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“Me sentiría ofendido si me acusaran de ser nazi y no comunista”, dice Lula

Discurso del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva en la apertura de la reunión del Foro de São Paulo 29 de junio de 2023

Bueno, lo primero que quiero disculpar es que no necesito leer aquí una lista con los nombres de los compañeros de la mesa, porque tres personas que hablaron antes que yo ya los leyeron, (y) entonces me tomaría mi tiempo para hablar con la lista. Como aquí nadie es candidato a nada, (entonces) yo no preciso repetir los nombres.

Una cosa que me gustaría recordar es que quien hoy tiene 43 años, (yo) sólo tenía 10 cuando celebramos la primera reunión del Foro de Sao Paulo. Me gustaría creer que muchos de los que están participando en este foro no teníais más de 10 años en 1990.

Y me gustaría contarles un poco la historia de por qué creamos el Foro de Sao Paulo, por qué discutimos la creación de un foro. Lo primero es que en 1985 yo era consciente de que nunca podríamos alcanzar el poder a través del voto, a través de la democracia. Eso era algo que tenía en la cabeza en aquel momento: no es posible que un trabajador llegue a ser Presidente de la República a través del voto.

Yo había sido candidato a gobernador de São Paulo en 1982, creía que iba a ganar las elecciones por la cantidad de gente que sacamos a la calle, pero cuando llegaron los resultados de las elecciones, sólo obtuve el 10% de los votos. Me sentí muy decepcionado, porque creía que los trabajadores votaban a los trabajadores y me di cuenta de que no era cierto. Era necesario que creáramos un mecanismo para hacer evolucionar la consciencia política de la gente y que pudieran votarnos.

Y llegaron las elecciones de 1989. El PT tomó la decisión de lanzarme como candidato a la presidencia en 1989, en unas elecciones en las que todas las grandes figuras públicas y personajes históricos de mi país se presentaban a la presidencia de la República.

Yo era, entre todos los candidatos, una cosa muy pequeña, un obrero metalúrgico, creador de un partido político (cuando) que sólo tenía ocho años -de existencia-, que se presentaba a las elecciones frente a figuras importantes como Leonel Brizola, un gran camarada que había sido inhabilitado en 1964, que permaneció en el exilio y que regresó a Brasil justo antes de que llegara el momento de presentarse a las elecciones.

Contra el Dr. Ulysses Guimarães, que era el presidente del mayor partido político de Brasil, era presidente de la Asamblea Constituyente y tenía un partido que contaba con 23 gobernadores de estado y 306 diputados y senadores. No había nadie que no creyera que Ulises Guimarães no sería presidente de la República. Tenía un ex gobernador de São Paulo, Mário Covas, que era una figura pública muy importante en Brasil. Estaba el vicepresidente de la República, Aureliano Chaves, y había mucha gente importante de la política brasileña que se presentaba a las elecciones.

(Y) Yo me imaginaba que no tendríamos ninguna posibilidad de presentarnos a esas elecciones, ninguna. Y ocurrió una sorpresa: pasé a la segunda vuelta de las elecciones. Y por primera vez, un metalúrgico de un partido de izquierda en Brasil, que sólo tenía al PC do B como aliado, conseguimos casi el 47% de los votos y casi ganamos las elecciones.

Después de los resultados de las elecciones del 89, en un viaje a Cuba, el compañero Marco Aurelio y yo empezamos a hablar con compañeros del Partido Comunista de Cuba y con el compañero Fidel Castro y pensamos en la posibilidad de hacer un encuentro con toda la izquierda latinoamericana, muchos de los cuales en aquel momento luchaban en partidos muy pequeños intentando hacer la revolución.

Entonces decidimos invitar a todas las organizaciones para que juntos discutiéramos cómo, a través de la organización de los trabajadores y del pueblo en general, podríamos conquistar democráticamente el poder en nuestros países. Así nació la idea de convocar el primer foro de Sao Paulo. Queríamos que la izquierda latinoamericana volviera a hablar entre sí y que disputara los espacios democráticos existentes en sus países.

El primer encuentro tuvo lugar en São Paulo durante el Mundial de Fútbol. Había un país que tenía 15 organizaciones de izquierda, todas muy pequeñas, pero todas muy llenas de verdad, todas muy conscientes de que era a través de ellas que la revolución ocurriría en sus países. Y así empezamos a hablar por primera vez. Pocas personas se conocían, pocas personas tenían relaciones amistosas, y establecimos una forma de ganar confianza entre nosotros, para poder construir lo que hoy llamamos el Foro de Sao Paulo.

