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Jugarreta de muerte cruzada de Lasso abre puerta a Ecuador

Por Liset García * / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

La conmoción que sacude a Ecuador desde hace meses, acaba de tocar fondo tras la declaratoria de inocencia de su presidente Guillermo Lasso, para evadir el juicio político iniciado en su contra en la Asamblea Nacional, con lo cual no hizo más que demostrar su culpabilidad y la razón del pueblo y sus legisladores que lo han estado señalando con el dedo.

Pero el mandatario fue más allá al decretar la llamada muerte cruzada el pasado 17 de mayo, disolver ese órgano legislativo y llamar a elecciones generales. Una trama política para mantenerse en el poder, jugando las fichas que le quedan y seguir llenando su apetito de riqueza.

Los acontecimientos tuvieron lugar tan rápido que algunos no han tenido oportunidad de pestañar. Sí el propio Lasso, quien no solo ganó tiempo, sino zafarse del juicio, a sabiendas de que no es tan inocente como ha jurado, claro, sin poner una mano sobre la Biblia, acaso por temor a que Dios lo descubra tomando vino con el mismísimo diablo y le dé su castigo merecido.  

Desde hace meses a su gobierno le estaba llegando la fecha de caducidad, de ahí el pataleo y la toma de decisiones apresuradas, cada vez más impopulares. La privatización del sector público, las concesiones a empresas extranjeras para el extractivismo y la entrega sin control de recursos naturales ancestrales, la autorización a la tenencia y porte de armas, en medio de una generalizada ola de violencia en el país, son apenas ejemplos de las iniciativas de Lasso para hundir el país, mientras proclamaba lo contrario.

Pero como si de una vez se hubiera arrancado la máscara, Lasso ha hecho visible su mano sobre los bancos y se puso de espaldas a los reclamos de los indígenas y demás sectores más empobrecidos, que en definitiva votaron por él porque le creyeron todas sus promesas. Al parecer, frente a ellos ya no desea continuar disimulando.

La trama de corrupción que se cierne sobre el presidente no se anula con uno de sus decretos, pero habría que ver cómo prosigue su escalada de mentiras para evadir la justicia y los emplazamientos  a poner sobre la mesa su mala gestión presidencial.

Como han advertido Rafael Correa, líder de la Revolución Ciudadana y su activa militancia, sobre la mesa está también la oportunidad del pueblo de volver a las urnas, y de forma democrática evacuar la crisis mediante un proceso electoral anticipado, previsto para el próximo 20 de agosto, si no acontecieran nuevas maniobras para aplazarlo.

Frente a los riesgos que se ciernen en los meses que se avecinan ya deben estar apercibidos las fuerzas de ese partido que gobernó la nación con Correa al frente (2007-2017), períodos en los que ganaron protagonismo popular gracias a tanto impuso en lo económico y social, que los gobiernos posteriores de Lenin Moreno y Lasso revirtieron con sus políticas neoliberales.

Lasso no podrá gobernar hasta 2025, y ya adelantó que no aspira a postularse porque sabe bien que no sería reelecto. Pero proseguirá su plan de privatización de facto, de acabar con los servicios públicos y hará otros movimientos para generar oportunidades para su bolsillo y los de sus amigos, si la Corte Constitucional se lo permite.

Otras mentiras estará elucubrando para esquivar la justicia –por delitos de malversación que deberían tener respuesta– y al pueblo. De su resistencia y su movilización han sacado conclusiones y muchos frutos, que ahora pudieran cosechar para beneficio de las mayorías cansadas de tocar fondo.

(*) Periodista cubana.

Foto de portada: PL.

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