El último 26 de julio presidido por Fidel
Por Yurina Piñeiro Jiménez
Un día de coincidencias históricas. Justo se cumplían 53 años del asalto al cielo por Fidel Castro y otros jóvenes revolucionarios que no dejaron morir al Apóstol en el año de su centenario, en 1953.
Granma, una de las provincias protagonistas del julio más rebelde de la historia de Cuba, y luego, cuna de la lucha revolucionaria en las montañas, acogía la sede central de los festejos por el Día de la Rebeldía Nacional.
Más de 100 000 granmenses estaban presentes en el acto de conmemoración del Asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, presidido una vez más por el Comandante en Jefe.
Todo auguraba que sería una jornada memorable, como lo fue. Mas no imaginaba el pueblo cubano que aquel sería el último 26 de julio con Fidel en el podio.
Hoy, cuando conmemoramos los 70 años de aquella gesta heroica en la ciudades de Santiago de Cuba y Bayamo; Cubadebate y el sitio Fidel, Soldado de las Ideas volvemos al ideario de Fidel, en quien siempre encontramos la palabra sabia y precisa para ser mejores revolucionarios y seres humanos.
“Sobre la dignidad se puede construir un mundo”
Aunque no exenta de dificultades heredadas del Periodo Especial, la Cuba de 2006 -sumida en una Revolución Energética y en la implementación de los programas desplegados por la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA)- tenía motivos para celebrar.
En su discurso, el Comandante en Jefe destacó los muchos logros alcanzados por la provincia Granma en el período reciente. Cuatro importantes programas de la Revolución inaugurados allí en el 2002 ya rendían frutos.
Por tan solo mencionar un ejemplo, el Programa de Introducción de la Computación en la Enseñanza Primaria, anunciado en una escuela de Pilón, con solo 18 alumnos, y una computadora alimentada por sistema fotovoltaico, cuatro años después beneficiaba a 74 374 alumnos de primaria con 2 021 computadoras.
Igualmente, Granma conquistaba resultados meritorios en el Programa Audiovisual para la Enseñanza Primaria y Secundaria; en el Curso de Superación Integral para Jóvenes; en el Programa de Salas de Video para llevar la televisión a la población campesina aislada; así como en otros proyectos educacionales y culturales.
A estos aciertos se sumaba la construcción de 614 obras de la Batalla de Ideas, y otros cuatro grandes proyectos de amplio impacto social: el acueducto de Manzanillo, la Circunvalación Sur de Bayamo, el Drenaje Norte de la Ciudad de Bayamo y la reconstrucción de la carretera Veguitas-Yara-Manzanillo; que beneficiaron a miles de familias del territorio.
Específicamente al referirse a la habilitación de la Circunvalación, la cual permitía aliviar el acceso al centro de la ciudad y preservar mejor el patrimonio histórico y urbanístico de Bayamo, Fidel destacó el patriotismo del pueblo bayamés.
“Y no es nada, cuánto más falta por hacer en Bayamo todavía. Mas, no por ello nos arrepentiremos, ni nos parecería absurdo que un día los bayameses quemaran la ciudad de Bayamo antes que entregarla al enemigo. Más vale quemarla y que no haya nada, porque sobre la dignidad se puede construir un mundo”.
El Comandante en Jefe ponderó la capacidad de resiliencia de la nación cubana al bloqueo económico impuesto por el gobierno de los Estados Unidos a la Isla. Muestra de ello en esa etapa era la reconstrucción de 27 escuelas en territorio granmense, las labores constructivas ejecutadas en los consultorios médicos; la apertura en los policlínicos de servicios que hasta entonces solo se ofrecían en el nivel hospitalario; la habilitación de terapias intensivas en los municipios donde no habían hospitales y perfeccionamiento tecnológico de las salas de rehabilitación integral.
Otro gran éxito: la entrega a la población de equipos electrodomésticos más eficientes y ahorradores y la instalación de grupos electrógenos de emergencia, como parte de la Revolución Energética.
“Realmente, Granma no necesita ningún plan de transición yanki para alfabetizar, vacunar y atender la salud de nuestra población”, fue una de las réplicas de Fidel, esa mañana, a la propuesta de “transición” que entonces maquinaba la Casa Blanca y el mandatario estadounidense George W. Bush contra la Revolución cubana.
El pueblo que allí celebraba el aniversario 53 de las acciones revolucionarias en la Ciudad Héroe y la Ciudad Monumento secundó a su líder diciendo al Plan Bush: “¡No!”.
Lo que Fidel recordó a su pueblo
En su discurso por el aniversario 53 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes encontramos esa sabiduría de Fidel, siempre oportuna para preservar las conquistas de la Revolución y el Socialismo.
Al referirse a la formación de dos bandas de conciertos en centros penitenciarios de la provincia y la incorporaron de reclusos a los cursos de superación, Fidel recordó la importancia de la educación en la formación de la virtud humana.