Es importante que ustedes recuerden. El camarada Chávez, en la segunda reunión que tuvimos en El Salvador, Chávez quería participar en el Foro de São Paulo y no se lo permitimos. No lo permitimos porque en aquella época Chávez había intentado dar un golpe de Estado en Venezuela, era coronel, era profesor de la academia militar en Venezuela. Se había (habido) dado el Caracazo en Venezuela, habían muerto 300 personas, Chávez había intentado dar un golpe y cuando llegó (y en) a El Salvador, Chávez quiso participar.

Nosotros no dejamos que Chávez participara porque “mira, tú no eres democrático, tú intentaste dar un golpe, tú no vas a participar en el Foro de São Paulo”. Y no lo sabíamos sólo nosotros, lo sabía todo el Foro de São Paulo. Bueno, entonces ya conocen la historia.

El hecho es que el Foro de Sao Paulo fue la primera experiencia latinoamericana en que la izquierda decidió juntarse, sin tener que remover sus diferencias, ni acabar con sus divergencias, pero decidió discutir, desde el punto de vista de la organización democrática, para disputar los espacios políticos de nuestro continente.

Y ustedes saben que hubo muchas victorias en este período. Ustedes saben que América Latina, y especialmente América del Sur, vivió su mejor momento en 500 años, de 2002 a 2010. Fue la victoria en Argentina, en Chile, en Brasil, en Venezuela, en Ecuador. Fue la victoria incluso de gente más progresista en otros países que estaban de nuestro lado, además de la victoria de nuestro compañero Chávez en Venezuela.

Vivimos un período de gran expansión, de conquista social y de participación política en nuestro continente. No creo que haya habido otro momento histórico en que la sociedad de América del Sur y de América Latina haya tenido tantas conquistas y tantas políticas de inclusión social como las que tuvo en este período de 2000 a 2010, 2012, hasta 2015, cuando se produjo el impeachment de la compañera Dilma Rousseff.

Y ustedes saben cuántas veces hemos sido acusados, saben cuánta difamación y ataques peyorativos se hacen contra la izquierda en América del Sur. No somos vistos por la extrema derecha fascista, ni en Brasil ni en el mundo, como organizaciones democráticas. Nos tratan como si fuéramos terroristas, nos acusan de comunistas, pensando que nos ofendemos por ello.

No nos ofendemos, nos ofenderíamos si nos llamaran nazis, neofascistas, terroristas, pero nunca comunistas, socialistas. Esto no nos ofende, esto nos enorgullece, muchas veces (y muchas veces) sabemos que nos merecemos estos ataques.

Normalmente, cuando una persona llega a la presidencia de la República, la gente no se atreve a participar en el Foro de São Paulo. La verdad es esta, a nuestros compañeros, incluso a nuestros camaradas no les gustaba participar en el Foro de São Paulo, porque muchas veces somos elegidos Presidente de la República y no nos gusta oír críticas.

Los mismos que nos aplauden durante la campaña son muchas veces los mismos que nos abuchean. Y en vez de preguntar por qué nos abuchean, los tratamos como enemigos. Y muchas veces abuchean porque no hicimos lo que prometimos durante el proceso electoral. No cumplimos lo que dijimos que íbamos a hacer.

Así que tenemos que aprender a ejercer la democracia, en la medida de lo posible. Porque la democracia es muy importante en la medida en que se establece un cambio de poder. La democracia es un ejercicio constante, yo siempre digo que la democracia es como el matrimonio. Un matrimonio, si el marido y la mujer no se hacen concesiones el uno al otro, cada día, el matrimonio se acaba.

Si en una familia, el padre y la madre no hacen concesiones a sus hijos, la relación se estropea. Así que esto es la democracia, la democracia es hacer concesiones todo el tiempo, ganar todo el tiempo, derrotar todo el tiempo, pero establecer una forma democrática de vivir democráticamente en la adversidad. Y no podemos crearnos problemas unos a otros.

Es importante tener esto claro. Aquí en Brasil, es la primera vez que un presidente gobierna este país por tercera vez, es la primera vez. Ciertamente, si tuviera sentido común, no habría vuelto a ser candidato a Presidente de la República, porque había dejado mi segundo mandato con un 87% de buenas y excelentes valoraciones en este país. Podría utilizar ese capital histórico para los anales de la historia y no volver.

Después de todo, tengo 77 años. No lo parece, se ve que estoy aquí muy joven. Y digo todos los días, para que yo crea, no te digo que creas, me digo que crea, la vejez sólo ocurre cuando la persona no tiene una causa. Si todo ser humano tiene una causa a la que dedicarse, por la que luchar, la vejez no sucede, la vejez, las arrugas pueden aparecer en la cara, pero no aparecen dentro de tu conciencia. Y entonces permanece siempre joven, siempre dispuesto a luchar.

