toneladas cada uno y que se ubicarán en dos salas de tratamiento. También habrá un sector dedicado a investigación y desarrollo, el LAIDEP (Laboratorio de Investigación y Desarrollo en Protonterapia).

Estos equipos fueron adquiridos a la empresa belga IBA (Ion Beam Applications). De acuerdo a INVAP, comenzarán a instalarlos en julio de este año y la tarea requerirá alrededor de 22 meses. Ya se construyó la cámara donde los ubicarán, que tiene paredes de hormigón de hasta 4,5 metros de ancho. El avance de obra de esta parte del edificio es del 77%.

El centro va a contar también con un sector en el que se va a realizar radioterapia con rayos X de altas energías o fotones y que ya tiene un avance de obra del 95%. Para este servicio, que va a estar disponible entre fines de este año y principios del próximo, se adquirió y se está instalando un acelerador lineal Versa HD. Este aparato trabaja a velocidades superiores a los equipos convencionales, lo que permite brindar atención a un mayor número de pacientes.

También se compró un acelerador lineal para radiocirugía CyberKnife®, que tiene un brazo robótico que se mueve en todas las direcciones e irradia mientras visualiza el tumor a través de imágenes radiográficas en tiempo real.

Además, ya están siendo instalados dos equipos de imágenes, fundamentales para planificar el tratamiento y seguir su evolución: un resonador magnético y un tomógrafo de energía dual.

Tomado de Diario Clarín / Fotos: Telam.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *