Internacionales

Liudmila Pavlichenko: “El Ángel de la Muerte” que aterraba a los nazis

Por Argelio García.

Los ejércitos alemanes invaden la URSS en 1941, desatando una orgía de sangre contra la población local. Millones de ciudadanos soviéticos mueren o tienen que huir ante esta masacre. La Unión Soviética es cogida por sorpresa, y no puede detener el ataque. La desesperación inunda al Ejército Rojo.

Pero, en las hora más oscura, surgió una heroína que dio un poco de luz y esperanza a los soviéticos: Liudmila Pavlichenko, el ‘Ángel de la Muerte’.

Liudmila nació en Belaya (Ucrania), en 1916. Desde los 14 años practicaba en una academia de tiro, donde demostró una capacidad innata para el manejo de las armas.

Con 25 años estudiaba historia en la Universidad de Kiev cuando el III Reich lanzó la “Operación Barbarroja”. Los nazis, deseosos de acabar con cualquier rastro de cultura en la URSS, lanzaron un bombardeo contra su facultad reduciendola a cenizas, matando a centenares de estudiantes.

Todos los sueños de Pavlichenko se habían acabado en un instante, su carrera y sus amigos estaban muertos, un sentimiento de venganza se apoderó de ella. Se presentó inmediatamente en la oficina de reclutamiento, para alistarse en el Ejército Rojo.

El reclutador se rió de ella en la cara y le dijo que valía más de enfermera que de soldado. Liudmila no se amedrenta, y le lanza encima todas las medallas que había obtenido en las competiciones de tiro. Ante tal evidencia, Pavlichenko se incorporó inmediatamente a la 25º División de Infantería del Ejército Rojo.

El primer día de batalla, Liudmila y un joven francotirador vieron a un grupo de nazis, ella dudaba en disparar pero al ver caer a su compañero abatido, perdió cualquier rastro de compasión y acabó con la vida de los nazis en un instante, con su fusil Mosin-Nagant.

Era el comienzo de la leyenda…


“Donde pone el ojo pone la bala”

En Crimea y Odessa, en menos de dos meses, acabó con la vida de 187 soldados nazis, superando a todos los francotiradores de su unidad.

Los alemanes le gritaban desde sus tanques, animándola a que desertara del Ejército Rojo y se uniera a ellos, le ofrecían chocolate (en aquella época era un producto de lujo) ropa y dinero. Su respuesta era un disparo mortal.

Su apodo de ‘Ángel de la Muerte’, venía de la facilidad con la que se adentraba en las filas alemanas, abatiendo a soldados y comandantes. Sigilosa y mortal como la Parca, segaba las vidas nazis.

En 1942, fue enviada a Sebastopol, abatiendo a cientos de alemanes, 36 de ellos francotiradores, que ansiaban su muerte, pero que no podían contra la astucia y habilidad innata de esta guerrera soviética.


Cazadora Roja

Las tácticas del ‘Ángel de la Muerte’ eran originales: colocaba maniquíes o cadáveres atados a los árboles para que los soldados enemigos dispararan y revelaran su posición.

Se ocultaba en la lluvia, para disimular su silueta y amortiguar los disparos enemigos. Colgaba trozos de tela en las zonas de viento, para hacer creer que estaba allí.

También se subía encima de árboles para atraer a los francotiradores enemigos. Fingía que moría para hacer salir al tirador enemigo y luego abatirlo.

Era un fantasma que mataba, y se convirtió en uno de los objetivos principales de los nazis.

En 1942 un impacto de mortero la hiere gravemente y tiene que abandonar el frente. Sus enemigos tiemblan de alivio, pero Stalin tiene otro plan para ella…

Gira por EEUU

La fama de Liudmila había llegado a EEUU, Stalin decidió que sería bueno que fuera para que contara los sufrimientos que estaba padeciendo el pueblo soviético ante los nazis.

En 1943 llega a EEUU, donde le dan la bienvenida su presidente Franklin D. Roosevelt y su mujer Eleanor. Pavlichenko fue el primer ciudadano soviético en ser recibido por el presidente de EE.UU.

Su llegada causó una conmoción en la sociedad de la época, donde ver a una mujer que luchará era algo impensable. Los periodistas la agobiaban con preguntas frívolas: “¿Usan maquillaje para pelear?¿Los uniformes no le hacen parecer gorda?,¿Llevan ropa interior para luchar?” etc..

Liudmila respondió esto: “En mi país las mujeres luchan junto a los hombres en el campo de batalla”

Y luego: “he matado a más de 309 fascistas, eso sí, a ningún caballero”. Dejó silenciada a la audiencia.

La primera dama de EEUU la llevó a una gira por 43 ciudades estadounidenses. Cosechó una buena amistad con ella. Recibió de regalo un rifle Winchester con mira óptica, que se conserva en Moscú.

Tras abandonar EEUU, recibió la condecoración de Heroína de la Unión Soviética. Siguió sirviendo en el Ejército Rojo dando charlas y conferencias internacionales hasta 1953.


Ejemplo para el mundo

El 10 de Octubre de 1974 fallece a los 58 años, de un ataque al corazón. Tuvo una vida llena de gloria y sentó un precedente histórico: Las mujeres pueden luchar tan bien como los hombres, y mejor.

Occidente se proclama como el protector de los derechos de la mujer, pero el país que más luchó por ello, y lo demostró con sangre, fue la URSS.

Recordamos la memoria de esta valiente mujer, que cambió el modo de ver el mundo, y la guerra de su tiempo.

Tomado de Acercándonos.

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