Y volví para gobernar este país, primero por restablecer el proceso democrático de este país. Nos gusta la democracia, nos gusta que la gente proteste contra nosotros, nos gusta que haya huelgas contra nosotros, nos gusta que negociemos. Nada de esto va contra la democracia, todo esto es el resultado de la democracia. La democracia no es un pacto de silencio, la democracia es una sociedad en movimiento, en busca de días mejores, de mejores logros y mejor calidad de vida.

Por lo tanto, la democracia no puede molestar a ningún líder. Y sé cuánto hemos perdido en nuestro continente. Sé lo triste que fue para Argentina tener un presidente de derecha hace poco tiempo. Sé lo triste que fue la salida de Rafael Correa. Sé lo triste que fue la derecha chilena. Sé lo triste que fue el golpe en Bolivia. Sé lo triste que fue la destitución de la compañera Dilma Rousseff aquí en este país.

Y nosotros, en vez de lamentarnos, tenemos que aprender lecciones. ¿En qué nos equivocamos? ¿En qué fallamos? ¿Por qué nos pasó esto? ¿Por qué después de 30 años de intentar hacer la revolución, el Frente Farabundo Martí pierde las elecciones frente a la derecha y en la reelección tiene sólo el 14% de los votos?

No podemos estar toda la vida criticando a los demás. De vez en cuando tenemos que mirar dentro de nosotros y saber qué hicimos mal. ¿Por qué ocurrió eso? ¿Por qué ocurrió el impeachment de la presidenta Dilma? ¿Fue sólo un error de la extrema derecha o tenemos errores como partido político? De vez en cuando, tenemos que pensar, tenemos que meditar, para evitar que nuevos errores entorpezcan nuestro camino hacia la conquista de la calidad de vida de nuestro pueblo.

Volví a gobernar este país porque tengo una misión. Ni siquiera es un compromiso de un programa de gobierno, es una misión. Tenemos que acabar con la desigualdad en el mundo, no es posible continuar con la desigualdad en la alimentación, en el salario, en la educación, en la vivienda, la desigualdad de género, la desigualdad racial, es decir, cada día vemos aumentar el número de pobres en el planeta. Los niños mueren de hambre mientras los ricos tratan de pagar pasajes de cohetes o submarinos para buscar un nuevo mundo, cuando este es su mundo.

Por eso, camaradas del Foro de Sao Paulo. Entre nosotros, ya no hay muchas personas que ayudaron a fundar el foro. Incluso del PT, estaba viendo Zé, estoy yo, Marco Aurélio, tú y Gushiken en esa película. Marco Aurelio ya murió, Gushiken ya murió, sólo quedamos nosotros dos. Como tengo la intención de vivir hasta 120 años, prepárate, porque voy a seguir preparando mis discursos aquí.

Aquí en Brasil suelo llamar a la muerte Caetana y donde esté Caetana yo estoy lejos. E incluso tomé la decisión de no visitar más los cementerios, de no visitar más a los enfermos en el hospital, ahora quiero visitar sólo a los niños que nacen, sólo a las cosas nuevas que brotan, ya saben, porque si levanto la mano alguien puede querer levantarme y llevarme, y eso no lo permitiré.

Quiero decirles que el Foro de Sao Paulo es una bendición que logramos crear en América Latina. La izquierda tiene problemas en todo el mundo. No sé cuántos camaradas europeos están aquí en esta reunión, pero necesitamos repensar el discurso de la izquierda. Tenemos que repensar lo que queremos y lo que tenemos que hacer para conquistarlo.

Muchas veces la derecha lo tiene más fácil que nosotros con el discurso fascista. Aquí en Brasil, enfrentamos el discurso de la costumbre, el discurso de la familia, el discurso del patriotismo, o sea, aquí enfrentamos el discurso de todo lo que históricamente aprendimos a combatir.

En Europa, por ejemplo, la izquierda ha perdido el discurso sobre la cuestión de la migración. Es decir, la izquierda no sabe defender la cuestión de los inmigrantes. Es la derecha la que está realmente en contra, y muchas veces la derecha, como Angela Merkel, tiene la posición política correcta de aceptar a miles de inmigrantes en Alemania.

Tenemos que intentar discutir nuestros errores, para poder corregirlos. No creo, camarada Gleisi, que aquí, entre la izquierda, podamos criticarnos unos a otros. Muchas veces tenemos la costumbre de decir “ah, este tipo está haciendo mal, entonces tenemos que castigarlo, no tenemos que hablar, no tenemos que hablar”. No, entre amigos hablamos personalmente. No criticamos públicamente porque las críticas interesan a la extrema derecha, no interesan al pueblo.

Si tenemos un problema con un camarada, en vez de criticarlo públicamente, tenemos que hablar personalmente. Yo soy Presidente de la República, pero ninguno de ustedes, ninguno de ustedes, ni del PT, ni de los partidos brasileños ni de los partidos aliados de la izquierda latinoamericana, tiene prohibido criticarme o pedir cuentas al PT por un error que yo pueda cometer.