“En vez de violencia y droga, con lo cual no se puede reeducar a nadie, o mejor sería decir educar, porque aquel que va a parar a esa situación es, como norma, el que no recibió educación. Eduquemos y veremos cómo se reducen los que van a las prisiones”.
Alertó que la lucha contra el delito se gana mediante la prevención. “Más que contra el delito es la lucha para que no se desarrollen delincuentes en nuestro país y cuáles son los fenómenos culturales y educacionales, pero, incluso, también los genéticos, que inducen al delito, aparte de la necesidad de disciplina de todo pueblo, de toda nación y de toda sociedad.
“El día en que existan sociedades verdaderamente justas en el mundo —y va llegando la hora, porque no existe otra alternativa—, ese día, con mucha racionalidad, se podrá hacer el uso de toda la fuerza de la educación para crear valores y especialmente trasmitir valores. Esa es una tarea del maestro, del educador, del profesor, desde la primaria hasta los ciento y tantos años”.
El 26 de julio de 2006, el líder de la Revolución cubana instó al humanismo y a la profesionalidad, especialmente, en la asistencia médica.
Acerca de la novedosa iniciativa de habilitar servicios de 24 horas en los policlínicos municipales, manifestó: “¿Por qué va a estar cerrado, si el dolor, o el infarto, la enfermedad puede venir súbitamente? ¿O es que vamos a seguir una especie de norma sindical que corresponda a una fábrica de automóviles o a un astillero? No puede nunca olvidarse que a los hospitales y a los policlínicos van seres humanos, van hombres y mujeres, van niños, van embarazadas, van de todas las edades y proclives a cualquier problema de salud o accidente”.
Reflexionó en torno al deber de servicio al pueblo, el cual debe ser cada vez mejor, basándose en las necesidades de la gente y en la aplicación de la ciencia.
“Todas estas ideas se irán perfeccionando y todos estos servicios se irán también haciendo más racionales; porque pienso que tenemos que hacer cosas cada vez mejores, y cuando ya creamos que es perfecta en un área, ir a otra, que quedan muchas imperfecciones, quedan y quedarán siempre, porque siempre irán renovándose las necesidades”.
Cuando habló sobre la incursión de Cuba como pionera en un programa de salud para los discapacitados, tocó el corazón de las familias.
“Ustedes saben que hay más de 50 000 niños en escuelas especiales, que el retraso mental no es motivo de deshonra de nadie, y en una sociedad como la nuestra un niño con retraso mental debe ir a la escuela, prepararse y alcanzar el máximo de condiciones normales de vida. Nadie tiene culpa; los padres, tal vez, si algunos no han llegado a comprender bien, bien, que en la etapa del embarazo no se debe consumir bebidas alcohólicas, por ejemplo. Los padres pueden llegar a tener un nivel de culpa, pero el niño no tiene ninguna”.
“De todas estas enfermedades volveremos a hablar, pero está planteado el problema y está planteado internacionalmente, para ver si siguen con la bobería de las transiciones, cuando el mundo lo que tiene es que revolucionarse porque es la única forma de salvarse”.
Justo un 26 de julio, 53 años después de haber asaltado el cielo revolucionario, Fidel le dice al pueblo el mensaje más profundo como revolucionario y ser humano:
“Sí, lucharé toda mi vida, hasta el último segundo, mientras tenga uso de razón, por hacer algo bueno, hacer algo útil, porque todos hemos aprendido a ser mejores con cada año que nos pasa por encima, todos los revolucionarios, y el ser humano se enaltece cuando hace algo por los demás”.
“¡Viva el 26 de Julio!”, exclamó el pueblo reunido en la Plaza de la Patria de Granma.
Luego del acto central, en la tarde noche, el líder revolucionario se trasladó a la vecina provincia de Holguín, para inaugurar en la ciudad de Holguín el mayor sistema de grupos electrógenos sincronizados del país.
“Te queremos Fidel, te queremos…” El Comandante responde: “Yo también los quiero a ustedes”; como una premonición.
Cinco días después el Comandante en Jefe emitió una proclama al pueblo de Cuba en la que explicaba que, a causa de una crisis intestinal que lo obligó a enfrentar una complicada operación quirúrgica, debería permanecer varias semanas en reposo, alejado de sus responsabilidades y cargos. Por tal motivo delegaba, con carácter provisional, sus funciones al frente del país en el compañero Raúl Castro y tareas de primer orden en manos de otros compañeros.
Desde entonces participaría esporádicamente en actividades públicas, recibiría personalidades extranjeras y publicaría artículos en medios de prensa del país. Pero nunca más subiría al podio en un 26 de julio, ni vestiría su uniforme de Comandante en Jefe, aunque, para Cuba, siempre lo será.
Tomado de Cubadebate/ Foto de portada: Jorge Luis González.