Porque, de lo contrario, no somos compañeros. De lo contrario, no se es un verdadero aliado. Un aliado no es el que siempre está complaciendo y suavizando las cosas, muchas veces el verdadero amigo es el que te dice que estás equivocado. Muchas veces, el verdadero aliado es el que te llama la atención.

Y por eso he aprendido, a lo largo de mi vida, a respetar y admirar al compañero Fidel Castro. Porque desde 1985, a lo largo de la relación que tuve con Fidel Castro, él nunca dejó de hacer la crítica que tenía que hacer personalmente y nunca dejó de elogiar públicamente. Actuaba de otra manera, criticaba personalmente y elogiaba públicamente.

A menudo, en la izquierda latinoamericana nos autodestruimos. Porque muchas veces utilizamos a nuestros adversarios en los medios de comunicación para hablar mal de nosotros, para tratar de destruirnos, para mostrar nuestros defectos. Porque nunca se muestran nuestras virtudes.

Por eso, queridos camaradas, quiero terminar mi intervención diciéndoles. Aunque tengo 77 años, mi energía para la política es de 30. Y ustedes conocen las tareas que tenemos a nivel internacional. Este año, tenemos muchas tareas. Primero, tenemos los BRICS en Sudáfrica, luego tenemos el G20 en la India. Luego tenemos la reunión de la CELAC con la Unión Europea en Bruselas este mes.

Luego tenemos la primera reunión amazónica en el estado de Pará, con todos los países amazónicos, y estamos invitando a la Guayana Francesa a participar. Vamos a invitar a Indonesia y a los dos Congos.

Además, vamos a tener una reunión en Leticia la próxima semana con especialistas y científicos para preparar la llamada Reunión de Belem. Y lo más importante, en 2025 tendremos, por primera vez, una reunión para discutir la cuestión climática en la Amazonia dentro de la Amazonia, en un estado amazónico, para que la gente sepa lo que es realmente la Amazonia.

Y queremos construir una política unificada con los 8 países de América del Sur para que podamos llegar en diciembre, o tal vez incluso antes, a los Emiratos Árabes Unidos para la COP28 con la posición correcta en defensa de los países que mantienen los bosques en pie como América del Sur, Congo, Congo Democrático e Indonesia. Nuestra tarea es muy grande, es muy grande y no podemos perder ni un minuto de tiempo, mucho menos de espacio, de lo contrario perdemos.

Brasil estuvo fuera del mundo durante casi seis años, seis años en los que Brasil no fue tomado en serio en ninguna parte del mundo. Volvimos y queremos volver, no para que Brasil vuelva a ser el centro de atención, queremos volver para que América del Sur y América Latina vuelvan a ser el centro de atención.

Volvimos para luchar por la autonomía de las Naciones Unidas. La ONU no puede continuar con la misma dimensión que tenía en 1945. Es necesario aumentar el número de miembros de la ONU, con África, con América Latina, con los países asiáticos y es necesario cambiar los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Porque son ellos los que producen armas, son ellos los que producen la guerra, sin pasar por la decisión del Consejo de Seguridad.

Entonces estamos en una trinchera, además de ocuparnos de nuestro país, tenemos que ocuparnos de fortalecer el papel de los sectores progresistas y democráticos de la sociedad en este mundo, porque la derecha fascista ha crecido. Ha crecido en muchos lugares, en lugares donde pensábamos que iba a volver a crecer. Ha vuelto a crecer.

Por eso quiero hacer un llamamiento. Camarada Gleisi Hoffmann, presidenta del PT, camarada del PC do B, camaradas de los partidos latinoamericanos. No tenemos tiempo para estar peleando por cuestiones menores. Los que criticaron al compañero Tabaré o los que criticaron al compañero Pepe Mujica saben cuánto los necesitamos en el poder para poder criticarlos.

Entonces, es mucho mejor tener a un compañero nuestro cometiendo algunos errores para que lo critiquemos que tener a alguien de la derecha gobernando que ni siquiera nos permite el espacio para criticar. En Brasil hemos aprendido. Cuatro años de extrema derecha en este país fueron una lección para todos nosotros.

Pero o entramos en razón, o nos organizamos y trabajamos para resolver los problemas de la sociedad brasileña, especialmente con la inclusión social, o la extrema derecha está ahí, diciendo mentiras, usando fake news, violando cualquier parámetro de dignidad para volver al poder.

Por eso, quiero que sepan que pueden contar conmigo. Mientras este corazón joven siga latiendo, estaré luchando para que ganemos la respetabilidad, la dignidad del pueblo trabajador de nuestra querida América Latina.

Un abrazo, queridos, y buen congreso para ustedes.

Tomado de Hora do Povo / Foto de portada: EFE.

 

 

 

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